Relatos Pandereta: La puerta del mal (cap.2)

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CAPÍTULO 2:

Tras la sesión con el Doctor Milar, el buen doctor decidió que no podía ayudarme y dio por concluida toda relación conmigo. María quedó muy sorprendida por lo que tuvo que presenciar, lleva días que no me habla, me preocupa que eso pueda interferir en nuestra relación, pero por otro lado la entiendo perfectamente, fue ella la que al salir de la consulta me pidió tiempo para pensar en nosotros y en ella misma.
Me encuentro en medio de lo que parece un solar, el ambiente esta muy cargado con un olor extraño a quemado, doy un giro completo y veo edificios medio destruidos que rodean al solar. Reconozco el lugar es la calle donde vivo y el solar es donde esta el bloque de apartamentos donde resido. Todo a mi alrededor está en llamas y de nuevo el cielo esta rojo. De repente frente a mi esa visión de mi yo a unos cuantos metros, sin que pueda darme cuenta lo tengo delante mismo a unos pocos palmos de mi cara. El olor que desprende es nauseabundo, me está mirando directamente a los ojos con una tétrica mueca sonriente y me dice:
- Pronto conseguiré abrir la puerta. Tú destino y el mío están marcados. Pronto vivirás el dolor eterno y serás testigo del fin. Pronto empezará todo.
Vuelvo a despertarme empapado en sudor, el despertador marca las 3:30 de la madrugada. Estoy sentado en mi cama con las manos en la cara, retiro las manos y abro los ojos, justo frente a mi tengo a ese yo terrible cara a cara. Vuelvo a despertarme, enciendo la luz miro por toda la habitación. Ya no se ni lo que es real ni lo que no, el despertador marca las 3:30 y de nuevo una larga noche por delante.

Me he pasado la noche en vela buscando información en internet y he encontrado una experta en la materia, Victoria una famosa sensitiva y vidente de unos 75 años que regenta una librería sobre temas misteriosos en la ciudad. A primera hora acudo a esa librería, en el mostrador no hay nadie ni parece que por los pasillos haya nadie, decido empezar a buscar por mi cuenta algún libro o guía que logre aportarme algo de luz. En ese momento una voz de mujer suena por algún lugar de la librería:
- Buenos días señor, ¿puedo ayudarle en algo?
- Si, estoy buscando a la señora Victoria.
- Yo soy Victoria, ¿usted es?
- Mi nombre es Eduardo, estoy buscando información acerca de un problema... digamos que poco normal.
- Bueno, como podrá ver entre estos libros no hay mucho de normal.
Me siento con Victoria en una mesa y le intento explicar con pelos y señales mi historia. A medida que avanzo en la explicación de mis pesadillas y alucinaciones a Victoria se le nota en la cara una expresión extraña, como de sorpresa ante una historia que ya conocía. Terminada mi explicación Victoria se levanta y me pide que la espere, cuando vuelve llega con un libro, se sienta y lo abre buscando entre sus hojas:
- Este es un libro muy antiguo, no se conocen más ejemplares en el mundo, algo que lo convierte en una joya, por eso no esta disponible para el público. Se relata una historia olvidada, en otro tiempo los miembros de una cultura extinta eran considerados así mismos los Guardianes de una Puerta, la puerta capaz de abrir el infierno y desatarlo en nuestro mundo. Ese infierno es un mundo similar al nuestro, como si de un espejo se tratara, pero con la diferencia de ser un mundo apocalíptico. En ese lado también existen nuestros propios opuestos en versión oscura.
Victoria se detiene unos segundos mientras pasa páginas y bebe agua:
- La misión de los guardianes era la de detectar y evitar la apertura de la puerta que tuviera tras de si al peor de los opuestos conocidos, algo tan diabólico que condenaría a nuestro mundo.
- Entonces, ¿esa puerta es la que puedo abrir yo?
- La puerta es algo metafórico para poder explicarlo y entenderlo, ya que tu en si eres esa puerta querido Eduardo.
- Si soy yo esa puerta, ¿como puedo evitar que se abra?
- En realidad quién tiene ese don o maldición no tiene la habilidad de controlarla, esa habilidad se obtiene con el tiempo tras madurarla y trabajarla hasta que está lista para ser abierta desde el otro lado. En tu caso parece que la puerta esta casi lista, de ahí que las pesadillas sean más recurrentes y las alucinaciones más reales. Cuando el opuesto casi tiene dominada la puerta es habitual que se confundan los dos lados, es un mal síntoma.
Las palabras de Victoria me hunden el ánimo, no encuentro salida a una situación que me arrastrará a mí y condenará al mundo.

Nos tomamos un respiro, es difícil asimilar toda esa realidad, de mientras Victoria sigue ojeando con sumo cuidado entre las hojas amarillentas hasta que con un "Aquí lo tengo" reactiva la conversación:
- La persona que encarne a la puerta si ama la vida puede luchar para aferrarse a este lado, solo debes encontrar algo por lo que merezca la pena quedarte y vivir. Los dos yo es imposible que permanezcan en un mismo lado ya que eso provocaría la destrucción de los dos, pero si pudieras aferrarte el no podría llegar a este lado ya que necesita que se haga la traspaso al mismo tiempo. Sea como sea necesitas a alguien contigo que pueda terminar con tu vida si fuera necesario antes de culminarse el proceso. Debes buscar a alguien de tu confianza y que acepte tal responsabilidad.
Y menuda responsabilidad. Tras la "charla" mantenida con Victoria vuelvo a casa pensando en todo y en especial en María, si hay algo por lo que luchar es por ella lo tengo clarísimo.

