AMITYVILLE, la casa del mal.

Una casa situada en el 112 de Ocean Avenue, en el barrio neoyorkino de Amityville, se convertiría a mediados de los 70 en el centro del misterio en los Estados Unidos. Un misterio que iría agrandando su leyenda con el paso del tiempo, atrayendo a decenas de curiosos e investigadores de lo paranormal de todo el mundo.

En diciembre de 1975, la familia Lutz se instalaría muy ilusionada en aquella casa, desoyendo todas aquellas historias que circulaban sobre su reciente pasado, que hizo desplomarse su precio en el mercado de la zona. 


Una casa grande y majestuosa, en un buen barrio y muy cerca de un pequeño puerto que daba al mar, era más de lo que pudieron haber soñado nunca.




Sus antiguos propietarios, la familia DeFeo, habían fallecido trágicamente en noviembre de 1974 en aquella misma casa. Tan solo uno de sus miembros sobreviviría, Ronald Junior DeFeo, aunque posteriormente sería condenado y probada su implicación en todo lo sucedido.

Ayudado por un rifle y bajo el amparo de la noche, Ronald Jr. DeFeo, asesinaría uno a uno a los miembros de su propia familia de un disparo a bocajarro por la espalda, mientras dormían. Tan solo su madre, recibiría un disparo en la cabeza. 

Ronald arrastraría los cuerpos de sus familiares desde sus respectivos dormitorios hasta el salón, donde los dejaría tumbados con los brazos en cruz. Tras la matanza abandonaría la casa y se dirigiría hacia un bar cercano, donde diría que un hombre armado habría entrado en su casa en plena noche, matando a su familia.

Al llegar la policía encontraría los cuerpos. En el exterior, no muy lejos de allí, metida en una funda de almohada encontrarían el rifle empleado en la matanza, junto a unos trapos empapados en sangre.

La versión que dio a la policía Ronald Jr. DeFeo no convenció a nadie, puesto que estaba llena de imprecisiones, así que finalmente fue acusado y condenado por aquellas muertes. 

Atendiendo a su pasado conflictivo con las drogas, se consideró probado que aquellas muertes tuvieron que ver con un ajuste de cuentas de la mafia.

Poco tiempo después de entrar a vivir, los Lutz comenzarían a notar que algo extraño sucedía en la casa, por lo que pidieron al Padre Pecoraro que visitara la casa para bendecirla. El propio religioso viviría situaciones perturbadoras, que le hicieron huir de allí tras terminar de bendecirla.

Pese a sus buenas intenciones, la visita del Padre Pecoraro no ayudó a calmar los fenómenos que se producían. George Lutz, el padre de familia, comenzaría a sufrir sueños perturbadores, además de visiones extrañas y aterradoras que lo volverían poco a poco loco. Desde golpes que lo despertaban todas las noches a la misma hora, las 3:15 de la madrugada, hasta visiones de presencias demoníacas en diferentes lugares de la casa. George no sería el único de la familia que presenciaría cosas extrañas.

Un buen día, tras la alacena de la cocina, George y Kathy, su mujer, descubrirían una puerta oculta. Tras abrirla y acceder a una pequeña habitación pintada con un estridente color rojo que no constaba en los planos, afirmaron haber hallado un antiguo pozo mal cegado, del que emanaba un pútrido y desagradable olor y al que, poco después descubrieron que el padre de los DeFeo tiraba restos de cerdos y otros animales, que sacrificaba en esa habitación.

Las noches siguientes, sería Kathy quien sufría en sus propias carnes los efectos de aquellos aterradores fenómenos. Varias noches despertaría levitando sobre su cama, con diversas visiones como, por ejemplo, de su familia asesinada con un rifle o de la mujer de DeFeo, manteniendo relaciones con su amante. También sufriría caricias y tocamientos estando completamente sola en la cocina, momentos antes de sentir un perfume barato y dulzón.

Durante una noche en la que Jimmy, el hermano de Kathy, y su mujer Carey se quedaron a dormir con ellos en la casa, Carey se despertaría aterrada en mitad de la noche, después de que la figura de un niño pequeño y pálido sentado a los pies de la cama la despertara, porque se encontraba muy enfermo.

Los fenómenos poltergeist no cesaban y George Lutz hizo que una médium les visitara. Tras esa visita, la médium relato la presencia de un hombre y una mujer ancianos en la cocina, así como los asesinatos cometidos en las habitaciones de los niños y el resto de la casa. 

También aseguró que el sótano había sido un antiguo lugar de enterramiento y rituales. Donde no quiso acceder bajo ningún concepto, fue a la misteriosa habitación roja, por su alto nivel de energía negativa.

Los Lutz terminaron por abandonar la casa de sus sueños, tras convertirse en una pesadilla de la que no lograban despertar. Hoy la casa tiene nuevos propietarios y un ligero nuevo aspecto. 

La fama que se ganó supuso un inconveniente para los mismos propietarios y vecinos, llegándose a cambiar el nombre de la misma calle, para evitar la asociación con aquella leyenda negra. 

Aunque se ha puesto en duda lo sucedido en diferentes ocasiones, por culpa de evidencias de violencia doméstica, consumo de drogas y malas compañías, lo cierto es que no fueron pocas las personas que aseguraron sentir y presenciar fenómenos extraños en una casa que, para muchos, fue la casa del mal.

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