¿Porqué el T-Rex tenía los brazos tan pequeños?

Seguro que en alguna ocasión te lo has preguntado. Hay quien incluso le ha servido como broma o chascarrillo fácil al hablar sobre Dinosaurios, no es para menos, pues la apariencia enorme y amenazadora del Tyrannosaurus Rex, contrasta con esos aparentemente inofensivos y diminutos brazos. Aunque los paleontólogos siguen discutiendo a día de hoy sobre la utilidad de esos brazos enanos, vuelvo al mundo de los grandes Dinosaurios para repasar las dos teorías con más seguidores entre los expertos en la materia.


DESCENDIENTE DE UNA GRAN FAMILIA.

Pero para empezar y en resumidas cuentas, conviene entender que el T-Rex no es más que una especie dentro de una tribu conocida como Tyrannosaurini, que contiene al ya mencionado Tyrannosaurus Rex, al Nanotyrannus Lancensis y al Tarbosaurus Bataar. Esta tribu a su vez pertenece a la Subfamilia de Terópodos tiranosáuridos Tyrannosaurinae, que a su vez pertenecen a la ilustre familia de los Tyrannosauridae.

Como ves el T-Rex dentro de todo su esplendor, tan solo era uno más dentro de una familia de Terópodos, que se extienden desde hace 84 y 66 millones de años en el Cretácico Superior, donde hoy se encuentran los continentes de Nortemérica y Asía. Aunque sí que hay que reconocerle al T-Rex que fue la especie ramificada de su familia original, que más se extendió por su territorio respecto a sus otros primos, viviendo a finales del Cretácico hace ya unos 68 y 66 millones de años, siendo también uno de los últimos Dinosaurios extintos allá por la extinción masiva producida en el Cretácico-Terciario.

Una vez repasado los orígenes biológicos del T-Rex, pasemos a la primera de las teorías más seguidas desde hace muchos años.

LA EVOLUCIÓN.

Si de algo destaca la familia de los Tyrannosauridae, es que sus miembros se distinguían por tener cráneos, colas largas y miembros traseros enormes y poderosos. El T-Rex no fue menos, siendo el más grande de todos los Tyrannosauridae, llegando a medir de largo unos 12,3 metros, unos 4 metros de alto hasta su cadera, 1,4 metros de tamaño de su cráneo y entre unas 5 a 9 toneladas de peso. Pero con todo ello sus extremidades superiores parecían no ser prioritarias en su evolución.

Durante el extenso tiempo que los Dinosaurios poblaron la tierra, la naturaleza pareció utilizarlos como en un gran banco de pruebas evolutivo, uno como nunca más se volvió a ver. La extinción masiva a la que se vieron empujados, detuvo en seco todo aquel alarde evolutivo que llevó a diferentes formas, tamaños y rarezas que buscaban perfeccionar el éxito de cada una de las especies, pero que sentó las bases de lo que llegaría después. En el caso del T-Rex y sus pequeños brazos, puede que ya desde los primeros Tyrannosauridae como fueron los Shanshanossurus Huoyanshanensis, que vivió hace unos 70 millones de años en China, 

y el Teratophneus que vivió hace 75 millones de años en Norteamérica, 

la evolución tuviera decidido que para garantizar su éxito, los brazos de todos los Tyrannosauridae debían tender a desaparecer. De hecho se piensa de esa forma no solo por su reducido tamaño, también porque de sus “manos” se fue evolucionando a dos dedos con garras muy afiladas, que justo hacen pensar que la naturaleza poco a poco las iba a ir eliminando de su diseño.

Pese a todo hay quien sigue dudando y creyendo que no se debe menospreciar la utilidad de esos brazos, por lo aparentemente frágiles y poco prácticos que pudieran parecernos. En el caso del T-Rex se conoce que sus pequeños brazos eran igualmente titánicos en su fuerza, ya que eran capaces de sostener pesos de hasta 180 kilos.

LA TEORÍA DEL AMOR. 

Esta teoría se la debemos al Geólogo, Paleontólogo, Zoólogo, Patólogo y Paleoantropólogo Estadounidense Henry Fairfield Osborn, que fue quien en 1905 describió y dio nombre al Tyrannosaurus Rex. Este al analizar los fósiles del T-Rex determinó que su gran cabeza le hubiera servido para cazar y defenderse, sus grandes extremidades inferiores para agarrar y retener a la presa y sus extremidades superiores para el amor.

Según se extrajo de esta hipótesis, sus cortos y pequeños brazos le hubieran servido al macho del T-Rex para acariciar el lomo de la hembra, en un posible acto previo al apareamiento o para sujetarla en pleno momento de éxtasis.

Existen otras teorías sobre las utilidades de sus pequeñas extremidades como la de aportar equilibrio, ayudar a agarrar presas grandes o como apoyo para levantarse después de dormir. 

LA FIGURA DEL T-REX EN CONSTANTE DEBATE.

En su momento, a los primeros descubridores de sus fósiles se les hizo difícil asimilar que esos brazos fueran tan pequeños, por lo que en las primeras representaciones que se hicieron los dibujaron algo más largos y grandes. Hoy en día hay quien se resiste a pensar que tan solo fueron vestigios de extremidades, que en su momento tuvieron una función más determinante, frente a quienes creen que apenas les servían de nada viendo el poderío de sus cráneos y extremidades inferiores. Lo cierto es que el debate alrededor de uno de los Dinosaurios más populares que se conocen, es constante y variado. Por ejemplo, aún hoy se duda de si realmente fue un gran cazador o si, por lo contrario, fue un oportunista carroñero. Lo cierto es que fuera lo que fuera, el T-Rex es y será uno de los exponentes más potentes y atractivos, que ayudan a generar la admiración de grandes y pequeños, por aquellos que hace 65 millones de años dominaron la Tierra como auténticos titanes.



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