Matte Painting: la técnica que revolucionó el cine clásico y moderno.

El cine que hoy conocemos no tiene nada que ver con el de hace más de 100 años. Las formas de actuar, dirigir y financiar una película eran diferentes, así como las técnicas que se utilizaban para crear ilusiones o efectos que engañaran al espectador, mostrándole mágicamente otra realidad. Igual que hice con una de las técnicas más revolucionarias del cine, como fue la de la Cámara multiplano de 1937, ahora te presento otra tan importante y algo más antigua que, incluso hoy en día, se sigue utilizando en superproducciones de Hollywood: el Matte painting.


Para hablar del Matte painting tenemos que hacerlo de Norman O. Dawn (1884-1975). Este inquieto argentino, pero de padres estadounidenses, inició su carrera como fotógrafo en Los Ángeles, aunque no tardó en verse atraído por el atractivo de Hollywood y empezó a trabajar como director de cine. 


Norman Dawn era un director ingenioso que hacía valer sus dotes como fotógrafo, para encontrar soluciones creativas y económicas que hoy catalogaríamos como efectos especiales.

Fue en 1907, cuando se encontraba inmerso en el rodaje de su película Missions of California, que necesitaba rodar frente a la antigua misión de San Juan Capistrano, en California, y que para aquel entonces se encontraba semiderruida. Reconstruir su fachada era algo impensable porque hubiera sido una ruina económica que ningún productor hubiera permitido y, rodar con la misión en ese estado no aportaría veracidad ni rigor histórico a la cinta, por lo que Dawn se encontró con un dilema.

Pero Dawn no era de los que se quedaban de brazos cruzados a la espera de que los problemas se solucionaran solos. Este tuvo una brillante idea: pintó él mismo las partes que le faltaban a la misión de San Juan Capistrano sobre un cristal, que colocó posteriormente frente a la lente de la cámara, para luego alinearlo todo con aquellas ruinas. 


Al filmar, el cristal pintado y la acción real se mezclaban en un mismo plano, dando la impresión de una misión totalmente intacta.


Aquello abrió las puertas para lograr crear ilusiones ópticas que engañaran al ojo humano haciendo creer que esos fondos o decorados, eran reales en tiempos de cine mudo e inicios del cine sonoro. Todo ello económicamente viable, porque se evitaba gastar auténticas fortunas en tener que construir grandes escenografías o llevarse la producción a lugares lejanos, aportando la practicidad de tan solo contratar a un artista que pintara el fondo sobre un cristal.


Y algunos de estos artistas, que se convirtieron posteriormente en referentes en este campo perfeccionándolo, fueron Albert Whitlock y Peter Ellenshaw.



Tanto fue así, que desde entonces el cine ha aprovechado esta técnica de un hombre que llegó a ganarse la fama de “solucionador de problemas imposibles” en Hollywood, aplicándose en películas tan importantes para el cine como Intolerance (1916), El Mago de Oz (1939), Ciudadano Kane (1941), Ben-Hur (1959)… hasta las icónicas de ciencia ficción y aventuras como Star Wars: Una nueva esperanza (1977), Indiana Jones y la última cruzada (1989) o El Señor de los Anillos: La comunidad del anillo (2001), esta última combinándola con técnicas mucho más modernas como las del CGI y la de pintura digital.





Aunque parecidas, tanto la técnica de Matte painting (1907), como la de la Cámara multiplano (1937) son distintas. Ambas podrían considerarse primas lejanas, pero mientras la Cámara multiplano estaba pensada para cine de dibujos animados logrando ganar profundidad, la del Matte painting, ideada treinta años antes, se pensó para el rodaje de películas con actores reales, ampliando escenarios como ciudades, castillos o planetas, así como dando inmensidad y escala, mucho antes de que apareciera lo CGI o similar.

Norman O. Dawn nos enseñó, mucho antes del CGI, que el cine ya fabricaba sueños con pincel y cristal, que hacían volar la imaginación.




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