Los Sodder eran una familia con raíces italianas. Habían llegado a Norteamérica muy jóvenes junto a sus padres en busca de un futuro mejor. George y Jennie se conocieron ya de adolescentes, les unía que los dos eran italianos llegados de niños junto a sus padres. Pronto entablaron una amistad que culminaría en un matrimonio que les daría diez hijos. George que era muy crítico con el régimen de Mussolini y rechazaba cualquier vinculación con la mafia italiana, trabajó muy duro para levantar y sacar a delante su negocio de transportes, hasta que llegó el 24 de diciembre de 1945, la noche en la que desaparecerían misteriosamente cinco de sus hijos.