U-166, enemigo a las puertas.

Durante la Segunda Guerra Mundial en practicamente todos los mares y océanos la Marina Alemana desplegó sus U-Boots, submarinos temibles y de una capacidad destructiva superior a la de cualquier barco y submarino de la marina británica, que era su mayor oponente en alta mar. Los U-Boots atacaban a cualquier objetivo aliado susceptible de transportar mercancías o armamento o simplemente para hundir la moral del enemigo demostrando a su vez fuerza y autoridad. Hundieron infinidad de barcos dejando a la Gran Bretaña contra las cuerdas en un momento complicado de la guerra para el bando Aliado. La intención Nazi era ahogar a las islas británicas para de esa manera poder invadirlas y tener la plataforma perfecta para atacar a los Estados Unidos, el gran plan final Nazi para la conquista total del mundo.


Desde aproximadamente 1941 una pequeña flota de U-Boots alemanes habían sido organizados para navegar hasta aguas norteamericanas para espiar los movimientos aliados en la zona e ir atacando embarcaciones de forma estratégica. Fue tal esa operación Nazi que incluso llegaron hasta las costas americanas donde lograron hacer desembarcar a espías Nazis encargados del sabotaje de instalaciones sensibles norteamericanas. Aquello pudo ser la prueba evidente de como durante la guerra los Nazis, al menos unos pocos, pisaron suelo norteamericano. Pero esta historia no trata solo de eso, si no del submarino Nazi U-166 que fue el primer U-Boot alemán que llevó la guerra más cerca de costas norteamericanas de lo que ningún otro pudo conseguir en la Segunda Guerra Mundial.


El U-166 tuvo una carrera corta pero intensa. Construido en un astillero alemán y botado el 01 de noviembre de 1941, zarpó hasta el puerto de Kiel (Alemania) en mayo de 1942 y de allí hasta el puerto de Lorient (Francia) en la parte de la Francia ocupada en junio de 1942. Desde Lorient zarpó hasta su misión de destino donde patrullaría el Atlántico Oeste. Llegaría a destino en julio de 1942 y lograría hundir el velero Carmen con bandera Dominicana frente a costas de ese país, el SS Oneida con bandera norteamericana frente a costas cubanas y también al pesquero Geltrude también con bandera norteamericana y frente a las mismas costas cubanas.pf


El U-166 se movía rápido y certero. Atacaba y desaparecía en las profundidades sin oportunidad para el enemigo. En aquella época la tecnología avanzada de los U-Boots eran temidas, hasta el punto de que los Estados Unidos eran incapaces de hundirlo o evitar un ataque U-Boot. Algo que les hacía imposible de localizar era su sistema de comunicación, portaban una máquina capaz de encriptar cada mensaje enviado entre alemanes de forma que si no poseías la codificación oficial era imposible descifrarlos.

Estados Unidos recibió la información de que U-Boots operaban cerca de la Costa del Golfo de México gracias al rescate de dos supervivientes de los anteriores hundimientos. Allí el U-166 continuaba con su plan y minó toda la costa del Mississippi. El 30 de julio de 1942 el U-166 avistó cerca del Delta del Mississippi al SS Robert E. Lee y lo hundió.


Aquello pudo ser un paso más en la misión del U-166 pero con lo que no contaban los alemanes era con la escolta de la Marina Norteamericana que portaba el SS Robert E. Lee, el PC-566 que presenció el ataque sorpresa del U-166 y se dispuso a darle caza. Aprovechó que el U-166 tenía su periscopio enfocando en hundimiento del SS Robert para situarse en un ángulo muerto de visión y posteriormente posicionarse justo encima suyo. Al ponerse en marcha el U-166 el PC-566 dio orden de lanzar minas de proximidad que detonaron al pasar el U-166. Varias detonaron pero el PC-566 no dio por hundido al U-166 hasta que su capitán pudo divisar una gran mancha de gasóleo flotando sobre donde se suponía podía haberse hundido el submarino. Hasta entonces en la guerra que mantenían ambos bandos en el Atlántico Oeste, el marcador de bajas o embarcaciones hundidas era de unas 50 a 1, siendo solo esa 1 a favor de los Estados Unidos y que precisamente fue el U-166.


La Marina Norteamericana sorprendentemente no dio crédito al informe del capitán del PC-566 que aseguraba haber hundido al U-166 y, en cambio, si a que un hidroavión de la Guardia Costera lo hundiera con una bomba de 250 kg tras avistarlo dos días después del ataque al SS Robert E. Lee. El descubrimiento cerca del Delta de Mississippi en 2001 de los restos del U-166 y una posterior investigación oceanográfíca en 2014 pudieron confirmar que realmente fue hundido por el PC-566 y comprobar como la proa (parte delantera) del submarino estaba partida. La completa sección de la parte de proa del U-166 nunca pudo ser debida a las minas de proximidad lanzadas por el PC-566, aunque si que pudieron haber activado los misiles de proa que al explotar pudieron haber seccionado la parte delantera del U-166, matando a las 52 personas que viajaban en aquel submarino y hundiéndolo para siempre.



En aquel momento la sociedad norteamericana vivía creyendo que la Segunda Guerra Mundial les caía muy lejos de su país y, que por tanto, estaban más a salvo que los otros Aliados en Europa. Pero el U-166 les demostró que las aspiraciones Nazis no tenían límites y que, de no haberse producido los acontecimientos que fueron debilitando al bando Nazi, la guerra hubiera llegado inevitablemente hasta sus costas. Afortunadamente no llego el caso pero U-166 proporcionó una lección muy valiosa que aún perdura cercano como nunca bajo las aguas de las costas norteamericanas.

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