La Necrobótica, la nueva frontera científica.

La palabra en sí, ya genera cierta incomodidad. Necro proviene del griego y significa muerto, si a esto le unes robótica, el concepto que surge es aún más extraño. Pero lo cierto es que la Necrobótica, parece ser una realidad, eso sí, en una fase inicial y muy experimental. ¿Quieres conocer cuál puede ser esta nueva frontera para la ciencia? 


Todo surge a raíz de una publicación en la revista científica SciencieAdvance, por parte de científicos de la Universidad de Rice, en Texas, Estados Unidos. Estos lograron convertir los cadáveres de unas arañas lobo, en robots que funcionaban como pinza para agarrar o mover objetos. Para conseguirlo, llenaron los cuerpos de esas arañas de fluidos y, a través de una aguja hipodérmica y que clavaron en esos cuerpos, sellándolos con pegamento, lograron controlarlos como si fueran máquinas hidráulicas.


El experimento resultó exitoso, tal y como demostrarom las imágenes registradas en un vídeo que publicaron. También demostraron como una de esas arañas, puede lograr agarrar y levantar hasta 130 veces su propio peso. También se pudo comprobar su capacidad de rendimiento, al lograr articular sus patas hasta en 1000 ocasiones, justo hasta que empezó a mostrar ciertos signos de desgaste. Pero lo más importante, consiguieron aprovechar esos cuerpos inertes como herramientas que podrían aplicarse en diferentes campos.

Según los encargados del experimento, la morfología de la araña es perfecta para el cometido que buscaban, ya que a diferencia de nosotros, sus patas tienen tan solo músculos flexores, algo que ayuda y mucho a la finalidad del experimento. Así pues, tanto su estructura, como que las arañas tengan un funcionamiento natural hidráulico muy propicio para la función que se buscaba, les permitió adaptarlas tras la muerte fácilmente. 

Aunque en un inicio todo surgió tras encontrar una araña muerta, que les despertó la curiosidad por averiguar el motivo por el cual sus patas se retraen al morir, la finalidad de la investigación les encaminó a demostrar que es posible conseguir construir maquinaria o robots con material biológico, como los cadáveres de esas arañas. De esta forma, se conseguiría ahorrar en materiales, porque la estructura y cuerpo ya estaría montado y listo para adaptarse.

Con todo esto, los investigadores se apresuraron a aclarar, que en ningún caso estaban reanimando a esos insectos. Y aunque ningún artículo se lo plantea por ahora, no sería extraño que de seguir avanzando y despertar el interés de la industria, surjan dilemas morales evidentes. Puede que unas arañas lobo, por su aspecto, no inviten a pensar sobre ello, pero ¿quién no nos asegura que futuras investigaciones en el novedoso campo de la Necrobótica, no se realicen con animales más grandes y/o que despierten más sensibilidades o que, surja la tentación de aplicarla en campos más polémicos como el militar, el espionaje industrial, etc?

Mientras tanto, para conseguir hitos mayores, la propia Necrobótica, que aún se encuentra en pañales, debería solventar ciertos problemas evidentes, como la descomposición de esos cadáveres y una conservación eficaz que permita mantener sus principales virtudes intactas, así como estéticas.


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