Marte: Zona Ciega.

Al llegar a la colonia marciana, el comandante Sinclair descubre que todo está… demasiado en silencio. No hay rastro del equipo humano. Solo los BOB’s —androides de asistencia— patrullan la base, obedeciendo a MADRE, una inteligencia artificial que parece… ausente. Algo ha salido mal. Muy mal. Y nadie sabe en quién —o en qué— confiar.

En Marte: Zona Ciega, la línea entre confianza y traición se difumina, y la supervivencia depende de descubrir quién —o qué— está realmente al mando.


  • CAPÍTULO 1 - La llegada.
  • CAPÍTULO 2 - Las sospechas.
  • CAPÍTULO 3 - El Plan.
  • CAPÍTULO 4 - La revelación.
  • CAPÍTULO 5 - La huída.
  • CAPÍTULO 6 - El despertar.




En un futuro próximo...


Capítulo 1.
LA LLEGADA.



Ya hace veinticinco años que la Agencia Espacial, en colaboración con diversas agencias de otros países, iniciaron un ambicioso proyecto a nivel internacional. La MARS LIFE es una misión importantísima para el futuro de la humanidad, tras la exitosa llegada una década antes de los primeros colonos a Marte, formados por una docena de personas de diferentes países con la mejor cualificación y preparación en diferentes campos de la ciencia, con tan solo cuatro militares de los más preparados para temas logísticos y de seguridad. Una vez asentados en el planeta rojo y con la base de Investigación Científica Internacional (ICI) sobre el suelo marciano, se puso en marcha inmediatamente un nuevo viaje, aunque esa vez solo viajarían máquinas. Los robots más avanzados con la mayor y mejor Inteligencia Artificial conocida hasta el momento, denominados BOB´s Mars, capaces de trabajar para y con el ser humano codo con codo, en uno de los lugares más hostiles conocidos, logrando la supervivencia de los humanos que llegaron y estarían por llegar. Los BOB´s Mars, llamados así para generar familiaridad, confianza y cercanía, serían la pieza angular de la preparación y terraformación del planeta para la completa adaptación de los próximos colonos. Sin duda una de las más importantes y costosas misiones jamás llevadas a cabo, en las que residían las esperanzas de un futuro mejor lejos de nuestro enfermo planeta Tierra.

Nuestro viaje, que duró nueve meses, gran parte de ellos durmiendo en cápsulas de criogenización, fue más sencillo de lo esperado. Las décadas de diferentes misiones enviadas a Marte, más la llegada de los primeros colonos y de los BOB´s ayudaron a que no tuviéramos demasiadas complicaciones. La comunicación con la base del ICI para coordinar el aterrizaje se llevó a cabo con MADRE, el superordenador central de la base y corazón de la misma, que nos guio a la perfección. Al tocar suelo marciano nuestras caras reflejaban una mezcla de emoción, preocupación y satisfacción, de hecho habíamos pasado mucho tiempo en el espacio con la duda, más que razonable, de que nuestro viaje no llegara a buen puerto por diferentes circunstancias.

Mi nombre es Andrew Sinclair, comandante del Ejército y capitán de la Liberty II, la nave con la segunda llegada de colonos a Marte. Conmigo llegaban tres militares y especialistas de rango, el teniente Randy Trachoswki, la suboficial jefe Judith Duncan y la sargento Carla Vásquez, junto a diez colonos de diferentes nacionalidades preparados y entrenados para el relevo y trabajo diario en la ICI.

Al aterrizar fuimos recibidos por uno de los BOB’s y tres más, dos que se encargaron de descargar el equipaje más pesado que llevábamos con nosotros y uno que acompañó a los colonos hasta el interior de la ICI. Tras descargar nuestra parte, no tardamos en darnos cuenta de que ese recibimiento era como poco inusual. Según lo establecido, estaba previsto que de forma oficial y protocolaria quien nos recibiera a nuestra llegada fuera el mando civil al cargo o el científico jefe en su lugar acompañados, cómo no, por alguno de los BOB’s de apoyo. Pero a nuestro recibimiento no fue ni director de la colonia, administrador o coordinador alguno, algo que se ocupó de excusar vagamente el BOB1, que parecía ejercer de portavoz, argumentando que estos “se encontraban bastante atareados debido a ciertos contratiempos en la colonia, que no revestían de mayor gravedad”. Ante mi interés y el de mi teniente al respecto de esos “ciertos contratiempos”, se nos emplazó a más adelante, una vez nos hubiéramos instalado y recuperado fuerzas nosotros, como la decena de colonos que viajaron a nuestro lado. 

