Last Christmas: la verdad detrás de la canción que NO es navideña.

Todos la hemos tarareado cada Navidad… y, sorpresa, resulta que Last Christmas no va de renos, ni de nieve, ni de magia… ¡sino de un desamor navideño en toda regla!

Last Christmas es un éxito del dúo británico Wham!, en el que un joven George Michael saboreó el éxito junto a su pareja musical Andrew Ridgeley. El propio George Michael escribió para Wham! el que terminaría siendo uno de los hits más exitosos de la historia del grupo. 

La productora con la que trabajaba Wham! decidió publicarla el 3 de diciembre de 1984, ya que querían aprovechar la ambientación navideña de la letra. Su éxito no consiguió el número 1 del Reino Unido en ese año, quedando por detrás de otro de sus éxitos como fue Everything She Wants. 

Pese a no ser número 1, Last Christmas funcionó tan bien que, en un arranque de gran solidaridad, los dos integrantes de Wham! decidieron donar los royalties del single a la lucha contra el hambre en Etiopía, como parte del movimiento Band Aid.

Con estas primeras líneas ya queda claro que aquí hay poco espíritu navideño:

"La última Navidad, te di mi corazón,

pero justo al día siguiente, tú lo regalaste

este año, para liberarme de las lágrimas

se lo daré a alguien especial"

Así comienza Last Christmas, una historia cantada de desamor, una historia que si bien es cierto, transcurre en un marco de celebración navideña entre amigos y amigas en un bucólico retiro nevado, es una historia de despecho, reencuentro, sentimientos encontrados e, incluso, es una historia de superación: 

“le daré mi corazón a alguien especial”

Si aún no te habías parado a escucharla detenidamente, te animo a que busques la traducción en internet para terminar de entender que historia nos cantan realmente. 

Y Si aún no has visto el videoclip o quieres volver a verlo clica aquí, ya que su maravilloso estilo ochentero no tiene desperdicio.

Puede que no sea el villancico que creíamos, pero la Navidad ya es tradición, nostalgia… y Last Christmas lo tiene todo. Aunque vaya de corazones rotos, ha terminado siendo parte del ritual navideño. Y oye, tampoco está mal brindar con un poco de pop ochentero para curar heridas.

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