Mis Impresiones sobre: IT (2017).

Durante el tiempo que paso antes del estreno creo que sufría cierto escepticismo al respecto del resultado de la producción y rodaje de un remake sobre la exitosa entrega de 1990 y, que a su vez, era la adaptación del verdadero éxito e impacto que supuso la novela escrita por el genial Stephen King. Superar aquel fenómeno que supuso la historia en si se antojaba, como siempre en estos casos, complicado. Afortunadamente para mi aunque me hice de rogar como es habitual últimamente, pude disfrutar este remake de 2017 y, entre otras, comparar una entrega con la otra. A continuación Mis Impresiones sobre IT (2017).


Durante la década de los años 80 en el pueblo de Derry en el estado de Maine, siete niños que forman la pandilla del “Club de los Perdedores” intentan disfrutar del verano y las vacaciones escolares, además de sobrevivir a los matones que les hacen la vida imposible y los problemas cotidianos de un pueblo en el que la buena gente parece escasear. Los “Perdedores” descubren un gran mal que acecha en Derry y que es el responsable del elevado número de muertes y desapariciones producidos durante ese año. Corriendo peligro sus propias vidas se unirán para hacer frente a un extraño ser con aspecto de payaso que se alimenta del miedo de los niños.


Si no has visto la película original que dio pie a este remake, ni tampoco has leído la novela de Stephen King (este último lamentablemente aún es mi caso) la sinopsis ya de por si da un poco de “cague”. Y es que mezclar niños, muertes, desapariciones, todo ello en un pueblo extraño capaz de darte la espalda cuando más ayuda necesitas y con un monstruo con aspecto de payaso bailarín, con un hambre voraz que acecha a los niños, es suficiente como para verla y no dormir por la noche. Con IT dicen que Stephen King removió los miedos más profundos de la gente y es que tras el estreno en 1990 de la entrega original, los payasos dejaron de ser algo solo alegre y pasaron a ocultar un lado oscuro y tenebroso debajo de esas caras con grandes sonrisas pintadas. Ya con la novela King tuvo que pedir disculpas públicamente por el trauma que estaba causando en la sociedad por su visión de Pennywise, que incluso le valió una queja formal por parte de los payasos de profesión. Pero es que con ello King conseguía hurgar en los miedos más internos de cualquiera, capaces de hacer que un adulto recupere esos temores olvidados de cuando era un crío. Pero bueno, vamos al lío.


En la inevitable comparación entre la entrega de 1990 y la de 2017 en mi opinión sale ganando esta última. Seguro que muchos fans se me echan al cuello, pero es la principal buena impresión con la que terminé al verla. Reconozco que la estrenada en 1990 la vi casi una década después en la soledad de mi cuarto y aunque me enganchó de principio a fin, la interpretación de Tim Curry como el payaso Pennywise era terrorificamente sublime y algunas de las escenas de terror eran como poco muy inquietantes, me quedó la sensación de que había vivido una buena película pero larga, a la par que algo precipitada en el transcurrir de la historia. Las interpretaciones de los actores protagonistas adultos no me acabaron de convencer a diferencia de la de los actores que hacían de los mismos pero de niños. En esta revisión de 2017 ese ambiente enrarecido de Derry se respira muy parecido al de la entrega de 1990, la relación entre los “Perdedores”, sus personalidades y como afrontan los problemas y el peligro que supone Pennywise creo que es mejor que la de los “Perdedores” niños de la entrega de 1990... que ya es decir. 




En lo que respecta al terrible payaso Pennywise, merecería un apartado solo para escribir y hablar de él. En la versión de principios de los 90 Pennywise era en ocasiones ese payaso simpático que te hacía reír y por el cual en ocasiones te hacía dudar sobre si era tan malo, pero todo aquello era una engañosa fachada que ocultaba un mal inimaginable. Supongo que por eso el Pennywise de Tim Curry fue tan potente y logró calar tan hondo en el recuerdo de los fans y la gente en general, porque despertó un miedo irracional en la figura de los payasos que se quedaría para siempre. De hecho fue tal la repercusión que tuvo, que la multinacional de comida rápida McDonald´s tuvo que retirar su mascota y emblema de la entrada de sus restaurantes, porque los niños y niñas ya ni se querían acercar a ese payaso. 



El Pennywise de Bill Skarsgård es un Pennywise mucho más tenebroso desde el mismo momento en el que aparece, donde muestra sin pudor ese lado tenebroso que esconde tras la imagen de ese payaso bailarín. Además se muestra mucho más cruel y espectacular a la hora de asustar a sus víctimas, esto último seguramente gracias al presupuesto y los avances en efectos especiales que la entrega de los 90 no tuvo, que muestran a un Pennywise absolutamente monstruoso, intimidador y peligroso.



En las algo más de dos horas de película la trama no te permite perder el hilo ni un segundo. Su ritmo es constante, bien elaborado y no parece dejarse nada por el camino. Tanto las actuaciones como los guiones son muy buenos y los momentos de terror marcan los tiempos perfectos para que poco a poco vayas agarrándote a algo antes de dar el salto. Sin duda un remake de los mejores que he vivido en los últimos tiempos y que nos devuelven una de las historias más aterradoras del mago del terror Stephen King. No lo dudes y disfrútala sol@ o acompañad@ cualquier noche, con la luz apagada y entonces desearás no volver a cruzarte con un payaso en tú vida.

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