La maldición de los 100 años del Benfica.

En la década de los 60, el fútbol europeo y mundial tenía un equipo de referencia, el Sport Lisboa e Benfica. El equipo portugués, era admirado y temido por sus rivales, a los que no les faltaban motivos. A un equipo lleno de calidad, se le sumaba un futbolista superlativo para su época, Eusebio Da Silva Ferreira, que marcó toda una generación y que es, hoy en día, uno de los dioses de la historia del fútbol mundial.


Durante aquella década no solo ganaron títulos nacionales. El Benfica se alzó hasta en dos ocasiones seguidas con la ansiada Copa de Europa, primero en Berna (Suiza) frente al F.C. Barcelona en la temporada 1960-61 y, en la siguiente temporada, frente al Real Madrid en Amsterdam (Países Bajos).


Debido a los grandes éxitos conseguidos, su entrenador, el mítico austro-húngaro Béla Guttmann, artífice también del rendimiento del Benfica, decidiría hablar con la dirección del club para negociar al alza la renovación de su contrato. Este recibiría una rotunda negativa a sus exigencias, que provocaron su cese inmediato del club portugués. Aunque no sin antes proferir una sorprendente amenaza a aquellos directivos que ni tan siquiera se dignaron a estudiar su renovación: “El Benfica, sin mí, durante 100 años no volverá a ganar ni una sola copa europea”.


Esta amenaza, que pudiera parecer una pataleta, no tardó en ser tomada en serio por mandatarios del club lisboeta, jugadores y aficionados. Y es que en los años posteriores, donde el Benfica seguiría ganando títulos nacionales, también llegaría a finales europeas, pero no lograría ganar ni un solo título europeo más, pese a mantener equipos competitivos en los que, durante años, estuvo Eusebio como gran referencia.


Ocho finales disputadas desde 1963, hasta 2014, entre Copa de Europa y Europa League donde, en ninguna de las ocho el Benfica lograría repetir victoria. Un dato que se convirtió en toda una pesadilla para un club que veía como Guttmann, continuaba su carrera en los banquillos lejos del Benfica, aun dolido, rencoroso y sin perdonar jamás el desprecio que sufrió.


Béla Guttmann falleció en 1981, a los 82 años de edad, en Viena (Austria). En 1990, antes de la final europea que se disputaba justo en Viena y que enfrentaba al A.C. Milán y al S.L. Benfica, se pudo ver a un veterano Eusebio rezando frente a la tumba de Guttmann, implorando su perdón y que acabara con esa maldición que pesaba sobre el club de su corazón. Aquello no apaciguó la maldición y el Benfica siguió perdiendo finales europeas. 


Actualmente, ya son algo más de 60 años desde la última victoria europea. Si tomamos en serio la maldición de Guttmann, al Benfica aún le quedan más de tres décadas para quedar liberados de una maldición que ni las buenas palabras, recuerdos u homenajes realizados a su mítico entrenador, han logrado apaciguar una maldición que para los aficionados del club de fútbol más grande de Portugal, ya dura demasiado tiempo.

Comentarios