EL ENTE y el caso Doris Bither.

Unas 50 personas, entre médicos y científicos, fueron testigos del 22 de agosto al 31 de octubre de 1974 de un caso insólito, el único registrado que relacionaba fenómenos paranormales, con brutales agresiones sexuales sufridas por una mujer, que se vio convertida su vida en una auténtica pesadilla.


Doris Bither, que era una madre soltera con cuatro hijos, comenzó a sentir sensaciones extrañas en su casa. Todo comenzó con la sensación de que la acompañaba alguien por casa cuando estaba sola, también sentía como la tocaban y la acariciaban, aunque aquello no tardó en complicarse. Doris fue agredida y forzada sexualmente en su dormitorio, por lo que describió como una presencia invisible.


Los sucesivos días, ese perturbador fenómeno se repitió de forma habitual. Doris llegó a describir como dos presencias más comenzaron a participar también en esas agresiones, describiendo a una de ellas como alta y fornida. En casa, los fenómenos poltergeist también se reproducían con violencia contra sus hijos.


Creyendo que pudiera tener algún tipo de enfermedad mental, acudió a un psicólogo, para intentar encontrar los motivos de todos aquellos supuestos fenómenos. Tras mandarla a realizarse un examen ginecológico, el médico quedó totalmente asombrado cuando los resultados del examen arrojaron síntomas claros de haber sido violada en repetidas ocasiones.

Tras varias sesiones, su psicólogo no lograba explicarse que era lo que realmente le sucedía a Doris, puesto que física y mentalmente estaba sana. Es por ello que Doris, decidió acudir al doctor en parapsicología Barry E. Taff, que aceptó ayudarla.


Taff se entrevistó con los hijos de Doris, que aseguraron haber sido testigos de los ataques y agresiones hacia su madre. Para proseguir con su investigación, Taff reclutó al hipnólogo Kerry Gaynor, que no logró sacar nada en claro de sus sesiones.

Tanto Taff como Gaynor, fueron testigos de diversos fenómenos poltergeist cuando visitaban a la familia. A la entidad que Doris describió como alta y fornida, y que era la que habitualmente se mostraba más activa, así como la que en la mayoría de ocasiones la atacaba de forma individual, la llamaron El Ente. Ambos investigadores creían que esa entidad era la dominante y la que se aferraba enfermizamente a ella. 


También teorizaron sobre la posibilidad de que Doris, estuviera siendo atormentada por un Íncubo, un demonio popular en la creencia europea de la Edad Media, en la que un demonio se posaba sobre su víctima mientras dormía, para atormentarla en sus sueños.

50 personas, entre médicos y científicos, fueron testigos de los fenómenos poltergeist, fotografiando alguno de ellos y describiéndolos posteriormente. Pero los expertos no lograban protegerla de ataques cada vez más violentos y peligrosos.


Doris, que se encontraba totalmente desanimada, dejó de acudir a sus sesiones, no tardando en tomar la decisión de huir del lugar y mudarse a Texas junto a sus hijos. Desafortunadamente, las entidades no la abandonaron nunca, tal y como relató después al equipo de Taff y Gaynor en varias ocasiones.

Doris falleció en 1999 y con ella, desaparecerían por completo todos aquellos fenómenos aterradores que la persiguieron a ella y su familia durante tanto tiempo.

En 1982, Hollywood adaptó su aterradora historia, en una película muy inquietante que, forma parte de una de esas películas de terror de culto que siguen sorprendiendo.


Pese a que este caso sigue estremeciendo, son muchos los que, tras investigaciones posteriores, así como revisiones del caso, han puesto en duda la veracidad de todo lo que se dijo que sucedió. En primer lugar, se descubrió que Doris había sufrido maltratos en su infancia, algo que le llevó en su adolescencia a abusar de las drogas y que pudo ser el detonante de ciertos comportamientos. También se descubrió que en la casa donde vivía cuando se dieron los primeros fenómenos, Doris no pagaba el alquiler, ocupando la vivienda ilegalmente. La falta de testimonios gráficos y que los pocos que quedaron eran de mala calidad, no ayudó a dar firmeza a la investigación, que se llegó a tildarse de sesgada y deficiente por sus responsables finales.

Pese a todo, Taff y Gaynor concluyeron que el Caso de Doris Bither era un caso, como poco, único e inquietante.

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