Dusan Popov, con licencia para espiar.

Durante la Segunda Guerra Mundial cada bando infiltró a decenas de espías más allá de las líneas enemigas. Ya fuera en misiones para obtener los secretos mejor guardados del enemigo, como para boicotearlo, esos espías se deslizaban sobre un fino y peligroso alambre que, en ocasiones, se tornaba aún más peligroso cuando actuaban como agentes dobles. Uno de esos agentes que trabajó para los británicos, trabajando a su vez para los alemanes, fue Dusan Popov, el hombre que inspiró al mítico personaje de las novelas de Ian Flemming, James Bond.


Nacido en 1912 en lo que hoy es territorio de Serbia, Dusan Popov se crio en una familia pudiente, de las más adineradas e influyentes del lugar. Su infancia transcurrió sin sobresaltos hasta llegados a la universidad, donde su amigo Johann Jebsen le recomendó empezar a trabajar para la Abwehr, que era el servicio secreto alemán. Jebsen, alemán de nacimiento, ejercía en secreto de agente doble trabajando para la Abwerhr e informando al MI5 británico de los secretos alemanes. 

Antes de aceptar cualquier propuesta, Popov quiso informar al oficial de control de pasaportes, en la delegación británica de Yugoslavia, Hope Clemente, a quien Jebsen informaba periódicamente. Tras hablar con Popov y ver su potencial, decidió ofrecerle colaborar con Jebsen de la misma forma que lo hacía su amigo, como agente doble. Los británicos le darían permiso para que les filtrara a los alemanes cierta información, para ganarse su confianza. Por contra, Popov debía conseguir cualquier información que comprometiera los planes de los alemanes. Popov, que ya tenía un hermano con experiencia como espía, aceptó y tardó poco en empezar a lograr información sensible y de interés para el MI5.


Dusan Popov, que sería conocido por el MI5 con el nombre en clave Trycicle, hablaba con fluidez alemán, inglés, francés e italiano, además su buena planta y don de gentes le ayudaba a desempeñar su labor. Bajo su tapadera de empresario de éxito en el mercado de las importaciones y exportaciones, se infiltraba con facilidad entre las altas esferas alemanas, se comunicaba con sus mandos a través de complejos códigos, utilizaba identidades falsas, etc. Le gustaba la buena vida y no se escondía, por lo que era conocida su faceta como playboy.



Uno de los momentos en los que la información que consiguió pudo haber cambiado el devenir de la historia, fue cuando en 1941 fue destinado por la Abwehr a los Estados Unidos. Los alemanes le dieron gran cantidad de dinero para montar una red en suelo estadounidense y una lista de objetivos para que los saboteara o atacara, pero Popov que odiaba profundamente a los nazis, decidió alertar sobre esos sospechosos planes que la Abwehr tenía entre manos, al mismísimo J. Edgar Hoover, el mandamás del FBI. Entre esa información sospechosa extraída de los planes alemanes, aparecían referencias al puerto militar de Pearl Harbor, algo que le hizo temer que se podía estar tramando algo gordo.

Hoover, que no fue nunca una persona sencilla de tratar, no se fio ni un pelo de Popov, justo por jugar a dos bandos, por lo que hizo oídos sordos a esa advertencias, incluso intentó implicar en algún delito a Popov para que abandonara el país. Lamentablemente unos meses más tarde los japoneses atacarían Pearl Harbor.

Otro momento crítico, de los muchos que vivió en su vida como agente doble, fue en 1944 durante la conocida como Operación Fortitude. Dicha operación orquestada por estadounidenses y británicos, pretendía engañar a los alemanes sobre su desembarco en las costas francesas, para hacerles cree que lo harían en el Puerto de Caláis, a 250 km de distancia de las playas de Normandía, donde finalmente desembarcarían las tropas norteamericanas. Durante esa operación, Johann Jebsen fue descubierto que trabajaba para el MI5 y arrestado por los alemanes. Temerosos de que Jebsen delatara a Popov ante la Abwehr, el MI5 dejó de pasarle información y lo mantuvo apartado durante un tiempo, el suficiente para comprobar que Jebsen no había “cantado” y que confiar en Popov volvía a ser seguro.

Tras la guerra Dusan Popov sería condecorado con la Orden del Imperio Británico, mientras mantendría esa vida de playboy que le llevó a mantener romances sonados en la época. En 1981 moriría a los 69 años de edad dejando esposa y tres hijos.



La vida de Dusan Popov fue sin duda una vida de novela e incluso de cine, pues Popov dominaba el arte del espionaje. Tanto es así que Ian Flemming, el famoso escritor británico, que trabajó un tiempo para el servicio secreto británico, coincidiría brevemente con él.


Flemming afirmó que una misión de seguimiento a Popov, le llevaría hasta un Casino de Portugal donde le vería apostar en una mesa de baccarat hasta 40.000 dólares de una tacada, tan solo para alardear de ello y provocar que su rival se retirara de la partida. El mismo Flemming reconocería que Dusan Popov habría sido su inspiración para crear a James Bond. Curiosamente la primera novela donde aparecería el Agente 007 tendría el título de Casino Royale



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