RAISED BY WOLVES, la vida entre ciencia y religión.

A finales de 2020 llegó a HBO una serie de ciencia-ficción con el sello único del gran director y productor británico Ridley Scott. Esta gran producción llegó como uno de los grandes títulos de la temporada, tanto a nivel general como para la propia plataforma. Mi recomendación de serie es sobre: RAISED BY WOLVES.


En un futuro donde la Tierra se encuentra en su ocaso, debido entre otras, a una gran y devastadora guerra entre ateos y creyentes, los últimos del bando ateo tienen una y última apuesta por la salvación. En una nave se envían a dos androides, junto a 12 embriones listos para ser gestados en dirección al lejano planeta Kepler-22b. Allí Madre y Padre, que son los nombres de dichos androides, velarán por la supervivencia de esa colonia humana, con la misión de preservar la raza humana más allá de la Tierra. Aunque todo cambia cuando aterrizan en el planeta unas personas del bando creyente, que llegan buscando la salvación en un nuevo mundo y que querrán imponer sus reglas y convicciones a la colonia, sin contar con Madre y Padre.



RAISED BY WOLVES
 que con su título viene a recordarnos la leyenda sobre los inicios de Roma, con los bebés Rómulo y Remo amamantados por una loba, nos encontramos una serie extraña, intrigante, misteriosa, apabullante, abrumadora... y tantos calificativos del estilo que queramos utilizar para describirla. En su historia se puede reconocer a Ridley Scott, que con obras de la talla de Blade Runner o Alien, se convirtió por méritos propios en uno de los maestros del género. Pero es en esta nueva producción donde el bueno de Scott va uno, dos o incluso tres pasos más allá mezclando ciencia-ficción, religión y misterio recuperando el debate moral entre la prevalencia  de la ciencia sobre religión y viceversa, que es donde más perturbador se vuelve a medida que avanza la historia. La trama repleta en cada capítulo de giros, muertes violentas, misterios, dilemas morales o contradicciones te engancha de forma instantánea y casi, sin que te des cuenta, dejándote con ganas de más.

La interpretación de Madre y Padre, por parte de Amanda Collin y Abubakar Salim, se muestra inquietante y a la vez entrañable siendo de lo mejor, sobre todo en la figura de Madre, una androide con un fuerte sentido maternal y, a la vez, un arma perfecta de destrucción que se convierte poco a poco en el centro de toda la trama. 


Por su parte Travis Fimmel encarna al ateo metido por conveniencia a creyente Caleb, que se convertirá en el principal enemigo de la misión para Madre y Padre. Fimmel está en su buena línea, aunque no deja de recordar algo demente Ragnar Lodbrok de Vikings, del que parece difícil separarse.

Del resto del elenco interpretativo cabe destacar del reparto a los niños, que creo que están a la altura, bien metidos en ese ambiente desolador con futuro incierto y dilemas también para ellos respecto a sus creencias y fe.

El final de la primera temporada vuelve a dar un giro radicalmente opuesto a lo que seguramente tenías previsto, motivo por el cual esperar una segunda temporada está más que justificado.


Ya sabes que digo siempre, no puedes ser Gente Pandereta y no seguir esta serie.

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