El caso Johnson: El Diablo me hizo hacerlo.

Este caso fue uno de los más polémicos y mediáticos de la historia criminal de Estados Unidos, debido a que su principal acusado Arne Cheyennen Johnson, alegó a través de su defensa, haber hecho lo que hizo por culpa del demonio y una posesión.


Corría el año 1980 en Brookfield, Connecticut, cuando un crío de 11 años se enfrentó a lo que terminaron por creer sus padres y familiares que era una posesión. El niño, David Glatzel, se despertaba aterrado por las noches asegurando que un hombre con la cara pálida, ojos negros y rasgos animales se dirigía a él diciéndole que tuviera cuidado. A partir de entonces todo en la vida del pequeño y la familia Glatzel cambió radicalmente. David cambió su carácter, se convirtió en un niño violento e introvertido, aunque lo peor fue cuando empezó a hablar en otros idiomas y con otras voces.

A partir de entonces David Glatzel fue tratado por varios sacerdotes católicos que intentaron, a base de exorcismos, salvarlo de las garras del demonio sin éxito. Llegado el momento la familia Glatzel pidió ayuda a Debbie y la pareja de la hermana de David, Arne Cheyenne Johnson, para que les ayudara en el día a día con David. Fue en aquel momento cuando la familia decidió recurrir a la última opción que tenían para buscar ayuda, Ed y Lorreine Warren. Los famosos investigadores de lo paranormal y demonólogos, acudieron a la súplica de aquella familia desesperada, emitiendo un diagnóstico aterrador. Tras tratar a David, los Warren determinaron que el pequeño estaba poseído por 43 demonios, algo que complicaba aún más todo. De hecho en su primera entrevista Lorreine Warren aseguro que alrededor del niño se formó una espesa niebla negra, además el pequeño relataba que una entidad lo agarraba fuertemente de los brazos y del cuello, algo que le provocaba rasguños y moratones bien visibles.

Los Warren decidieron practicarle un exorcismo a David y fue en mitad de una de aquellas sesiones, cuando Arne Cheyennen Johnson se metió de por medio. Arne desafió a una de las entidades que se manifestó, algo que no gustó a los Warren, que pese a todo, lograron terminar las sesiones y que David mejorara. Antes de hacer las maletas y volver a casa los Warren pidieron a la policía que no perdieran de vista a Arne, ya que después de su salida de tono en pleno exorcismo, no las tenían todas con ellos de que alguno de aquellos demonios no hubieran puesto su interés en Arne.

Varios meses después Arne y Debbie se mudaron lejos de la familia para iniciar una vida juntos y alejarse de toda aquella historia. Arne era un chico normal de 19 años bueno, responsable y amable, tal y como lo describían quiénes lo conocían, hasta que poco a poco empezó a cambiar. Arne solía entrar en trance mientras dormía, donde hablaba con alguien, gruñía e incluso silbaba. Al despertar nunca recordaba nada, pero aquello tan solo era el inicio. Aquel chico afable empezó a presentar problemas de conducta y comportamiento y a tener problemas habituales con la policía. El casero de Arne y Debbie se llamaba Alan Bono y era también el jefe de Debbie en la tienda de mascotas donde ella trabajaba. Poco a poco Arne comenzó a sentir celos con respecto a como se comportaba Bono con Debbie. Cada gesto, cada palabra era interpretado por Arne como una amenaza, como una falta de respeto que le llenaba de ira. 

Una noche Bono celebró una cena a la que invitó a Debbie, Wanda, la hermana de Arne, y su prima de 9 años. Aunque Bono no invitó a Arne aceptó que asistiera acompañando a Debbie. En ese entonces la cosa pudo tornarse complicada debido a las copas de más que se pudieron tomar e iniciaron una desagradable discusión. Debbie se retiró junto a Wanda y la prima para evitar mayor bochorno y los dejó solos. Arne aprovechó para sacar una navaja que tenía guardada y le asestó a Bono varias puñaladas que terminaron con su vida. Cuando la policía llegó Arne ya llevaba un rato desaparecido, aunque no tardaron en dar con él no muy lejos de allí paseando tranquilamente.


El juicio se celebró no mucho después, condenando a Arne Cheyennen Johnson a 20 años de cárcel por el asesinato a sangre fría de Alan Bono. Desde el principio tanto él como su abogado alegaron que todo fue culpa de una posesión demoníaca, a lo que el juez se negó a aceptar pese a incluso prestar declaración en el juicio los mismos Warren. De aquellos 20 años tan solo cumplió 5 debido a una filtración de pruebas que pudieron limitar notablemente su condena. 


Tras salir de prisión Arne y Debbie se casaron y viven juntos y felices a día de hoy, asegurando que su versión es la auténtica y la única que demostró los motivos reales del asesinato que cometió. Por otro lado los Glatzel cargaron años después duramente contra los Warren, concretamente contra Lorreine, a la que acusarían de lucrarse con una historia falsa, algo que la misma Lorreine siempre aseguró que fue cierta y que el exorcismo de David Glatzel también lo fue, así como la petición de ayuda que les realizaron en su momento. 

Sobre esto último hay quien asegura que la familia anda tras los lucrativos beneficios que supusieron un libro que publicaron los Warren, así como las películas que se estrenaron y que trataron sobre esa historia de posesiones. Sobre Arne Cheyennen Jonhson puedes creerle o no, existen expertos tanto del bando científico como incluso del religioso, que aseguran que quiénes se declaran poseídos para justificar un acto como un asesinato, son generalmente enfermos esquizofrénicos. De una manera u otra este caso pasó a la historia por méritos propios, al ser el primero en Estados Unidos en plantear una posesión demoniaca como motivo de un asesinato.

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