El Barça de Valverde: Cuando los árboles no permiten ver el bosque.

El 16 de agosto de 2017 escribí una extensa entrada en la que valoraba y opinaba sobre la situación del F.C. Barcelona en ese momento. Pésima gestión de un Barça sin estilo ni identidad era esa entrada y recuerdo que la terminé con una clara sentencia "perder el estilo y la identidad es condenarse al fracaso". En aquel momento quise exigirme a mi mismo la obligación de darle un voto de confianza a este Barça, esperaba que Valverde encaminara el fútbol de un Barça que arrancaba con muchas dudas y mucho desconcierto, entre otras por la marcha extraña de un Neymar que aún hoy me niego a pensar que la directiva no supiera cuales eran sus planes.

Mentiría si no le diera al mister extremeño una cuota importante de merito por el rumbo ganador que empezó a llevar el equipo. A conseguido conjuntar un once fuerte, seguro y fiable practicamente con los recursos que ya tenía de la temporada pasada si entendemos que Dembele se lesionó para bastante tiempo y Coutinho llegó por fin pero en enero. Creo que me haría un flaco favor a mi mismo si no le reconociera también a Valverde el record de victorias consecutivas que lleva el equipo pero como escribo en el titulo de esta entrada, nos hemos dejado cegar por las victorias y las estadísticas. En el fondo todo está bien pero si somos más escrupulosos este Barça de Valverde a renunciado por completo, ni tan siquiera a probar de recuperar parte de ese estilo ganador que hace unos años con Pep Guardiola inició una de las épocas más brillantes de la historia del club.

Valverde consiguió lo que otros no pudieron, hacer funcionar un doble pivote, y en eso tiene un mérito increíble aunque tal vez hizo lo que Luis Enrique no se atrevió o no supo hacer, confiar en Rackitic para esa posición compartida con Busquets. Es posible que en ese movimiento radique el movimiento clave para conseguir la ventaja en Liga y estar ya en la final de Copa, pero pierdes por completo el estilo.

Valverde recurrió en un momento de la temporada a lo que sabía hacer, a lo que mejor conocía, porque no nos engañemos ni en Bilbao, ni en Atenas, ni en Villarreal, ni en el Espanyol Valverde jugó un estilo similar al reconocido como ADN Barça. Posiblemente la no llegada de Verratti o de algo que se le pareciera (Seri por ejemplo) en verano condicionó esa decisión, pero estoy seguro que la marcha de Neymar fue sin duda la excusa perfecta para apostar por ese doble pivote en el medio campo. Un doble pivote fuerte y con calidad pero que no tienen la capacidad de dirigir el juego ni defender con el balón en sus pies. Fue en ese momento cuando además decidió hacer fuerte en sus opciones de juego a Paulinho, un jugador que pese a su arranque sorprendente goleador, es lo totalmente opuesto a lo que nos viene a la cabeza cuando pensamos en un jugador del F.C. Barcelona. Con esas decisiones y con una mentalidad no tan alegre de juego que prioriza una defensa segura, un centro del campo fuerte y una delantera que mate en contras Valverde hizo del Barça un equipo más en esto del fútbol con la diferencia de que en sus filas continua Messi.

Siempre he creído que el pecado capital de Luis Enrique fue olvidarse del centro del campo y sigo pensando lo que pensaba en verano y lo que poco a poco e ido confirmando durante la temporada, que el pecado de Valverde es dirigir al Barça como cualquiera de sus anteriores equipos, dotando esta vez al medio campo de presencia (física) pero igualmente con falta de dirección de juego.

Esperaba escribir a final de temporada pero la eliminación en cuartos de final de la Champions a manos de la Roma a mi modo de ver vergonzosa, con un 4-1 de la ida engañoso pese a los ánimos que generó en la afición y una vuelta desastrosa con unos jugadores perdidos, irreconocibles y un mister sin ideas y sin capacidad de reaccionar ante las dificultades me hizo adelantar mi valoración a día de hoy de la temporada. Se que algunos no se lo creerán pero llevo meses masticando cual sería mi entrada a final de temporada y, aunque se hubiera conseguido el triplete, tenía claro que como siempre hago cuando escribo sobre el Barça, no iba a ser para elogiar los títulos y si para destacar lo que a mi no me está gustando del juego del equipo o la gestión de la directiva. Y es que este Barça que se le tachó de aburrido a principio de temporada, en los últimos tiempos dio un golpe sobre la mesa gracias al gran estado físico que atravesaban muchos de los fijos en el once, sin igualmente demasiadas alegrías en el juego que te hacen pasar fases de los partidos algo aburrido. Pero ironías de la vida, en los últimos más o menos dos meses esos mismos jugadores han empezado a notar la falta de rotación en sus piernas bajando prestaciones mientras otros perseguidores en la Liga las mejoraban.

Se que tras una eliminación como esta y tras casi tener encarado el titulo de Liga y en la final de copa a estas alturas de temporada puede ser excesiva una valoración general tan negativa, pero lo que valoro por encima de todo y que creo ofrece un elemento diferencial es la perdida de ese estilo que una vez más condena al Barça. Pese a no ser tampoco un estilo definitivo que asegure siempre el éxito por encima de otros, si significó para el Barça un camino a seguir para el éxito que además parecía tener asumido desde categorías inferiores.

A final de temporada veremos como termina el equipo y cuales son las sensaciones que deja, de momento y pese a los titulos que se puedan conseguir a mi no me termina de convencer.

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