El callejón de Mary King’s Close y sus fantasmas.

Corría el siglo XVII en Edimburgo, Escocia, donde la Peste Bubónica también hizo sus estragos, provocando el contagio y pánico masivo de sus gentes. En la ciudad existía una calle en la que se afinaban decenas de familias pobres e indigentes durmiendo al raso, viviendo en condiciones deplorables. El Mary King’s Close se convirtió ya antes de la Peste en una vergüenza para las clases privilegiadas de la ciudad, que no estaban de acuerdo con que aquellas sucias y pobres gentes pudieran mezclarse con las clases altas. Tanto fue el rechazo antes y durante la epidemia, donde se apelotonaban centenares de contagiados, que empezaron a levantar muros a su alrededor que terminarían por aislar a esa parte incómoda de la sociedad del resto de la ciudad. Fue así que incluso pasados los siglos, el Mary King’s Close fue quedando literalmente bajo los suelos de una ciudad que se hacía más grande y moderna con el paso del tiempo, sin que la problemática del ya oscuro callejón se resolviera, ni tan siquiera que las familias que allí vivían por generaciones quisieran marcharse. De hecho el hoy aún edificio del ayuntamiento de la ciudad, se edificó sobre el mismo Mary King’s Close, evidenciando lo incómodo que era aquel callejón y la necesidad que tenían de tapar aquellas vergüenzas.

Edimburgo tiene al hoy callejón del Mary King’s Close como un reclamo turístico de la ciudad, donde ahora ya si que nadie vive, pese a que se mantiene cierto aire de vida simulada para dar ambiente de cara al turista. Pero si este en su momento infame callejón es conocido por su historia, también lo es por sus leyendas de fantasmas, que aseguran siguen habitando en lugar. 

Uno de esos fantasmas es el de una niña pequeña llamada Annie, de la que se cuenta que sus padres la abandonaron a su suerte en aquel lugar, cuando en el 1644 contrajo la Peste. La médium japonesa Aiko Gibo, muy conocida en su país, fue la primera que puso luz a la historia de Annie cuando visitó el lugar por turismo. Aiko quedó tan enternecida con su historia, que fue a comprarle un peluche que dejó en el mismo lugar donde contactó con ella. La historia corrió como la pólvora, de tal forma que los turistas que visitan el lugar, también le traen juguetes y presentes a Annie.


El otro fantasma famoso del Mary King’s Close es el de Chesney, la última persona que vivió en ese minúsculo barrio. Cuando el alcalde de aquel momento decidió cerrar el Mary King’s Close, Chesney se negó en rotundo a abandonar su hogar. Chesney ni se fiaba, ni quería perder el único lugar que le pertenecía. Debido a esa negativa el ayuntamiento decidió desalojarlo a la fuerza, pagándole una pírrica indemnización, que dicen no le alcanzó ni para encontrar otro lugar donde vivir. No se supo más de Chesney, pero quienes visitan la que fue su casa, en alguna ocasión han asegurado escuchar golpes y tener sensaciones extrañas. Hay quien asegura que Chesney después de muerto volvió a su hogar para quedarse.

Y hasta aquí la curiosa historia de un callejón que en su día fue ocultado bajo los pies de las buenas gentes de Edimburgo, habitado por unos fantasmas que atraen el interés de turistas y simpatizantes del misterio.

Comentarios