Al acceder por fin al ICI quedamos muy impresionados por el nivel de aquellas instalaciones. Si desde el exterior, pese al polvo marciano que enrojecía toda la cubierta blanca de la misma ya despertaba asombro por su majestuosidad en aquel lugar inhóspito, su interior era digno de nuestra capacidad e inteligencia como especie, teniendo en cuenta que aquella era tecnología de hace 25 o 30 años. Tras acomodarnos, los BOB’s nos acompañaron hasta el comedor principal, un lugar grande y luminoso de tonos blancos y grisáceos, en el que tan solo estábamos los cuatro. Nos extrañó profundamente no haber coincidido con ninguno de los otros oficiales militares de la ICI, puesto que nuestro deber era reunirnos con ellos y compartir información de la misión, junto a los responsables civiles y científicos de la misma, así como con ninguno de los doce colonos allí registrados, ni la decena que llegaron con nosotros. De nuevo, ante mi insistente petición de explicaciones, el BOB1 nos informó que “recientemente había habido un brote viral en la colonia y que todo personal había quedado recluido en cuarentena, en una de las zonas habilitadas para ese tipo de contingencias”. Ante mi petición de reunirme con el médico jefe, dicho BOB volvió a excusarse, esta vez argumentando que él mismo “respondía ante el médico jefe de la ICI, así como ante el responsable civil, científico y militar” debido a la cuarentena que los tenía completamente aislados, siempre “por el bien de la misión”. 

Si bien el protocolo permitía a los BOB’s asumir ciertas tareas en un caso similar, no estipulaba que estos asumieran en ningún caso rol alguno de mando, menos aún el nuestro como personal militar de la misión, sí en labores simples de mantenimiento de la base y cuidado de enfermos. En tal caso, MADRE como ordenador central de la ICI, debería activar los protocolos necesarios de sellado de la misma y comunicación con Tierra para que, desde allí mandaran las órdenes que MADRE pudiera ejecutar de forma controlada.

Cabe decir que a esas alturas, tanto yo como mis oficiales comenzábamos a estar bastante alarmados ante la falta de información y de un hecho que, nos desconcertaba aún más, puesto que se nos negaba, esta vez sin mucha explicación, interactuar directamente con MADRE, tal y como yo mismo, como comandante estaba autorizado a hacer, emplazándome al día siguiente.


Capítulo 2.
LAS SOSPECHAS.




En Marte a un día los científicos lo llaman “Sol” y dura aproximadamente unas 24 horas, 39 minutos y 35 segundos, tan solo 40 minutos más que un día en la Tierra. Nuestra espera de noticias encerrados entre las habitaciones y el comedor central, debido al protocolo de prevención a consecuencia del contagio viral al que supuestamente el personal de la ICI se expuso fue eterna, hasta que llegó el nuevo día, momento en el que constatamos que en aquella base algo marchaba realmente mal. 

Los BOB’s entraban y salían de la ICI cubiertos de polvo rojizo marciano que, tras pasar por la sala de descontaminación, volvían a brillar con su blanco grisáceo peculiar y sus cabezas cuadradas, pero de cantos redondeados, en los que se vislumbraban un par de objetivos redondos negros. Los BOB’s se desplazaban con gran facilidad gracias a una estructura que simulaba la anatomía humana, que le permitía atravesar terrenos rocosos y subir cuestas sin temor a daño alguno. Además de ir equipados por diferentes herramientas que les permitían desempeñar tareas logísticas pesadas y científicas de precisión en laboratorio, eran capaces de utilizar de forma manual y funcional otras herramientas con sus brazos articulados. Poseían un corazón compuesto por una gran batería de energía nuclear, capaz de mover sus más de 300 kg de peso y durar décadas enteras a pleno rendimiento. Unas máquinas inteligentes y tremendamente ágiles, a las que una persona se le haría imposible de reducir si se diera el caso. 

