La Psicofonía del Infierno.

En noviembre de 1985, dentro de un chalet de la ciudad de Madrid, un grupo de curiosos aristócratas, encabezados por el profesor, filósofo y escritor Germán de Argumosa y Valdés, captan una extraña psicofonía de unos 10 minutos. En esa psicofonía se mezclaban ruidos, voces, susurros y golpes todos al mismo tiempo, algo bastante extraño dentro de este campo. El propio profesor Argumosa calificó dicha psicofonía como la Psicofonía del Infierno, una grabación que decidió comenzar a no reproducir completamente, puesto que causaban ciertos problemas de salud e incomodidades en algunas personas que la escuchaban.


Todo comenzó cuando, en un corrillo entre amigos, le explicaron al profesor Argumosa que en un chalet madrileño, la familia que allí vivía, creían que estaban sucediendo cosas extrañas en su interior. Le hablaron de que en la biblioteca de aquel chalet, quienes entraban solían encontrarse mal y sentir cosas realmente extrañas. 


Convencidos de que allí se escondía algo, lograron que un descreído Argumosa, que no comulgaba demasiado con los casos de parapsicología y su experimentación, realizara una prueba.

Para Argumosa, aquel lugar no era desconocido, puesto que allí había pasado ratos con amigos y personas de la alta sociedad. Aprovechando uno de esos encuentros sociales, bajaron al sótano del chalet, desprecintó una cinta de audio delante de todos los asistentes y la introdujo en un aparato grabador con un micro conectado. Cuando se cumplieron 10 minutos en completo silencio durante la grabación, Argumosa se dispuso a reproducir lo registrado.


Cuando dio al play, una amalgama de sonidos se reprodujeron en ese espacio vacío, pero esos sonidos distaban mucho de ser sonidos amables y tranquilos. Golpes, gritos, lamentos, sonidos de campanas, palabras sueltas, insultos, ruidos de fondo estridentes y, tal vez, algo aún más inquietante, dos frases cortas: “Ya te tengo Juan” y “Te mataré”.

El grupo que escuchó la grabación quedó horrorizado, hubo quien tuvo que abandonar la sala visiblemente afectado. Pero algo que hace a esta psicofonía profética, es una muerte que sucedió poco después. Y es que en ese grupo, durante aquella noche de experimentación, había un diplomático chileno de unos 40 años, que por aquella época vivía en Madrid. Ese diplomático, al poco tiempo, moriría debido a un paro cardíaco mientras pedía agua repetidas veces antes de fallecer. Lo extraño de todo y que el propio Argumosa desveló cuando dio a conocer al gran público el resultado de sus grabaciones, fue un momento de la psicofonía en el que una voz de hombre dice: “agua, agua… me ahogo”.

Germán de Argumosa, empezó a acudir a entrevistas para divulgar el resultado de aquel experimento auditivo y, de otra grabación que hizo de más de unos 20 minutos, aunque, en un momento dado, decidió recortar dicha grabación porque había gente que al escucharla, comenzaba a sentirse realmente mal.


Esa psicofonía, que se puede ser reproducida fácilmente en internet, es considerada única, aunque también, dicen algunos, susceptible de ser un fraude. Los propios testigos directos de ella, la describían como “venida del infierno”. Una psicofonía que no deja indiferente a nadie.

Comentarios