Cuando la Navidad daba miedo: criaturas, monstruos y tradiciones oscuras.
En la Navidad actual todo son luces cálidas, anuncios amables y villancicos pegajosos. Pero no siempre fue así. Durante siglos, cuando el invierno convertía las noches de diciembre en un territorio hostil, las familias se reunían junto al fuego para compartir historias que helaban la sangre. Criaturas demoníacas, ogros hambrientos y espíritus que premiaban… o castigaban.
Hoy recupero esas leyendas que recordaban que, antes de los turrones y los regalos, la Navidad también daba miedo.
KRAMPUS.
De la zona de los Alpes, concretamente de Austria y Hungría, nos llega esta antigua y aterradora leyenda navideña.

Más conocido como Jólakötturinn, este aterrador gato originario de la cultura popular islandesa, no es un gato cualquiera. Su leyenda se popularizó gracias a los granjeros que incentivaban a sus trabajadores a terminar las tareas textiles antes de Navidad.
También de Islandia nos llega esta curiosa leyenda, la de los popularmente conocidos como los 13 Santas o Jólasveinarnir. Estos seres son 13 duendes o elfos de apariencia juguetona, a los que los niños y niñas islandeses les dejan en la puerta de sus casas, durante trece noches seguidas en diciembre un zapato, para que cada uno de ellos les dejen dulces a los niños que se portaron bien.
Gryla es probable que sea una de las leyendas más antiguas que existen. Su nombre aparece en textos del siglo XIII y se la describe como a una ogresa que baja de las montañas en fechas navideñas, para llevarse a los niños y niñas que peor se han portado. Se cuenta que su predilección es llevárselos a su hogar en las montañas nevadas, para comérselos mientras dure el invierno en un rico estofado. Gryla sería algo así como el equivalente a nuestro hombre del saco.
Como dato curioso a conocer sobre Gryla, se dice que está casada con el gato Jólakötturinn, aunque otros dicen que solo es su mascota, y que los 13 Jólasveinarnir son sus hijos.
Estas criaturas nacieron en una época en la que el miedo educaba y la oscuridad gobernaba el invierno. Hoy preferimos luces y dulces, pero basta con rascar un poco la superficie para descubrir que la Navidad sigue teniendo un lado sombrío.
Así que ya sabes: si esta noche escuchas cadenas, pasos sobre la nieve o un maullido demasiado profundo… quizá no sea el viento.
¿Te atreverías a contarlo junto al fuego?
Hoy recupero esas leyendas que recordaban que, antes de los turrones y los regalos, la Navidad también daba miedo.
De la zona de los Alpes, concretamente de Austria y Hungría, nos llega esta antigua y aterradora leyenda navideña.
De origen precristiano y vinculado a rituales de invierno dedicados a espíritus salvajes, el Krampus ha sido representado como un ser endemoniado con cuerpo peludo, patas de cabra, melena negra, cuernos en la frente y una larga lengua roja.
Dicen que durante la noche del 5 al 6 de diciembre, el Krampus merodea por las calles, en mitad de una fría noche, ataviado con un saco o cesto a la espalda, en busca de los niños y niñas que se han portado mal. En ocasiones se habla de que en esa noche, pasea junto a San Nicolás que, por contra, busca a los niños y niñas que se han portado bien para premiarles por ello, arrastrando y controlando al Krampus con una cadena atada a su cuello.

Sabrás si el Krampus se acerca, cuando escuches sonar en mitad de la noche un cencerro o el golpear de unas cadenas oxidadas. Una vez encuentra a sus víctimas, se las lleva en su saco o cesto, hasta las profundidades del mismísimo infierno, donde las devorará lentamente.
EL GATO DEVORADOR DE NIÑOS.
EL GATO DEVORADOR DE NIÑOS.
Más conocido como Jólakötturinn, este aterrador gato originario de la cultura popular islandesa, no es un gato cualquiera. Su leyenda se popularizó gracias a los granjeros que incentivaban a sus trabajadores a terminar las tareas textiles antes de Navidad.
Cuenta esa leyenda que cada nochebuena, el gigantesco Jólakötturinn, baja de su hogar en las montañas nevadas, para comerse a los niños y niñas que no fueron buenos. Otras versiones dicen que rapta a esos niños y niñas y se los lleva a su ama, una ogra malvada que los cocina y se los come. Otras versiones menos salvajes, cuentan que solo se come la comida de los niños y niñas que no se portaron bien. La única forma de evitar al Jólakötturinn, es estrenando ropas nuevas, de esa forma pasará de largo.
LOS 13 SANTAS ISLANDESES.
LOS 13 SANTAS ISLANDESES.
También de Islandia nos llega esta curiosa leyenda, la de los popularmente conocidos como los 13 Santas o Jólasveinarnir. Estos seres son 13 duendes o elfos de apariencia juguetona, a los que los niños y niñas islandeses les dejan en la puerta de sus casas, durante trece noches seguidas en diciembre un zapato, para que cada uno de ellos les dejen dulces a los niños que se portaron bien.
Pero si esos niños o niñas no se portaron bien, los mismos Jólasveinarnir les harán pagar por ello con un sin fin de travesuras como las de robarles la comida, cacerolas, velas, molestar al ganado, dar portazos en plena noche o espiarles por las ventanas para averiguar que robar. Extrañas habilidades que corresponden a cada uno de esos 13 Jólasveinarnir y que, durante esas trece noches, pondrán cada uno en práctica, para hacerles la vida imposible a esos niños y niñas que no se portaron como debían.
LA MALVADA OGRESA GRYLA.
LA MALVADA OGRESA GRYLA.
Gryla es probable que sea una de las leyendas más antiguas que existen. Su nombre aparece en textos del siglo XIII y se la describe como a una ogresa que baja de las montañas en fechas navideñas, para llevarse a los niños y niñas que peor se han portado. Se cuenta que su predilección es llevárselos a su hogar en las montañas nevadas, para comérselos mientras dure el invierno en un rico estofado. Gryla sería algo así como el equivalente a nuestro hombre del saco.
Como dato curioso a conocer sobre Gryla, se dice que está casada con el gato Jólakötturinn, aunque otros dicen que solo es su mascota, y que los 13 Jólasveinarnir son sus hijos.
Estas criaturas nacieron en una época en la que el miedo educaba y la oscuridad gobernaba el invierno. Hoy preferimos luces y dulces, pero basta con rascar un poco la superficie para descubrir que la Navidad sigue teniendo un lado sombrío.
Así que ya sabes: si esta noche escuchas cadenas, pasos sobre la nieve o un maullido demasiado profundo… quizá no sea el viento.
¿Te atreverías a contarlo junto al fuego?
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Que mejor manera de controlar el temperamento de un niño que contarle una de estas historias X-D
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