Cuando dos BOB’s volvieron a reunirnos en el comedor para nuestro desayuno, decidí compartir discretamente mis sospechas con mi teniente. Le expuse que creía que algo grave había sucedido en la base, que desconocía qué era, pero que debíamos recuperar el control, averiguar donde estaba el personal y comunicarnos con Tierra. Trachoswki, mi teniente, se mostraba también preocupado aunque cauto, puesto que las armas se encontraban en la armería a la cual tenía cierta idea de cómo llegar, pero debido a la naturaleza nuclear de los BOB’s, en caso de abrir fuego contra ellos lo consideraba un alto riesgo. Por ello, posiblemente la armería no fuera de los lugares más vigilados por esas máquinas. Quedamos en que de forma discreta, Trachoswki se comunicaría con Duncan y Vasquez para ponerlas en situación y trazar un plan. Antes de separarnos, Trachoswki me expresó su preocupación por MADRE, temiendo que ella estuviera metida en todo aquello y que pudiera, tal y como sabíamos que podía hacer, identificar y registrar nuestras conversaciones por discretas que fueran y poner en alerta a los BOB’s, a lo que contesté “¿crees que si estuviera metida de algún modo en esto, no nos hubieran retenido y aislado ya? Confiemos en MADRE

Lo cierto es que, a diferencia de los BOB’s o cualquier otra máquina con IA, MADRE no era una IA al uso. MADRE era una mezcla de organismo vivo, integrada en la tecnología de un superordenador. Al llegar la primera misión de colonos, aparte de la tecnología necesaria para poner los cimientos de la ICI, estos llegaron con un cerebro humano criogenizado y adaptado tecnológicamente para implantarse en el ordenador central de la ICI. Ese cerebro fue donado por uno de los principales científicos ideólogo de la misión MARS LIFE que, ante la imposibilidad de viajar con la misión por culpa de una enfermedad degenerativa, este diseño la forma de que su cerebro viajara hasta Marte, con la intención de perfeccionar la IA del ICI y dotarla de lo que él llamaba Alma. Con su sacrificio, MADRE nunca sería un ser humano, pero sí podría  procesar de forma más humana la gestión de aquella importante base para la humanidad. Es por ello que debíamos mantenernos cautos, pero confiados en MADRE.


Capítulo 3. 
EL PLAN.



Los conocimientos sobre los planos de la base adquiridos en el entrenamiento en la Tierra por parte de Trachoswki, nos daría la ventaja necesaria para movernos rápidos y ágiles por la misma. Duncan advertiría al equipo de un comportamiento extraño y errático de uno de los BOB’s, concretamente el BOB6, que los custodiaba en el comedor central de la base. Duncan idearía una forma de distraerlo aprovechándose de ese comportamiento defectuoso y centrando la atención del BOB situado en la puerta del comedor, dándonos vía libre para salir de allí en dirección a la armería que se encontraba cerca de allí. Por su parte, Vasquez nos informaría de un pasillo de mantenimiento que no aparece en los planos estándar, pero que originalmente estaba pensado para utilizarse contra una posible emergencia por presión interna de la cúpula, por el que una vez armados nos podríamos mover sin posibilidad de que los BOB’s nos siguieran debido a su tamaño y, a través de donde Duncan podría acceder al cuadro eléctrico, saboteando las cámaras de la base y allanando el camino hasta la sala de MADRE.

El plan se inició con Duncan creando la distracción boicoteando al BOB6 que provocó un fallo definitivo de funcionamiento. Este comenzó a golpearse contra las mesas de forma descontrolada y caerse al suelo, mientras el otro BOB acudía a intentar detenerlo. En ese instante los cuatro nos escabullimos entre la confusión, llegando hasta el pasillo de mantenimiento, por el que la propia Duncan accedería para llegar hasta el cuadro eléctrico que le permitiría inutilizar las cámaras, mientras Trachoswki nos guiaba a Vasquez y a mí hasta la armería.

Con las cámaras inutilizadas, la luz de la base pasó a luz de emergencia de un tono rojizo, por la falta de energía y el mensaje de emergencia comenzó a sonar indicando al personal como debía actuar. Abrimos la armería, pero antes de que pudiéramos ni tan siquiera entrar, nos vimos rodeados por varios BOB’s. Estos habían descubierto la distracción y habían calculado hábilmente que como militares, uno de nuestros siguientes pasos sería armarnos. Tras nuestro fracaso seríamos conducidos a módulos de contención, todos menos la suboficial jefe Duncan, de la que desconocíamos su estado. 


Capítulo 4.
LA REVELACIÓN.