Llamo a María y consigo hablar con ella. Quedo en una cafetería cercana, necesito saber que es lo que siente ella. Al llegar la veo sentada en un rincón, al verme no puede evitar cierta expresión de temor. Le explico primero cuales son mis sentimientos hacia ella y como se despertaron en mi, que si no había dado el paso definitivo para formalizar nada en gran parte era por mis pesadillas, no quería hacerla sufrir, también le explico todo lo que Victoria me contó y que sentía que ella debía ser quién tuviera mi vida en sus manos. Después de esa charla y medio llorando María me responde:
- Edu, te quiero. Aunque no lo quisieras ya me preocupaba por ti. Tenemos algo especial, algo que estos días he comprendido que merece la pena luchar. Siento haberte dejado solo Edu.
Nos fundimos en un largo abrazo, tras el cuál continúa:
- Lo que viví en la consulta del Doctor Milar me aterroriza, por ello te creo, jamás me has mentido y se que tienes un corazón enorme, pero no se si podré hacer lo que quieres si no resistes y te vas... No se si estaré preparada.
- María... no solo somos nosotros... es mucho más. Confío en ti.

Después de aquello decidimos que esa misma noche María estuviera conmigo en mi apartamento, sentía que el momento estaba muy cerca. Esa misma noche María había tomado varias tazas de café para mantenerse despierta, yo en cambio aguanté hasta que me venció el sueño, entonces todo empezó.

Estaba en un lugar que apenas conocía, todo estaba completamente destruido, de nuevo ese aire con olor a quemado y en el ambiente se saboreaba la sangre que había por el lugar. Mi opuesto estaba allí a mi lado:
- Bienvenido a tu nuevo hogar. Es la hora.
Me agarra del brazo que empieza a arder, una luz brillante aparece como si fuera la frontera entre un lado y el otro. En mi lado empiezo a retorcerme mientras en mi brazo se marca la señal de una mano, María agarra un cuchillo de cocina y entre lágrimas se prepara para lo peor apuntando al corazón. En el otro lado siento que mi opuesto ya ha abierto la puerta y que esta iniciando el traspaso tirando de mi hacia su lado mientras él empieza a asomarse al mío. Siento un dolor horrible en el brazo y el corazón me palpita muy fuerte, recuerdo a María y hago fuerza para retenerme, mi otro yo se da cuenta e insiste con más fuerza. En ese instante logro mover mi otro brazo y agarrarle del hombro, me mira con cara de incomprensión e intenta hacer más fuerza. La lucha continúa durante minutos en los que María no sabe cuál es el resultado, solo puede verme sufrir. Noto que el tiempo se acaba ya que el resplandor desaparece progresivamente, mi opuesto me agarra de la cabeza con la mano que tenía libre pegándola a la suya y me dice:
- Yo no siento dolor, tú si. Uno de los dos morirá o moriremos ambos. Juro que a tu amor la haré gozar de dolor hasta que consiga arrancarle toda la piel y le consuma su tierna alma.
Aquello me hace intentar sacar más fuerzas, me tiembla todo pero en mis manos está salvarme, salvar al mundo y volver con María. Mi opuesto continua haciendo fuerza mientras se carcajea delante de mi cara. Me flaquean las piernas, siento que empiezo a desfallecer, es demasiado tiempo y el portal cada vez es más pequeño... 

María no sabe que sucede, las convulsiones de mi cuerpo han terminado, el brazo y la nuca por donde estaba siendo agarrado sangran abundantemente y ese olor a carne quemada junto al calor empezaba a desaparecer. María agarra el cuchillo a la altura de mi corazón, me llama pero no respondo, duda en llamar a emergencias pero el temor a que me haya ido y lo que podría encontrarse le hace seguir aguantando con fuerza. Me despierto y doy un fuerte grito de dolor, María se asusta, agarra de nuevo con fuerza el cuchillo y lanza una puñalada:
- ¡NOOOOO! ¡NOOOOO! (Agarro como puedo el cuchillo por la hoja que me corta la palma de la mano) Estoy... Estoy aquí... Soy yo... Soy yo... Lo he conseguido...
Finalmente pude empujar lo suficiente para dejar a mi opuesto en su lado. Nos abrazamos y besamos, lo hemos conseguido.

Han pasado varios años, María y yo estamos casados y acabamos de tener a nuestro primer hijo. Finalmente conseguimos cerrar un acuerdo con unos inversores extranjeros y construimos nuestro primer gran edificio que dio paso a más proyectos. Conseguimos salvarnos y salvar a la humanidad aunque nadie conoce el peligro que estuvo a punto de llegar a nuestro mundo. Las pesadillas fueron remitiendo hasta prácticamente ni producirse, aún así Victoria me alerto en cuanto lo supo:
- Ganaste, pero el mal que espera al otro lado no se rendirá y lo volverá a intentar, volverá ha dominar la puerta y cuando este cerca de dominarla de nuevo lo sabrás y tendrás que prepararte. No cesará en su intento de atravesarla y tú no siempre tendrás la suerte de tú lado. Estas destinado a una vida corta o a desatar el infierno en este lado. Tú tendrás que decir.

FIN.

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