La auténtica leyenda de los 47 Rõnin.

Conocí de la historia a través del cine, concretamente tras ver la película protagonizada por Keanu Reeves "47 Rõnin, La Leyenda del Samurai" (2013). Una historia de aventuras, fantasía, venganza y artes marciales inspirada en un hecho real. La película me gustó pero lo que más me sobrecogió fue su auténtica historia real, en la que se inspiraba la película. Una historia que ha logrado sobrevivir a cientos de años, emocionando e inspirando a millones en el país de donde es la gran leyenda Samurai de todos los tiempos, que aún hoy perdura. Una historia que ejemplariza las enseñanzas del bushidõ, el código de honor de los Samurai, pese a que dicho código no fue escrito hasta años después de lo ocurrido en la historia. Muchos historiadores la han estudiado y lo curioso del tema, es que ninguno la pone en duda.


Se estima que en algún momento entre los años 1701 y 1703, el Daimyõ Asano, algo así como un importante Señor del Japón feudal, fue el escogido para hospedar de forma temporal a la familia imperial en el palacio del Shõgun Tokugawa Tsunayoshi, que fue quién le escogió para tal responsabilidad. Para colaborar con Asano y procurar que todo saliera como debía, fue asignado el maestro de protocolo de mayor rango Kira KozukenosukeYoshinaka

Asano y Kira no tardaron en mostrar visibles diferencias, que les llevaron a constantes reproches. En una de esas discusiones, la cosa fue a más y tras ser insultado gravemente, Asano desenvainó su arma hiriendo a Kira levemente. Aquel suceso fue suficiente, además de cometerse dentro del palacio del Shõgun, para encarcelar a Asano. Tras las investigaciones efectuadas, Asano fue condenado a morir por el rito seppuku (harakiri) y confiscados sus ingresos. Durante su condena, Asano no se defendió y solo aseguró que lamentaba no haber acabado con la vida de Kira.

Tras la muerte de Asano, sus Samurai con Oishi Kuranosuke a la cabeza, debatieron que hacer al respecto. Sobre la mesa de aquellos Samurai, existía la idea de plantar cara al actual Gobierno del Shõgun Tokugawa, ante lo que entendían como una injusticia para con su amo. Pero eso conllevaba terminar por practicarse el honroso seppuku, para así dar fin a su existencia junto a Asano o renunciar a su rango y convertirse en Rõnin, antiguos Samurai condenados a vagar sin amo con la vergüenza y deshonor a sus espaldas. 

Aquellos Samurai decidieron escoger la última de las opciones, no por miedo a la muerte, si no por honrar y vengar a su amo Asano. Todos ellos se dieron de plazo un año, suficiente para que su objetivo, Kira Kozukenousuke, bajara la guardia y se expusiera. Kira sospechaba de las intenciones de Oishi y los ahora demás Rõnin y reforzó su seguridad, contratando un gran número de soldados que vigilaban y guardaban sus espaldas constantemente.

Durante todo aquel tiempo, aquellos 47 Rõnin intentaron vivir fuera de cualquier foco de atención, sin olvidarse del plan de venganza que tenían bien trazado. Para ello, bastantes de esos Rõnin consiguieron acceder como trabajadores o comerciantes entre los muros del palacio de Kira, vigilando sus movimientos y los de su guardia, incluso uno de ellos contrajo matrimonio con la hija del constructor del castillo del palacio, algo que le permitió acceder a los planos del complejo. Pero el que sabía que iba a estar en constante vigilancia en las sombras fue Oishi, que nada más convertirse en Rõnin abandonó a su mujer y sus dos hijos pequeños que se marcharon del lugar. Contrató a una concubina con la se dejaba ver, además de visitar con bastante frecuencia prostíbulos donde se le veía con mujeres y constantemente borracho.

Una noche Oishi no aguantó su estado y cayó al suelo borracho y dormido. La gente que pasaba por allí se reía e insultaba al antaño líder de los Samurai de Asano, incluso un hombre llegó a agredirle, escupirle y tocarle la cara, algo que para un Samurai se consideraba un insulto, a la vez que le reprochaba su bajeza moral al no ser capaz de luchar por el honor de su amo. Aquella escena llegó a oídos de Kira. Viendo el lamentable estado de los Rõnin, este se confió y decidió liberar de presión a su guardia. Fue entonces, cuando llegó el momento que tanto habían esperado Oishi y los demás Rõnin.

Durante todo aquel tiempo, Oishi fue siempre informado de la situación, a la vez que sus hombres se iban preparando reuniendo armas suficientes, que escondían en diferentes lugares secretos. Los 47 Rõnin del difunto Asano, decidieron ejecutar por fin su ansiada venganza. 

Los 47 Rõnin se organizaron en dos grupos para asaltar el palacio de Kira. Uno de los equipos accedió por el flanco delantero y el otro por el trasero, siempre por sorpresa y dando muerte a numerosos guardias y soldados. En el asalto murió uno de los 47. Cuando encontraron a Kira fue llevado hasta Oishi, que le ofreció morir con honor por seppuku, algo a lo que Kira no quiso responder, por ese motivo y con la daga con la que su amo Asano se abrió el vientre el día de su muerte, Oishi cortó la cabeza a Kira.


Con la muerte de Kira, Oishi y los restantes Rõnin partieron con la cabeza de su víctima en una bolsa hasta el hogar de Asano, donde este se hallaba enterrado, para rezar en su tumba y hacerle la ofrenda de aquella cabeza que representaba la consecución de su venganza. 

Sabedores desde el principio de que sus actos solo les traerían la muerte, esperaron en paz la respuesta de los gobernantes. Llegaron 700 soldados en busca de los 47 Rõnin que tras apresarlos, cuentan que los trataron con el respeto que se les tenía a los héroes. Una vez decidida la condena a Oishi y los demás Rõnin, se les ofreció morir por seppuku, algo que les permitiría morir con honores de Samurai y no como criminales.

Los 47 Rõnin que consiguieron vengar de forma honorable la muerte de su amo, están enterrados en el templo de Sengakuji (Tokio), donde sigue siendo posible visitar dichas tumbas y contemplar la estatua de Oishi. Realmente una historia que bien vale la categoría de leyenda más grande de Japón y que, en su momento, puso en apuros al Imperio, debido a que dichos Rõnin actuaron en todo momento bajo el código ético de los Samurai.


Comentarios

  1. Genial excelente me ha gustado, sin palabras estoy.

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    1. ¡Muchas gracias! Me alegro de que al menos haya sido interesante de leer. 1 abrazo.

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