El mito de los 300 espartanos y la batalla de las Termópilas.

La mítica Batalla de las Termópilas y los 300 espartanos, que dieron su vida defendiendo la libertad de Grecia, frente a los millones de invasores persas, se ha convertido en todo un referente gracias a la propia historia y, en las últimas casi dos décadas, al mundo del cómic y a Hollywood. Pero, tal vez, no todo fuera de la manera que nos describieron y nos explicaron. ¿Te animas a desmitificar este hecho histórico?


LA BATALLA DE LAS TERMÓPILAS.

Durante agosto o septiembre del 480 a.c. se llevó a cabo la conocida como Batalla de las Termópilas, un estrecho paso de apenas unos 15,5 metros de ancho, situado en un desfiladero junto al mar. En ese paso se apostaron 300 espartanos comandados por el Rey de Esparta Leónidas I, para detener el avance por tierra del ejército persa, comandado a su vez por el Rey Jerjes I.

EL NÚMERO DE LOS EJÉRCITOS VARÍA SIGNIFICATIVAMENTE.

Esta batalla se enmarcaba en la conocida como Segunda Guerra Médica, en la cual Jerjes I reunió a un numerosísimo ejército, que pretendía marchar hasta Grecia, en respuesta a la derrota sufrida por el padre de este en el 490 a.c., durante la Primera Guerra Médica. Varias fuentes aseguraron, desde tiempos ya muy remotos, que los persas llegaron a reunir a más de 2 millones de soldados, frente a las puertas del país heleno, dato que cundió y se extendió. Lo cierto es que, las estimaciones actuales aseguran que fueron unos 200 mil persas, dato que se ajustaría más a lo creíble por logística y posibilidades.


Por contra, el mito de las Termópilas sitúa la defensa de Grecia en manos de tan solo 300 valerosos y aguerridos espartanos. De nuevo, estos son datos muy extendidos que habría que matizar. 


Según estudios llevados a cabo por diversos historiadores, expertos en la historia griega y en la cultura espartana, efectivamente Leonidas I reunió a 300 soldados, porque las tradiciones espartanas no le permitieron reunir a todo su ejército, puesto que estaban celebrando las Carneias, unas fiestas en honor al Dios Apolo. Pero la realidad es que esos 300 espartanos, marcharon hasta el paso de las Termópilas con cerca de 900 esclavos, muchos de ellos preparados para la guerra. Junto a esos espartanos, se unieron 700 soldados de Tespias, una ciudad de Beocia, comandados por el general Demófilo. También hay que tener en cuenta que en la retaguardia se quedaron el resto de soldados griegos de diferentes ciudades-estado, que se reunieron para hacer frente al enemigo y que terminarían por formar, conjuntamente con espartanos y tespios, un ejército de 7 mil u 8 mil soldados griegos.


LEÓNIDAS, UN LÍDER SEXAGENARIO.

Quien comandó aquel basto ejército griego, espartanos y tespios incluidos, fue el mismo Leónidas I, aunque se antoja difícil de creer que fuera en primera línea de batalla y de la manera que se nos ha mostrado al gran público. Por aquel momento, Leónidas I tenía 60 años, una edad ya avanzada para la vida de entonces, que lo más probable es que le impidiera ejercer en combate cuerpo a cuerpo, por fuerza, agilidad y, en resumidas cuentas, por capacidad. Aun así, Leónidas I estuvo presente físicamente en el paso de Las Termópilas, porque murió allí mismo junto al resto de sus hombres.


Leónidas I compartía reinado, según era tradición en Esparta, con otro rey que se llamaba Leotíquidas II. Si este no estuvo en el frente junto a Leónidas, fue porque la ley espartana se había modificado mucho antes, impidiendo mandar a comandar sus ejércitos a ambos reyes, evitando así la posibilidad de perderlos a ambos a la vez.

LA BATALLA DE ARTEMISO, LA OTRA GRAN BATALLA.

Si los espartanos comandaban el ejército griego por tierra, una alianza de diferentes ciudades griegas llevaron a cabo la defensa por mar, frente a la costa de Eubea, junto a las Termópilas y por duración de tres días, en la conocida como Batalla de Artemisio. En ella los griegos reunieron una flota de 271 barcos, frente a los 800 que aportaba el ejército persa. La Batalla de Artemisio se saldó sorprendente con un empate técnico y una no menos sorprendente, por números, victoria estratégica griega. Donde los griegos perdieron unos 100 barcos, los persas vieron hundirse 300.


EL TRAIDOR QUE DESEQUILIBRÓ LA BALANZA.

Pese a los efectivos que reunieron los griegos, estos seguían en una inferioridad evidente frente al ejército de unos 200 mil persas. Aunque si es cierto que los 300 espartanos, luchando codo con codo con los 700 tespios, detuvieron el avance de los persas durante seis días, a los que provocaron gran número de bajas. Al sexto día de enfrentamientos, un factor inesperado desequilibró la balanza hacia el lado persa. 

Efialtes, un soldado originario de Tesalia, traicionó a Leónidas I y reveló a Jerjes I la ubicación de un camino que permitió al ejército persa rodear las Termópilas y atacar por la retaguardia tanto a espartanos como tesios. Los motivos que llevaron a Efialtes a tal traición son un auténtico enigma. Lo que si se conoce es que esperaba una recompensa por parte de los persas, que tras penetrar en suelo griego y saquear Atenas, pusieron precio a la cabeza de Efialtes, que tuvo que huir hacia Tesalia sin nada o muy poco. Efialtes terminó muriendo en el 479 a.c. a manos de Atenades de Traquina, un griego que combatió contra los persas y que mató a este, por otro motivo.

EN DEFINITIVAS CUENTAS...

Efectivamente, fueron 300 espartanos los que hicieron frente a, no 2 millones de persas y si 200 mil. Pero no estuvieron solos, no al menos en el paso de las Termópilas, pues 700 tespios lucharon hasta la muerte junto a los espartanos. También es cierto, que Efialtes sucumbió a los persas y traicionó no solo a Leónidas, también a Grecia entera, aunque los motivos jamás se conocerán. 

Tampoco se logró defender la libertad y democracia griegas, pues los persas lograron el control de Beocia y saquearon Atenas, el corazón de Grecia, logrando una pobre victoria que, al fin y al cabo, era una victoria. 

Puesto a desmitificar, la cultura espartana tampoco era como el cine nos mostró. Ni luchaban a cuerpo descubierto, ni todos eran guerreros y, muy posiblemente, esa férrea ley que determinaba si todo recién nacido era o no un espartano bien formado, sacrificando a los que se consideraban débiles o con defectos, puede que no fuera tan así o que no se siguiera tan al pie de la letra tal infanticidio. De hecho, existió un rey espartano cojo desde nacimiento.


Como ves, la trascendental Batalla de las Termópilas fue muy real, como nos cuenta la propia historia, pero se escapa a los mitos y adornos ficticios, en muchas ocasiones amplificados por el poder de la industria del cine, el entretenimiento en general y la necesidad de las sociedades por exaltar según que pasajes de la historia, distorsionando lo que realmente fue o sucedió.


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