Huevos y Mona de Pascua. Origen y tradición.

La celebración del Lunes Santo es seguida por millones de cristianos alrededor del mundo y, su forma de celebrarla, es también muy similar. Regalar la típica Mona de Pascua es una tradición muy extendida sobretodo a lo largo y ancho del Mediterráneo, aunque en España es donde más arraigada está esa tradición. Ya sea regalando la Mona de Pascua, que es un bollo de arina, azúcar y sal decorado tradicionalmente con un huevo en lugares como Cataluña, Aragón, Valencia, Murcia o Castilla la Mancha o bien regalando un roscón similar como se hace en lugares como Galicia, País Vasco o Asturias la tradición se mantiene, en algunos casos con variantes propias del momento, muy vivas a día de hoy. Pero más allá de los tipos de dulces que se comen para ese Lunes Santo ¿cual es el origen de esa tradición?.


La versión sobre el origen etimológico más extendida es la de que el nombre de Mona pueda derivar del termino árabe mouna, que significaría <provisión de la boca>. En tiempos inmemorables los musulmanes regalaban a sus señores una mouna que simbolizaba fertilidad, esperanza y renacimiento. También puede haber relación con la fiesta judía de la Mimuna, una fiesta que comienza la noche de la Pascua judía y que se remonta a tiempos del Magreb más occidental, justo antes de que judíos y musulmanes fuera expulsados de la península. El termino munus en griego significa <regalo> y podría estar también relacionado según la opinión de algunos expertos. La tradición es tan extendida que no escapa ni a Rusia. Allí los monjes ortodoxos mantenían de la tradición judía la celebración de la Pascua la primera noche, del primer viernes, después de la primera luna de primavera. A principios del siglo XIX en Alemania, Italia o Francia se hacían huevos de chocolate rellenos de regalos que se entregaban en Lunes de Pascua. En España además es tradición que quién regale esa Mona de Pascua sea el padrino a su ahijado.

Con la entrega o regalo de la Mona se conmemoraba el final del periodo de Cuaresma, tiempo en el que terminaba un estricto tiempo de ayuno y abstinencia comiendo un rico y apetitoso dulce. En su origen los antiguos cristianos recogían huevos durante el miércoles de ceniza que pintaban, bendecían el Sábado Santo y los entregaba a sus más allegados el Lunes de Pascua. Esos huevos eran pintados de rojo representando la sangre de Cristo, aunque esto se fue en parte perdiendo a medida que esos huevos de Pascua se pintaban de cualquier color. Para algunas culturas el huevo representaba el renacimiento o la vida, por lo que de esta manera también se conmemoraba la resurrección de Cristo.

Esto es, a grandes rasgos, el origen de esta tradición tan extendida entre el mundo cristiano en Semana Santa.

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