La maldición de la Mansión Winchester.

Sarah Winchester fue la responsable del inicio de la construcción en 1884 de la que se conocería hoy como "La Mansión Misteriosa de Winchester". Un lugar que se presupone puede ser uno de los más encantados de Estados Unidos y que podría tener una historia, elevada a la categoría de misteriosa leyenda, que explicaría la maldición que sufriría la viuda de William Wirt Winchester, el creador del famoso rifle de repetición Winchester, tras la muerte de este.


Cuentan que tras la muerte de William W. Winchester en 1881 por tuberculosis, Sarah cayó en una depresión, no obstante 15 años antes el matrimonio Winchester había perdido a su único hijo también por una enfermedad, y aquello fue un nuevo golpe duro en su vida. Pese a todo la muerte de su marido le supuso heredar una inmensa fortuna, pues heredó el 51% de la Compañía Winchester, encargada de la fabricación de armas, entre los que sobresalía su icónico rifle de repetición, el más vendido por la compañía y uno de los más utilizados en todo Estados Unidos. En aquel momento Sarah pasó a ganar unos 1000 dolares de la época diarios, una auténtica fortuna que le resolvería por completo el resto de su vida. Aún así Sarah seguía entristecida por la perdida de su amado marido.



Un buen día acudió a una médium en Boston, en aquella época todo lo relacionado con el espiritismo estaba de moda sobretodo entre las clases altas de la sociedad, con la intención de que pudiera ponerle en contacto con su marido en el más allá. La médium consiguió establecer contacto con el difunto William W. Winchester y trasnmitirle a su viuda un mensaje. En dicho mensaje supuestamente William W. Winchester le pedía a su mujer que abandonara su casa y se trasladara al oeste, donde debía levantar un nuevo hogar para ella y para todos los espíritus que habría muerto por culpa de su rifle. Aquello dejó marcada a la viuda Winchester que sin apenas pensarlo se puso manos a la obra en busca de un lugar donde empezar aquel tétrico proyecto.


Sarah Winchester compró unos terrenos en el valle de Santa Clara en California y se dispuso a sufragar la construcción de su nueva mansión en 1884. Sarah decidió no contratar a ningún arquitecto y diseñar ella misma su nuevo hogar, que inicialmente tenía 8 habitaciones. Pero poco a poco fue desviándose de su proyecto inicial hasta construir una mansión de siete pisos, en 24.000 metros cuadrados, con 560 cuartos, 40 habitaciones, 6 cocinas, 2 salones de baile, 2 sótanos, 467 puertas, 52 tragaluces, 47 hogueras, 17 chimeneas, 10.000 paneles de cristal y 3 ascensores. Entre tanta locura en la casa solo había una ducha y un inodoro funcional, además de dos espejos.


Algunas de las escaleras que tenían 13 peldaños no conducían a ningún lugar, igual que muchas ventanas que estaban en lugares tan ilógicos como huecos de escaleras. Tras muchas puertas solo había pared y tras otras solo daban al vacío, otras simplemente eran pequeñas. A muchas habitaciones se accedía a través de armarios o puertas camufladas. En dichos armarios habían 13 ganchos para colgar ropa... Pero toda esa aparente locura arquitectónica tenía una explicación, algo que durante 38 años que duró la construcción de la Mansión Winchester, aparentemente obsesionaba a Sarah Winchester.



Tras el terremoto de San Francisco de 1906, la mansión sufrió el desplome de varios de sus pisos pasando de 7 a 4 pisos en la actualidad. Hoy en día existen estancias no terminadas e incluso algunas se dice que selladas. Su loca construcción segó la vida durante años de varios trabajadores que nunca verían terminaba la obra de Sarah Winchester, que tenía un misterioso motivo para todo ese peculiar diseño. Ella decía que aquello tenía un motivo claro, pues para que todos aquellos espíritus que entraran en su casa, que habría muerto por culpa de los rifles Winchester, no se quedaran allí deberían estar constantemente en movimiento, por ello la puertas y ventanas colocadas en diferentes lugares que no conducen a nada, escaleras sin destino que solo conducen al techo... de esa manera esos espíritus nunca se quedarían allí y se acabarían marchando.


El 5 de septiembre de 1922 fallecería a la edad de 83 años Sarah Winchester en la cama de su dormitorio, dejando inacabada su gran y extraña obra. Hoy la Mansión Winchester se puede visitar, siendo un lugar de interés turístico incluido también en la red de tours de casas encantadas del país. Diferentes buscadores del misterio han estudiado la casa, como también , se dice, recabado pruebas de que realmente la casa está encantada gracias a supuestas psicofonías y filmaciones con figuras extrañas, que agrandan más si cabe el misterio.


Puede que Sarah Winchester se viera influenciada por alguien que solo quiso aprovecharse de ella en un momento difícil, puede que tan solo esa construcción peculiar fuera debido a su necesidad de verse ocupada con algo ella y su fortuna. Eso ya no lo sabremos, por lo que queda el mito y la leyenda que puedes o no creer, aunque influya tanto a la sociedad norteamerica como para incluso inspirar superproducciones de Hollywood que exporten la historia de Sarah Winchester y su Mansión maldita.

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