El pasado secreto de “Doc” Emmett Brown (Regreso al Futuro).

El estreno en 1985 de Back to the future o como la conocemos en España, Regreso al futuro, fue uno de esos éxitos que marcaron época. Dirigida por Robert Zemeckis, guionizada por el mismo y Bob Gale, producida por Stephen Spielberg y protagonizada, entre otros, por Michael J. Fox y Christopher Lloyd, la película conquistó a crítica y publicó ganándose un lugar en el corazón de muchas personas que crecieron en una de las épocas doradas de Hollywood. De su historia, en forma de trilogía lo sabemos todo, o eso creíamos, porque uno de los personajes principales y más carismáticos, logró ocultarnos un pasado que explicaría muchas cosas de su comportamiento.

El Dr. Emmett Lathrop Brown o simplemente “Doc”, es ese simpático y algo loco personaje que funciona tan bien en la trama y que guarda un pasado oscuro. Y es que ya desde el inicio se planteó como una figura principal y enigmática, puesto que Robert Zemeckis y Bob Gale nunca tuvieron nada claro desvelar cuáles eran sus orígenes y en qué había participado antes de conocer a Marty McFly, puesto que creían que no funcionaría bien en una película familiar.

Y es que el excéntrico Emmett Brown nació en algún momento de 1914, 1920 o 1922 (dependiendo de las fuentes) en el acogedor pueblecito de Hill Valley, allí donde transcurren las aventuras de McFly y “Doc” en la trilogía cinematográfica. Su padre era el juez Erhardt Brown, de ascendencia alemana, siendo realmente su apellido Von Braun, adaptado a Brown al ver incrementarse el sentimiento anti alemán debido a la participación de Alemania en la Primera Guerra Mundial. Su madre fue Sarah Brown.

Desde bien joven, Emmett ya dejaba volar su imaginación tomando como referentes a instituciones científicas como Isaac Newton, Benjamin Franklin, Thomas Edison o Albert Einstein, así como inspirarse en las novelas de su autor favorito Julio Verne, figura clave que le llevó a convertirlo también en un notable inventor.


Pero antes de llegar a la que fue su invención más formidable, como lo fue su máquina del tiempo en forma de DeLorean, un automóvil deportivo de la época, el bueno de Emmett se involucró en otro de los proyectos que marcaría traumáticamente a la humanidad.

El Proyecto Manhattan fue un proyecto de investigación y desarrollo de armas nucleares, llevado a cabo por los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, con el beneplácito y participación del Reino Unido y Canadá durante el año 1942 hasta el 1946, derivando en los históricos y devastadores bombardeos atómicos de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Como una de las figuras más notables del Proyecto Manhattan se encontraba Robert Oppenheimer y, entre sus más estrechos colaboradores descubrimos al Doctor Emmett Brown.

Emmett era profesor cuando se le reclutó para el Proyecto Manhattan en 1943, despertando el asombro de sus reclutadores. Lo cierto es que, el propio Emmett se interesó mucho en entrar en un proyecto nacional tan importante, en un momento en el que sentía que podía hacer mucho y demostrar toda su valía.

El haber participado en uno de los momentos más atroces de la humanidad, habría marcado profundamente al bueno de Emmett, forjando esa personalidad distante y desconfiada hacia las personas, un comportamiento peculiar dado por su impresión sobre la humanidad tras el Proyecto Manhattan, que provocó tanto dolor y muerte. 

Emmett habría hecho de su pasión, la invención, su modo de vida donde recluirse con la intención de lograr compensar con algo de su creación el sentimiento de culpa que en realidad sufría, legando al mundo algo mejor y bueno que la bomba atómica. 

El haber amasado una gran fortuna en los 50, mediante una cuantiosa herencia, así como contraprestación por su participación en el Proyecto Manhattan, le permitió no solo costearse y mantener su gran casa en Hill Valley, sino no que también sus propios trabajos e invenciones. De hecho, gracias a sus conocimientos en energía atómica, pudo engañar a los terroristas libaneses a los cuales robó el plutonio necesario para alimentar su gran creación, la carismática máquina del tiempo en forma de DeLorean.

Pese a su aislamiento social, marcado en buena medida por su sentimiento de culpa y por permitir que la gente rumoreara sobre aspectos de su supuesta locura, precisamente para poder ser dejado trabajar en paz y soledad en sus inventos, logró forjar una extraordinaria relación con un joven estudiante del instituto de Hill Valley llamado Marty McFly, el cual lo admira, respeta, sabe entender y quiere como a su mejor amigo. 

Posiblemente, la única persona que le haya demostrado todo y más, aparte de su esposa, Clara Clayton, una afable profesora de escuela que Emmett conocería en su viaje a 1885, al viejo oeste una época en la que podía sentirse cómodo y sin ese sentimiento de culpa, puesto que los condicionantes derivados de su participación en el Proyecto Manhattan aún estaban lejos de marcar al mundo. En esa época, Emmett Brown formaría una familia junto a Clara, teniendo dos hijos llamados Julio y Verne, en honor al autor favorito de ambos.

Hasta aquí la historia de “Doc” Emmett Brown, uno de los personajes principales de la trilogía y universo de Regreso al futuro, una historia sobre su pasado que sus propios creadores llegaron a reconocer y que simplemente dejaron ciertas pistas en las películas, al no atreverse a hacerla canon oficial por considerar la historia que le precedía en la trama, una historia que provocara que el personaje no fuera bien recibido por un público más familiar, aunque en entregas posteriores tanto en cómics, como videojuegos, se ahondaría mucho más y sin complejos.

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