Los BUCKLEY y su historia de horror.

A finales del 1800, encontramos a una familia humilde de un pequeño pueblo de los Estados Unidos, con una historia que se convirtió en toda una leyenda negra del país. Descubre los horrores que se vivieron en el seno de la familia Buckley.


Stuart y Elizabeth Buckley vivían junto a sus cinco hijos. Los Buckley eran una familia de granjeros, conocida en la comunidad. Una mañana, y tras dos días desaparecido, encontraron a Stuart muerto, había sido degollado y tenía el vientre rajado. Aquello conmocionó a los vecinos y dejó devastada a la familia y es que, tan solo dos años antes, Huck Buckley, uno de sus hijos, murió al precipitarse desde el tejado de la casa, mientras que Enma Buckley, una de las hermanas, desapareció sin dejar rastro al poco tiempo.

Parecía que la desgracia se había cebado con los Buckley, que continuaron con sus vidas intentando superar todas aquellas desgracias. Sobre el 1889, Helen Buckley, la hermana mayor, contraería matrimonio y se mudaría de la casa familiar, dejando sola a su madre Elisabeth, con sus dos hermanos pequeños John y Susan Buckley.

Elizabeth, que acostumbraba a pasar los pocos ratos libres que tenía, sentada en el patio trasero leyendo un libro, no se la veía por el pueblo desde hacía días. Por ese motivo, dos amigas decidieron hacerle una visita, preocupadas por que no estuviera pasando una mala racha y hubiera decidido quedarse en su casa sin salir.

Al llamar a la puerta, les abrió la puerta Susan Buckley, que al preguntarle donde estaba su madre, esta les contestaría que sentada en la mecedora de detrás. Cuando las dos llegaron al patio trasero, encontraron a Elizabeth en aquella mecedora, pero no precisamente leyendo un libro. Elizabeth estaba decapitada y empapada en sangre. A su alrededor, un gran charco de su misma sangre lo cubría todo. Aquella escena horrorizó a las mujeres que dieron media vuelta en busca de los niños. Cuando vieron a Susan le dijeron que algo malo le había pasado a su madre, pero su contestación no tranquilizó a las dos amigas de su madre. “Ya lo sé, lo hice con esto” dijo mientras se señalaba el hacha que había colgada de la pared, con restos de sangre en su hoja.

Sin tiempo de reaccionar, las dos mujeres miraron a la escalera de la casa, que conectaba con el piso superior y de la que bajaba el pequeño John gritando, “aquí está la cabeza”, mientras agarraba la cabeza de su madre por los pelos, zarandeándola a cada paso que daba. A las dos mujeres les recorrió un escalofrío por todo el cuerpo y en mitad de gritos de horror, salieron de aquella casa a la carrera, en busca de la policía. Cuando la policía llegó a la casa, no había ni rastro de los niños, pero tampoco del cuerpo de su madre, ni de la cabeza. Solo sangre por todas partes de la casa. 

A los pocos días, un vecino encontró al lado de un camino, el cuerpo decapitado de Elizabeth, con el pecho abierto en canal y con claros signos de que los animales salvajes del lugar, habían dado buena cuenta de ella. De los niños y la cabeza de su madre, no se supo nada más. A los niños se les consideró culpables del cruel asesinato tanto de su madre, como de su padre, por la similitud con las que se encontraron ambos cuerpos. La policía también pensó que pudieron haber tenido algo que ver, tanto en la muerte de su hermano Huck, como en la extraña desaparición de su hermana Enma, aunque les era imposible probarlo.

La psicosis que causó aquel crimen, hizo que durante los meses posteriores, se les atribuyera también a John y Susan la muerte de otras personas en situaciones extrañas, aunque tampoco se pudo demostrar. Hoy en día, la historia de la familia Buckley es una de esas leyendas macabras más populares de los Estados Unidos, que tiene varias variantes.¿Tú qué opinas, leyenda de Halloween o realidad?



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