La matanza Lawson.

El 25 de diciembre de 1929, tuvo lugar uno de los sucesos criminales más perturbadores de los Estados Unidos. Charles Davis Lawson, de 43 años de edad, asesinó brutalmente a su mujer y seis de sus siete hijos, antes de quitarse la vida. Descubre esta terrible historia y el morbo que despertó poco después.


LOS LAWSON.

Los Lawson eran unos humildes granjeros de Germanio, Carolina del Norte. Durante años estuvieron trabajando por cuenta ajena, cultivando tabaco y ahorrando lo suficiente, como para comprarse su propia granja en 1927, con la que siguieron cultivando.


LOS ASESINATOS.

Todo cambió súbitamente la tarde de navidad de 1929. Los Lawson fueron al pueblo a comprar ropa nueva y a hacerse un retrato familiar. Al volver a casa, Charlie Lawson mandó al pueblo a por unos recados a su hijo Arthur (16 años). Mientras tanto, Charlie, agarró su escopeta y aprovechó cuando dos de sus hijas, Carrie (12 años) y Maybell (7 años) se dirigían hacia la casa de sus tíos, para seguirlas. Al llegar a la altura del almacén de tabaco que tenían, Charlie disparó a las dos niñas y luego las remató a golpes, metiéndolas en aquel almacén.


Acto seguido volvió a casa y, mientras su mujer Fannie (37 años) estaba sentada en el porche, este la disparó a bocajarro. Al escuchar el estruendo Marie (17 años), que se encontraba junto a sus dos hermanos pequeños, James (4 años) y Raymond (2 años), dio un fuerte grito. Los niños corrieron a esconderse en algún lugar de la casa, mientras Charlie entraba y disparaba a Marie. Tras asesinar a su hija mayor, encontró a los pequeños y acabó igualmente con ellos. A la más pequeña de todas, Mary Lou, que tan solo era una bebé, la mató brutalmente a golpes, según la conclusión del forense.


Una vez terminó con todos los miembros de su familia, Charlie arrastró los cuerpos y los colocó boca arriba, con los brazos cruzados y piedras bajo sus cabezas. El único que inexplicablemente se salvó de tal masacre, fue su hijo Arthur, que en ese momento estaba haciendo unos recados fuera de la granja, tal y como su padre le había pedido antes de cometer aquella matanza.

Al volver, Arthur se encontró con una escena dantesca y sin rastro de su padre. Este llamó a la policía que cuando llegó, empezó a registrar la propiedad, hasta que un disparo, que llegó del bosque, llamó la atención de los presentes. Corrieron hacia donde parecía haberse producido el disparo, encontrando finalmente a Charlie Lawson, muerto de un disparo, con sus dos perros correteando a su alrededor. Las pisadas que encontraron alrededor del árbol junto al que se le encontró, dictaminaron que Charlie había estado meditando mucho esa última acción y, ¿quién sabe?, si también sus actos previos. 

Junto al cuerpo se encontraron una serie de cartas dirigidas a sus padres, así como dos extrañas notas en el fondo de los bolsillos de su pantalón. Dos frases inconclusas e inquietantes, que dejaron en un mar de dudas a los investigadores. En una ponía “Los problemas pueden traer...” y en la otra “Nadie a quien culpar”.

EL TRASLADO DE LOS CUERPOS Y FUNERAL.

Si con toda aquella escena no había suficiente, las autoridades se encontraron con dificultades para el levantamiento de los cuerpos. Al ser la época del año que era, había nevado y el suelo estaba bastante impracticable. Por ese motivo, los coches fúnebres tuvieron que estacionarse algo alejados de la granja, por lo que se tuvieron que esforzar mucho para trasladar los cuerpos uno a uno, envueltos en sábanas, hasta los coches. Una vez en el pueblo, los cuerpos se decidieron llevar hasta una casa de funerales que resultó ser más pequeña de lo esperada, así que tuvieron que volverlos a trasladar hasta otra cercana más grande, sorteando la nieve que había en la calle.

Los cuerpos fueron enterrados en el cementerio familiar, con mucha gente que decidió asistir al entierro. Toda la familia, incluido sorprendentemente Charlie Lawson, comparten una misma lápida con la siguiente inscripción: “No ahora, pero en los años venideros, será una tierra mejor. Leeremos el significado de nuestras lágrimas y entonces entenderemos”.



LAS TEORÍAS SOBRE LOS ASESINATOS.

A partir de entonces, fueron varias las teorías para explicar las motivaciones de Charlie Lawson. Una de ellas tenía que ver con la situación financiera que vivía el país y prácticamente el mundo, por culpa del Crack del 29. Los Lawson podrían haber tenido algún tipo de problema económico, que habría llevado a Charlie a caer en una angustiosa y fatal depresión, que le llevó a tomar una irracional y devastadora solución.

Otra teoría, que sostenían familiares y amigos, era la de que Charlie Lawson podría haber sufrido alguna dolencia o lesión cerebral, debido a fuerte golpe que se llevó unos días atrás y que, llevaba días haciéndole comportarse de forma extraña, alterando también su estado anímico. Los días previos, aseguraba sufrir fuertes jaquecas y una falta de sueño, que le impedía descansar. De ser así, las misteriosas notas que portaba en los bolsillos de su pantalón, en el momento de su suicidio, tomarían cierto sentido. Pero los forenses, que fueron su médico habitual y un médico forense de Baltimore muy reputado, hermano del Sheriff del lugar y que estaba pasando junto a su familia las Navidades en el pueblo, determinaron que su cerebro no presentaba ni lesiones, ni alteraciones evidentes que hicieran pensar en ese supuesto, aunque sí destacaron que el cerebro de Charlie Lawson era inusualmente pequeño y que poseía una parte del mismo, poco desarrollada.

La teoría más polémica, tendría que ver con una serie de testimonios sobre un oscuro secreto familiar que, tiempo después, algunos familiares asegurarían conocer. Y es que según esos secretos, Charlie habría dejado embarazada a Marie (17 años), su hija mayor. Su mujer Fannie habría estado al corriente, ocultándolo para evitar que pudiera hacer daño a la familia. La necesidad de confesarlo por parte de Marie, habría sido el desencadenante de los asesinatos.

UN TOUR MACABRO.

Poco después, el hermano de Charlie, Marion Lawson, se quedó con la granja y ante el interés que despertaba la masacre de su familia, decidió mantener la escena del crimen intacta, ofreciendo tours guiados a los curiosos que se acercaban.


El morbo atraía a todo tipo de personas, que se fascinaban con los restos de sangre, muestras de violencia e historia que allí podían apreciarse. Marion mantuvo durante mucho tiempo la tarta que preparó Fannie antes de la matanza, protegida por una cúpula de cristal, como un elemento más de aquel macabro y deplorable tour.

Personajes famosos visitaron el lugar, como el mítico ladrón de bancos John Dilinger. En ocasiones, incluso se recibía a los visitantes con música en vivo, como la del cantante Walter “Kid” Smith, que deleitaba a los asistentes con su éxito La balada del asesinato de la familia Lawson, que se hizo muy conocida.

Arthur Lawson, fue tutelado por su tío y murió años después a raíz de un accidente automovilístico, dejando mujer e hijo. Marion Lawson, que fue muy criticado por explotar, de esa manera, la muerte de sus seres queridos, siempre defendió que tuvo que hacerlo para poder pagar deudas y mantener a Arthur.

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