La otra cara de La Máscara: la versión que Hollywood suavizó.
Todos recuerdan a Jim Carrey bailando en 1994 con un sombrero amarillo y rompiendo la cuarta pared como un dibujo animado con superpoderes. Pero pocos saben que, antes de ser una comedia colorida y divertida, La Máscara fue un cómic salvaje, oscuro y cargado de violencia. En esta entrada descubrirás un universo retorcido donde esa máscara verde no da, precisamente, poderes para hacer el bien.
Publicado por Dark Horse en los años 90, el cómic original es una violenta pesadilla desatada, mezclada con humor negro, donde el poder absoluto saca lo peor del ser humano.
El Stanley Ipkiss del cómic es un hombre débil, frustrado y resentido que cuando encuentra la máscara, la utiliza para vengarse de todo aquel que lo humilló o le hizo daño en algún momento de su vida. Y es que esa máscara, transforma a su portador en una especie de monstruo prácticamente invencible y tan poderoso como un Dios, al que inhibe por completo cualquier sentimiento de moralidad, convirtiéndolo en un ser capaz de modificar su cuerpo y aspecto a voluntad, con formas de caricaturas de dibujos animados.
Totalmente corrompido por ese poder, Ipkiss se convierte realmente en Big Head, nombre del personaje poseído por la máscara que describe la desproporción de su cráneo verde con respecto a su cuerpo. Es entonces cuando, debido a su inconmensurable poder, pierde el sentido común y no es capaz de dejar de matar. Aquí es donde su novia Kathie, desesperada por la situación, toma la decisión de asesinar al propio Ipkiss para acabar con esa maldición. Pero dicha maldición no se detiene en Ipkiss y a lo largo de los años, la máscara verde irá pasando de mano en mano, corrompiendo la moral y el alma de aquellos que la encuentren.
Desde Tenientes de policía, pasando por criminales de poca monta, hasta llegar a protagonizar un crossover en el que el mismísimo Joker, el peor villano de Batman, encuentra la máscara y se la pone. Imagínate el peligro que entrañaría y las desastrosas consecuencias que conllevaría tal unión.
Aunque se convirtió en un auténtico reto para Batman, la combinación de ambas locuras generó algo inesperado en el Joker, puesto que su propia locura impediría que fuera corrompido como otros lo fueron, hasta el punto de ser él mismo, después de todas las fechorías perpetradas sobre Gotham portando la máscara, quien se la quitaría y la abandonaría, porque sentía que llevarla le restaba mérito a su propia locura.
El cómic de La Máscara también gozaría de otro cruce brutal y loco con el personaje de Lobo. En este caso, él cazarrecompensas más salvaje que existe en la galaxia, se topó en la Tierra con un ladrón de tres al cuarto poseído por la máscara.
Ambos unieron fuerzas para lograr encontrar al objetivo de Lobo, realizando masacres y destruyendo planetas a su paso y, sí, Lobo terminó por arrancarle la máscara y ponérsela el mismo, desatándose un caos apocalíptico. Pero igual que pasó con el Joker, en su caso el poder de Lobo le impide sucumbir a la máscara, quitándosela a voluntad y sin sentir necesidad de volver a ella.
¿Qué harías si pudieras hacer lo que quisieras sin consecuencias? Esta premisa es el pilar fundamental de todo tanto en el cómic como en la película pero, mientras que en la película ese dilema se lo llevan al terreno de la comedia familiar con un Jim Carrey que lo borda,
en el cómic se presenta como una pesadilla llena de violencia no apta para todos los públicos, donde cada deseo reprimido encuentra una salida salvaje y sangrienta.
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