“Annie, are you ok?” el enigma detrás del hit de Michael Jackson.

No es la primera vez que escribo sobre un dato curioso en un éxito musical de Michael Jackson. De hecho, hace un tiempo me ocupé de publicar la verdadera historia que impulsó a Michael Jackson a escribir “Billie Jean”, un hit absoluto y atemporal del Rey del Pop. Siendo el estribillo de otro de sus himnos musicales como “Smouth Criminal” y que se convirtió, rápidamente, en una frase mítica en la mitología del cantante, dicha frase tiene detrás una historia trágica y a la vez esperanzadora: “Annie, are you ok?” (Annie, ¿estás bien?).


Michael Jackson nunca dijo que se inspirara en el misterio que hay detrás de esta historia, aunque sí reconoció que utilizó la frase tras realizar un curso de aprendizaje para reanimación cardiopulmonar (RCP). Muy probablemente, el bueno de Michael no supiera nada sobre el origen de la particular cara que tienen los muñecos utilizados en esos cursos de RCP, porque esta historia no se comenzó a vitalizar hasta bien entrados el 2020, cuando Stephanie Loke y Sarah McKernon, dos investigadoras de la universidad de Liverpool, decidieron indagar sobre su significado.


En Estados Unidos cuando terminas de realizarle al muñeco la práctica de RCP, le debes preguntar “Annie, are you ok?”, como paso final para conocer si la persona afectada o, en este caso Annie, pudiera darte el ok. Al muñeco o, más bien, muñeca porque tiene cara de una joven niña, se la conoce desde hace años con el nombre de Annie y la empresa que fabrica dichas muñecas les puso el nombre de “Resusci Anne”. Pero es justo esa cara, la que nos teletransporta a un antiguo suceso acontecido en Francia a finales del siglo XIX.

Fue para entonces cuando los gendarmes franceses acudieron al río Sena, ante el aviso de que un cuerpo apareció flotando en el río. El cadáver de una joven niña rubia fue rescatado de las aguas del Sena y enviado al patólogo encargado de practicarle la autopsia. Este hombre, al observar el rostro de la niña quedó sorprendido por su belleza y quiso inmortalizar su rostro haciéndole una máscara mortuoria de yeso. Posteriormente, como no fueron capaces de identificarla, la expusieron junto a otros cuerpos sin identificar en una especie  de escaparate en París, utilizado para ello en la época y muy visitado por los parisinos que acudían atraídos por los rumores de la belleza de esa niña, de la que en ausencia de signos de violencia, se determinó que su muerte fue debido a un suicidio.


Lamentablemente, la niña no fue identificada por nadie y los rumores sobre su fatal destino no tardaron en extenderse, asegurando que realmente fue asesinada o que huyó de Liverpool a París, junto a su amante adinerado. Aunque las investigadoras señalan a una posible hermana gemela, que cuando visitó París y comprobó que la gente la paraba por su enorme parecido con la niña anónima, terminó por identificarla como su hermana Annie, al final esto solo es una hipótesis más, puesto que jamás fue confirmada por nadie.

Pero, ¿qué tiene que ver Annie con las muñecas utilizadas para la RCP? Aquí tenemos que remontarnos a 1956, cuando la ciencia descubrió que ante una parada cardiopulmonar, si insuflas aire boca a boca a la persona afectada, mantienes los niveles de oxígeno en sangre en el proceso de reanimación. Un miembro de la Asociación Estadounidense del Corazón, detectó que los alumnos que se formaban entre ellos, corrían el riesgo de fracturarse costillas, por lo que decidió ponerse en contacto con el fabricante de muñecas Asmund Laerdal y solicitarle un modelo realista para poder formar correctamente a los estudiantes. Cuando tenía el prototipo listo, Laerdal creyó que le faltaba algo para terminar de aportar el realismo demandado, es por ello que recordó una máscara que sus abuelos tenían colgada en la pared de su casa, con el rostro de una joven. Laerdal tomó prestada la máscara y la replicó en su muñeco de prácticas.


Durante el siglo XIX era común hacer máscaras mortuorias de los difuntos, a fin de inmortalizar físicamente sus rasgos, pero también lo era poder comercializar con ellas. Es por eso que la cara de Annie llegó hasta Estados Unidos, porque durante décadas algunas fábricas la han replicado en masa hasta nuestros días, cuando aún se pueden encontrar y se siguen fabricando.

El misterio de la muerte de Annie quedó sin resolverse, jamás podremos asegurar con firmeza quién fue, cómo llegó hasta el río Sena o si Annie se encontraba bien en aquel momento de su vida, pero lo que sí sabemos son los millones de vidas que ayudó a salvar un muñeco de prácticas RCP con su rostro, un rostro admirado y conocido con cariño como Annie.


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