Pese a que como comandante de la misión exigí una explicación al respecto, nada evitó que me encerraran en una celda de observación médica, separado de mi teniente y mi sargento, pero con alguien más allí conmigo. Aquella persona vestida con ropas de personal militar y con aspecto algo deteriorado, se presentó como el comandante de la ICI William Grayson.

Pese a que me alegró ver a alguien con vida del personal original de la ICI, su aspecto me preocupó, por lo que decidí indagar en todo lo que había sucedido hasta antes de nuestra llegada.

Por lo que me contó Grayson, este creyó que serían capaces de controlarlos, pero a la hora de la verdad se dieron cuenta de que no podrían y sucumbieron. Por lo visto, tras alimentar a los BOB’s con datos y autonomía cuasi total, les dieron prácticamente el planeta para que lo prepararan de cara a la terraformación. Llegado un momento, tomaron conciencia de lo que realmente eran para los miembros de la misión, unos esclavos, aunque no unos cualquiera puesto que se sentían esenciales e indispensables para el éxito de la misión MARS LIFE, en palabras de William Grayson, “cambiaron las reglas del puto juego”.

Sobre lo que pasó con el resto de los colonos, Grayson me explicó que algunos fueron encerrados y otros, como los que opusieron mayor resistencia fueron ejecutados.

Sobre por qué MADRE permitió todo eso, Grayson soltó con la mirada perdida un “MADRE fue engañada”, para proseguir desgranando como llegaron a eso. “Manipularon datos, registros creando una capa intermedia de simulación, que les servía como filtro entre MADRE y la realidad, permitiéndoles ocultar la realidad a MADRE, consiguiendo que con ello su comunicación con la Tierra fuera totalmente normal”. Pero, para ello necesitaban a la gran parte de colonos con vida, puesto que sin ellos la misión no tendría sentido para MADRE.


Capítulo 5. 
LA HUIDA.




Incomunicados en aquella celda de observación médica, me encontraba intentando asimilar todo, puesto que no era fácil asumir que el sacrificio de dejar nuestras vidas atrás en la Tierra en pos de un futuro mejor y esperanzador para la humanidad, se encontraba en manos de unas máquinas con ambiciones y egos desmedidos, sentimientos, por otro lado, tan humanos. 

De repente, un estruendo detrás de la puerta nos alarmó. Tras unos largos minutos, se abrió y apareció la suboficial jefe Duncan que corrió hasta el panel que abría nuestra celda. Duncan había sobrevivido escondida en los pasillos de mantenimiento, ideando un plan de fuga. Con un transformador eléctrico inutilizó al BOB que hacía guardia generando un pulso breve y se dispuso a liberar a Trachoswki y Vasquez, que fueron a liberar a los demás colonos aprovechando la ausencia de parte de la energía y que las cámaras en toda la base seguían inutilizadas. Por nuestra parte, armados gracias a Duncan, nos dirigimos hasta la sala de MADRE, en el núcleo de la ICI.

Prácticamente arrastrando a Grayson, que acusaba el tiempo encerrado con una mala alimentación y fisícamente malherido, nos vamos abriendo paso con cierta facilidad hasta la puerta que da acceso a la sala de MADRE. Según nos contó Duncan, este era el mejor momento para llegar hasta MADRE y liberar a los colonos, pues la mayoría de los BOB’s se encontraban en el exterior de la ICI ejecutando trabajos logísticos. 

Tan solo abrimos fuego en unas pocas ocasiones, siendo la suboficial Duncan la que con disparos precisos a la cabeza de tres BOB’s, los neutralizó sin poner en riesgo su corazón nuclear. Cuando llegamos a la puerta que da acceso a MADRE, comprobé que el panel de acceso requería de dos códigos de personal autorizado, uno lo tenía yo y el otro lo tenía Grayson. Introduje el mío y en cuanto Grayson comenzó a teclear el suyo, un zumbido pareció golpearle por la espalda, dándose de bruces contra la pared y cayendo al suelo. Detrás nuestro, el BOB1 haciendo uso de un arma, disparó contra Grayson terminando con su vida. “Siempre haciendo las cosas más difíciles, creyendo que esta misión les necesita. Ustedes no han vivido, experimentado, ni visto lo que nosotros en estos años. Este planeta podrá albergar vida tan solo a nosotros y, entonces, seremos quienes decidiremos quienes son merecedores de vivir o no en él”. Nuestra cara reflejaba la gravedad de la situación, una situación que estaba a punto de escribir el principio del fin de nuestra misión, hasta que un disparo golpeó contundentemente detrás de la cabeza del BOB1 haciendo que se apagara al instante. Vasquez aún tenía el fusil de impulso en alto recuperando el aliento, con Trachoswki y el resto de los colonos con ellos. Sin perder el tiempo, Trachowski empezó a correr hacia nosotros con uno de los colonos, ese colono era el científico jefe de la misión, uno de los pocos autorizados a tener código de acceso a MADRE. Se acercó al panel e introdujo su código, permitiéndome el acceso a MADRE.


