La Casa Lila, el Amytiville catalán.

A las afueras de la población de Arenys de Mar (Barcelona) se encuentra lo que en su momento fue una ostentosa casa en mitad del bosque hoy en un peligroso estado ruinoso. A través de un camino rodeado de acacias se llegaba a la popularmente conocida como La Casa Lila, según algunos la Amityville catalana.

Fue en 1887 cuando una de las familias más adineradas del pueblo levantó en mitad del bosque una casa de estilo colonial para vivir en ella. La casa se construyó con forma hexagonal y con una gran cúpula superior por la que la luz del sol iluminaba su interior. 


Diferentes detalles ornamentales exclusivos de la época decoraban las estancias, además de su rasgo más característico que eran las paredes pintadas de azul. 



Al amanecer la luz que entraba del sol por la cúpula hacía que aquellas paredes pintadas de azul se reflejaran lilas, de ahí el sobrenombre por la que era conocida. Hasta aquí todo normal en una familia pudiente que cumple su sueño de construir su casa en un lugar tranquilo e idílico del Maresme.

Pero no todo era felicidad ya que el padre de familia era un hombre de negocios que viajaba mucho a ausentándose durante periodos largos de casa y su familia. En los periodos cortos en los que estaba en casa empezó a sospechar que su mujer la estaba engañando. Su mujer era bella y joven y temía que pudiera estar viéndose durante sus viajes con otros hombres más jóvenes. Algo dentro de él lo estaba volviendo loco hasta el punto de volverse cada vez más incontrolable. Incluso llegó a empeorar la relación con sus tres hijos a los que creía tener en contra.

Un buen día el matrimonio tuvo una agria discusión debido a esas supuestas infidelidades que acabaron con la muerte de la mujer de un disparó en un arrebato de ira. Rápidamente el hombre se dirigió hasta el dormitorio de la hija mayor a la que asesinó de otro disparo. Tras eso los gemelos se despertaron y bajaron al piso de abajo donde uno de ellos fue muerto a tiros por su padre al verlo y al otro lo agarro y lo degolló en el baño del piso superior. Acto seguido bajó hasta el sótano con el perro de la familia que no dejaba de ladrar y con una pesada bota de vino lo aplastó.

Cuando todo acabó la realidad de sus actos se le empezaron a revelar al enfurecido padre, que decidió poner fin a su vida ahorcándose en el salón de la casa que un día fue la casa de sus sueños, no sin antes dejar una perturbadora nota: “Lo siento Dios mío pero no fui yo, algo me poseyó”.

¿Fueron aquellos actos violentos y sin sentido obra simplemente de una mente enferma de celos? o ¿realmente hubo algo en aquella casa que incitó poco a poco a aquel hombre a volverse loco y cometer aquellos terribles actos contra su propia familia? En 1974 se cometió un terrible y similar asesinato en la celebre casa de la calle Amityville en Estados Unidos. Entonces un tal Ronald DeFeo saltaría a las portadas del país norteamericano por un escabroso asesinato múltiple del que el propio DeFeo declararía que una extraña voz, que provenía de la casa, le había estado torturando y convenciendo de que asesinara de toda su familia. La casa de Amityville sería conocida como una de las casas más encantadas que existen y de las más misteriosas. Hoy en día no se puede asegurar que
No La Casa Lila sea una de esas casas encantadas como la de Amityville, pese a que se ha logrado captar alguna psicofonía extraña entre las ruinas, las similitudes invitan a la comparación.

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