Las Hermanas espiritistas Fox.

El espiritismo moderno tiene como referentes en la materia a unas polémicas hermanas, que durante la mitad del siglo XIX se hicieron famosas con sus asombrosas sesiones. En esas sesiones espiritistas contactaban con los espíritus de los difuntos, llegado a proporcionar en ocasiones datos sorprendentes. Fue a finales de siglo cuando su reputación fue puesta en entredicho.

Su fama inicia en su infancia, cuando dos de las tres Hermanas Fox, Margaret y Kate, junto al resto de su familia, son testigos en su propia casa de extraños sonidos a los que no logran dar explicación lógica. Durante esos días las dos hermanas empezaron a entablar conversaciones con lo que ellas describían como espíritus. Explicaron que esos espíritus fueron personas que en vida vivieron en aquella casa y fueron asesinados por el repartidor de leche, que emparedó los cadáveres en las paredes. Sus padres y resto de la familia decidieron averiguar si aquello era cierto, abriendo boquetes en los lugares indicados. Para su asombro en cada uno de aquellos puntos en los que Margaret y Kate aseguraron que estaban los restos de aquellas personas, encontraron huesos humanos. Aquello llevo a las Hermanas Fox a ganar cada vez más relevancia, con gente de buena familia acercándose hasta su casa para establecer, en un principio, pequeñas sesiones de espiritismo donde les proporcionaban una experiencia fuera de lo común.

Con el tiempo la hermana mayor Leah Fox, decidió ejercer como representante de sus dos hermanas menores, que eran la verdadera atracción de la familia, basando su experiencia espiritista en golpes y sonidos en respuesta a sus invocaciones. Durante años explotaron sus dones paranormales hasta que un buen día alguien decidió denunciarlas públicamente por fraude. 

Las tres Hermanas Fox se defendieron de unas acusaciones que aseguraban que, por ejemplo, aquellos ruidos los hacían ellas crujiendo partes de sus cuerpos. Las Hermanas Fox se prestaron a una sesión espiritista con esos escépticos, que pusieron una serie de condiciones para llevarla a cabo. Las Hermanas Fox no deberían practicar esa sesión sobre ninguna base de madera y se les pidió que se pusieran cojines debajo de sus pies. Aquella sesión fue el principio del fin de la credibilidad de las Hermanas Fox, que no lograron conseguir ningún resultado, hasta el punto de que se subieron a un armario de madera para conseguir aquellos ruidos con la excusa de que era lo que querían los espíritus.

En 1888 Margaret y Kate reconocieron que mintieron, incluso a su hermana mayor, que las representó durante años creyendo firmemente en sus dones. Aseguraron que aquellos golpes los lograban gracias a una malformación que les permitía crujir fuerte las rodillas. También golpeaban en las mesas con los dedos cuando la gente estaba distraída e incluso llegaron a reconocer que, en algún momento, llegaron a colocar huesos de animales en algunos lugares, para luego aparentar que eran de esos supuestos difuntos que contactaban con ellas.

Pese a que su reputación cayó por los sueldos, aún guardaban cierta credibilidad que explotaban como podían en viajes que pagaban sus adinerados maridos. Cuando estos fallecieron dejaron a las Hermanas Fox en la ruina. Una vez fallecidas fue cuando se pudo demostrar que no todo en las Hermanas Fox era un fraude. De pequeñas habían asegurado que uno de esos espíritus que contactaban con ellas era un tal Charles B. Rosn, uno de esos espíritus que al contactar con las pequeñas Hermanas Fox les dijo haber sido asesinado en la casa y sus restos emparedados en algún lugar de la misma. Años más tarde, ya con las tres hermanas fallecidas, en la ruina económica y casi olvidadas, en mitad de una reforma en su antigua casa familiar descubrieron los restos de un hombre que pertenecían a un antiguo inquilino llamado Charles Bell Rosn.

Las hermanas que un día atrajeron la atención de todos y que hoy en día son consideradas las precursoras del espiritismo moderno, murieron repudiadas y antes de que aquel último descubrimiento limpiara, en parte, sus nombres.

Comentarios