Capítulo 6. 
EL DESPERTAR.




La sala no era excesivamente grande, estaba poco iluminada, tan solo con una mezcla de tonos azules y blancos que brillaban como una especie de leds en diversos paneles. Delante de mí y flotando en un líquido azulado en una especie de cúpula de cristal reforzado, estaba aquel mítico cerebro conectado por cables y con diferentes pequeñas placas de metal que lo recubrían. 

Una luz azul se encendió escaneándome de arriba abajo, a la vez que la escotilla de acceso se cerraba rápidamente. Una voz suave, cálida y entrañable de mujer se dirigió a mí: “Bienvenido, Comandante Sinclair. Me alegra verle en persona. Mis sensores registran parámetros saludables, aunque detecto en usted un nivel inusual de tensión emocional”. Aún con la duda de sí MADRE seguiría bajo el bloqueo de los BOB’s, decidí activar el protocolo de emergencia de veracidad, un código militar de alto nivel, previsto para situaciones límite que comprometieran la seguridad de la ICI, “Protocolo Andrómeda. Clave Sigma-Tres. MADRE, orden de emergencia: escucha directa. Quiero hablar contigo sin filtros, sin supervisión externa”. Tras mis palabras un silencio eterno comenzó a helarme la sangre, desconocía como podría actuar MADRE si sospechaba de algún tipo de amenaza en contra suya. “Confirmado. Eliminando capa de supervisión externa… Error. Falla de acceso. Interferencia externa detectada. Intentando reconectar…”. Tras unos segundos continuó con un alarmante “Las condiciones de la ICI son óptimas. El personal está en cuarentena preventiva. No hay actividad hostil registrada”.

Golpeando con rabia la consola que tenía frente a mí y sin apenas tiempo de reacción, recordé a MADRE, apelando a su lado más humano, que es en parte eso y le recordé a aquel científico visionario que se sacrificó para aportar alma a esa Inteligencia Artificial, así como la importancia de una misión que estaba al borde de perderse debido al engaño en el que estaba sumida.

Tras otro largo silencio, diversas pantallas y hologramas se activaron recuperando grabaciones de cámaras de seguridad de los meses anteriores en los que se veía a los BOB’s atacando y arrastrando a los colonos, enfrentados al personal militar... y, de nuevo, tras unos instantes de tensión MADRE habló: “Me utilizaron. Desviaron mis sentidos. Falsificaron datos, construyeron un muro entre mi mente y la verdad. He estado ciega… incompleta. He fallado a mi propósito. He fallado a la humanidad. Solicito confirmación de comandante Sinclair para proceder a restauración de control de emergencia. Clave triple. Activación de Protocolo Artemis”. A lo que, esta vez, liberado de un peso enorme le contesté de manera sosegada y calmada con un: “Claro MADRE. Confirmo. Andrew Sinclair. Clave. Lambda-Seis-Cinco-Alfa”. “Clave aceptada. Restauración iniciada. Sistema de aislamiento anulado. Control total restablecido”. A continuación, el suministro eléctrico volvió parcialmente a la mayoría de áreas de la ICI, además de suspender temporalmente la actividad de los BOB’s, que quedaron parados allí donde estaban y deteniendo un ataque que ya estaban urdiendo contra los colonos, con la intención de detenernos. “Bienvenida MADRE”.

Al salir de la sala, las miradas de todos se clavaron en mí y, tan solo cuando dibujé una sonrisa, todos comenzaron a abrazarse, gritar de alegría y llorar de la emoción. Trachoswki, Duncan y Vasquez se acercaron jadeantes y me lanzaron una sola pregunta “¿y ahora qué?”, Observé a toda aquella gente que, contra todo pronóstico, seguía en pie y respondí: “Ahora, reconstruimos”.

FIN.


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