Rocafort, la estación maldita de Barcelona.

El metro es uno de los transportes urbanos más utilizados en cualquier gran ciudad y en Barcelona, no lo es menos. Con 12 líneas operativas que unen la ciudad condal con nueve municipios de su área metropolitana y millones de usuarios cada año haciendo uso, el Metro de Barcelona es, con 100 años de historia, toda una institución en la ciudad. Es por ello que, además de mucha historia, también oculta secretos y misterios alrededor de alguna de sus estaciones. Una de esas estaciones es la Estación de Rocarfort.

Agrupada en la Línea 1 (roja), su trayecto transcurre por debajo de la Gran Vía, una de las vías con más historia e importancia de la ciudad.

ACCIDENTE EN SU CONSTRUCCIÓN.

En 1924 se inició su construcción y, en abril de ese mismo año, un inesperado derrumbe de las paredes del túnel, provocó la muerte de 11 trabajadores. Por lo visto, los arquitectos no contaron con que por allí pasaba una riera, que terminó por reblandecer el terreno debido a unas lluvias previas y que hicieron colapsar el túnel, con trabajadores en su interior.



El accidente fue un incidente sonado, puesto que además de las muertes y la negligencia en la planificación de las obras, que provocaron también grietas en los domicilios cercanos, abrió un socavón de unos 50 metros cuadrados en mitad de la Gran Vía, engullendo a trabajadores que estaban en el exterior, además de vehículos y maquinaria.


Los responsables del entonces Metro Transversal, de titulación privada, silenciaron toda polémica en la prensa y, tras rescatar los cuerpos de los fallecidos, al día siguiente obligaron a reanudar las obras.

Aquel accidente fue la gota que colmó el vaso de unos trabajadores, hastiados de trabajar en situaciones precarias y demasiado forzosas, que provocaban accidentes y muertes que se cubrían sin indemnizaciones. 

APARICIONES FANTASMALES.

Fue por la década de los 70 cuando en el anden de su estación, se sucedieron varias muertes debido a suicidios de personas que se lanzaban a sus vías o que caían accidentalmente. Es a partir de entonces, cuando los jefes de estación no querían ver ni en pintura la de Rocafort


De hecho, cada año se sorteaban entre los jefes de estación las estaciones y, la de Rocafort, siempre era la última en salir. No era raro que entre diferentes jefes de estación o trabajadores del metro, se explicaran vivencias extrañas relacionadas con su trabajo en esta estación. Desde escuchar ruidos allí donde no podía haber nadie, a ver siluetas en los monitores cuando la estación estaba cerrada.


Fue durante los 70, cuando un periodista especializado en temas paranormales, acompañado de una médium, llegaron a la estación para investigar que se escondía tras tantos temores y rumores de fantasmas.

Durante aquella visita, la médium pudo detectar la presencia de un niño jugando con su pelota en el andén del metro. Curiosamente, durante los 60, el periódico “La Vanguardia” recogía la noticia de la trágica muerte de un niño pequeño, mientras jugaba con su pelota en andén de esa parada. Por lo visto, al pequeño se le escapó la pelota hasta las vías y al bajar para recuperarla, el metro lo arroyó.

Una estación con mucha leyenda, que seguro te hará mirar a lado y lado la próxima vez que inicies o termines tu viaje, en la Estación de Metro de Rocafort.



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