La leyenda de la Descarnada.

En México cuentan una leyenda que tiene que ver con los alaridos y lamentos que algunas mujeres aseguran escuchar, al poco antes de dar a luz. La Descarnada continúa pese a los siglos, vagando por el mundo provocando temor a todas aquellas personas que se han cruzado con ella.


Cuenta esta antigua leyenda que en la antigua ciudad de Tenochtitlan, hoy conocida como Ciudad de México, actual capital del país centroamericano, existió un gran guerrero casado con una mujer que no pudo darle descendencia. Debido a esto las personas del lugar la repudiaron e incluso forzaron para expulsarla de la comunidad, pero el guerrero estaba tremendamente enamorado de ella y no quería viviera ese deshonor, por lo que consiguió que se le permitiera continuar a su lado.

Un día este guerrero tuvo que marcharse a la guerra, algo que aprovecharon las demás mujeres del lugar para tomarse la justicia por su mano. Justo marcharse su marido, la mujer descubrió que por fin estaba embarazada, pero no llegó a tiempo de darle la buena nueva a su esposo, pues las demás mujeres la asaltaron y apedrearon hasta el borde de la muerte. La mujer que había perdido a su futuro bebé, debatiéndose entre la vida y la muerte, rogó a los Dioses que le permitieran vengarse. Los Dioses la escucharon y le permitieron seguir viviendo para cumplir su cometido. Para ello la mujer podría desprenderse cuantas veces quisiera de su rostro, para atemorizar a sus víctimas antes de matarlas. La mujer llevó a cabo su venganza aniquilando no tan solo a aquellas mujeres, sino que también a sus hijos e hijas, por haberle arrebatado su sueño de ser madre.

Cuando el guerrero volvió descubrió a su mujer ejecutando su venganza sin rostro. Fue entonces cuando supo lo que le había pasado y su sufrimiento y no quiso que siguiera sufriendo de aquella manera, por lo que la siguió, averiguó donde guardaba la piel de su rostro y la llenó de sal en su interior. Cuando la mujer volvió para recuperar su rostro, al colocársela la sal le provocó un dolor indescriptible que terminó definitivamente con su vida.

Desde entonces se cuenta que La Descarnada vaga lamentándose cuando una madre da a luz, triste por no haber conseguido serlo ella, atemorizando a todas aquellas personas que se le cruzan con su rostro descarnado.

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