La teoría del doble cuántico o desdoblamiento del tiempo.

Fue a finales de los 80 cuando el físico francés Jean Pierre Garnier Malet, presentaba ante la comunidad científica su rompedora Teoría del Desdoblamiento del Espacio y el Tiempo. Para entonces, sus ideas fueron ridiculizadas, pero a fuerza de persistir y demostrar las evidencias, Garnier Malet logró que su teoría fuera reconocida. Pero, ¿qué tiene que ver esta teoría con la existencia de un doble nuestro en otro plano temporal?


Al igual que las partículas, tanto en lo infinitamente pequeño como en lo infinitamente grande, somos en la Tierra observadores de un tiempo intermediario entre (observadores externos)+ que evolucionan en un tiempo muy rápido y (observadores internos)– que evolucionan en un tiempo muy lento”. Este primer párrafo de la introducción que encontramos en la reseña del libro Un Gran Descubrimiento, el desdoblamiento de los tiempos del propio Garnier Malet, ya nos proporciona una pista de lo importante de una teoría, que vino a revolucionar la ciencia y la física.

La Teoría del Desdoblamiento del Espacio y el Tiempo, expone que pasado, presente y futuro conviven al mismo tiempo. Esto que suena a ciencia ficción, está probado en el ámbito de las partículas subatómicas y, por lo tanto, teniendo en cuenta lo que representamos cada uno de nosotros e, incluso, nuestro planeta Tierra, respecto a la inmensidad del Universo, es totalmente extrapolable a nuestra propia existencia.

Garnier Malet defiende con su teoría que, cada uno de nosotros participamos como observadores en el espacio-tiempo. Uno observador externo, situado en una línea o estado ondulatorio más rápido, conocido como Tiempo Cuántico y que, tienen una visión mucho más amplia tanto de nuestro futuro como, por ejemplo, del de la humanidad, nuestro “yo” del futuro. Y otro observador interno, en una línea más lenta, también conocida como Tiempo Real, nuestro “yo” presente.


Según dicha teoría, cada uno de nosotros vivimos entre el Tiempo Real y el Cuántico, lo que sucede es que nuestro cerebro tan solo percibe el tiempo de una forma, por lo que la línea del Tiempo Cuántico nos es imperceptible. De todas formas, esto no significa que de ese “yo” futuro u observador externo, no recibamos información significativa que nos ayude en nuestro día a día.

Esa información privilegiada la recibimos a través de los sueños, momento en el que nuestra actividad cerebral, en plena fase REM, está al máximo de rendimiento. Es en ese momento, cuando el Observador Interno, nuestro “yo” de ahora, y el Observador Externo, nuestro “yo” del futuro o Cuántico, conectan.

Cuentan que si te marchas a dormir descansado y tranquilo, te haces una pregunta al respecto de una duda o problema que no logres descifrar, en el momento del sueño, tú “yo” Cuántico, puede transmitirte esa información necesaria para resolver esa duda o problema, al tener conocimientos y una visión general mucho más amplia del futuro. 

Esa información la percibimos como intuición o instinto de supervivencia, algo innato y natural, que ahora sabemos que es la experiencia adquirida de nuestro “yo” futuro, que se nos transmite para que podamos desenvolvernos en nuestro presente.

El propio Garnier Malet reconoce que todos y todas, tenemos un doble en otro plano temporal, que tras adquirir conocimientos y aprender de diferentes aspectos de la vida, inconscientemente su conocimiento es traspasado a su otro doble en el pasado, el “yo” del presente, para entendernos mejor. 

Esta teoría, pese a ser reconocida y estudiada en prestigiosas universidades, aún suscita ciertos recelos entre actuales grandes científicos, puesto que supone una revolución muy grande en las creencias preestablecidas de la ciencia.

Series como Dark (2017), películas como Interestelar (2014) o el podcast de Spotify, Caso 63 (2022), entre otras obras, tratan directamente o toman aspectos de la misma teoría para sus historias. Así que ya ves, una vez más, la realidad supera la ficción.


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