La maldición de la granja Ringcroft.

Existe una historia fantasmas, con siglos de antigüedad, que sitúa al pequeño pueblo de Auchencairn, en Escocia, como uno de los lugares del país con el suceso poltergeist más importante y traumático de su historia. ¿El lugar de los hechos? La granja Ringcroft, no muy lejos de Auchencairn, donde una familia vivió una auténtica pesadilla, en forma de una serie de sucesos violentos, que se alargaron en el tiempo.


Los documentos registrados que han sobrevivido, datan de 1695, del puño y letra del ministro religioso local Alexander Telfair, de la parroquia Rerrick, muy próxima a la granja Ringcrof y a las demás granjas vecinas, que también vivieron los fenómenos con enorme temor. Telfair vivió en sus propias carnes, la agresividad de esos fenómenos, las veces que acudió en auxilio de la familia Mackie, los propietarios y residentes de la granja Ringcroft

Los fenómenos comenzaron en febrero del 1695, cuando Andrew Mackie, el cabeza de familia, se despertó una buena mañana con su ganado desperdigado por la granja. De alguna manera, los animales se soltaron y camparon a sus anchas por el complejo. Andrew los volvió a reunir y aseguró la puerta de la valla con ataduras más fuertes y gruesas. A la mañana siguiente los animales volvieron a estar sueltos, aunque esta vez algo horrible le había pasado a uno de ellos. Uno de esos animales apareció colgado detrás de la casa, a pocos metros del suelo. Aquello solo era el preludio del inexplicable infierno que se les venía encima.

Telfair relata en sus escritos, como a principios de marzo los fenómenos subieron de intensidad y agresividad, cuando empezaron a volar piedras contra cualquiera que estuviera cerca de la propiedad e incluso dentro. Piedras que dentro de casa aparecían de la nada como obra de magia. De hecho, Telfair fue testigo y sufrió esa lluvia de piedras en varias ocasiones, que se hacían más intensas en sábado, cuando la familia se reunía para rezar. Con el paso de los días y las semanas, las piedras empezaban a ser de mayor tamaño, algo que provocaba grandes desperfectos a la propiedad y generaba muchos problemas de seguridad para los Mackie.


El 21 de marzo de 1695, Telfair escribiría la siguiente entrada: “Me arrojaron piedras y varias otras cosas, me golpearon varias veces en los costados y en el hombro con mucha fuerza con un gran bastón, de modo que los que estaban presentes escucharon el ruido de los golpes…Telfair, que aquella noche la pasó con los Mackie, también indicó como una fuerza invisible lo arrancaba del lado de la cama mientras rezaba, a la vez que golpeaba la cómoda que había en su habitación con fuerza. También relató como: “Esa noche, mientras estaba una vez en oración, recostado al lado de la cama, sentí que algo me apretaba el brazo; al mirar hacia allí, percibí una pequeña mano blanca y un brazo desde el codo para abajo, pero pronto desapareció.”

Durante el mes de marzo la intensidad de dichos fenómenos se tornó mucho más violenta. Los religiosos que acudían a rezar, vecinos, familiares o amigos sufrían peligrosas lluvias de piedras, siendo algunos de ellos gravemente heridos, cebándose con los religiosos que allí se presentaban. Los fenómenos también golpeaban, arañaban y arrastraban con mucha fuerza, tanto a adultos como niños. A los niños, incluso, los llegó a expulsar de sus camas violentamente, mientras los golpeaba con tanta fuerza, que se escuchaban los golpes en el resto de la casa.

En abril, tras sufrir un peligroso incendio de la nada, que lograron sofocar a tiempo, descubrieron bajo una loseta de la entrada, un papel viejo y arrugado, que envolvía trozos de huesos, piel y sangre. Entonces, pensaron que la granja de los Mackie pudo haber sido maldecida y que alguna entidad maligna, era la responsable del tormento que sufrían.

Los fenómenos continuaron durante todo el mes, hasta la noche del 28 de abril, cuando Telfair registró como la casa de los Mackie se destruyó por completo en un fuerte incendio. El 1 de mayo, se produciría otro incendio que destruyó el establo de las ovejas. 

Tras aquello, los Mackie se vieron obligados a marcharse en busca de otro hogar, dejando atrás tres meses de auténtico infierno, provocado por un poltergeist que, finalmente, consiguió destruir la vida de una humilde familia. Hoy en día, en el lugar solo pervive un solitario árbol que, dicen, indica el lugar exacto donde se ubicaba la granja a Ringcroft.


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