Bob Kane, de creador a peor villano para Batman.

El año 1939 fue un año histórico para DC, puesto que nacerían dos de los superhéroes más importantes de su propia historia, Superman y Batman, que marcaron un antes y un después en la incipiente industria del cómic. Pero lo que me ocupa hoy no es una efeméride, sino la historia poco conocida entre el gran público del creador de Batman, Bob Kane, y sus polémicas respecto a la autoría de una creación que nunca estuvo dispuesto a compartir.


CUANDO KANE DECIDIÓ OLVIDAR A FINGER.

Hoy en día, a nadie se le escapa que la autoría creativa de Batman se la debemos a Bob Kane y Bill Finger. Pero esto no se consiguió hasta varias décadas más tarde, gracias a la lucha de los herederos de Finger por defender lo que por derecho le pertenecía.

Y es que cuando Kane presentó su primer boceto de Batman a los editores de National Allied Publications, fundada en 1934 y que tres años después sería renombrada como Detective Comics (DC), nada tenía que ver con lo que conocemos hoy del personaje. Su Batman original era un tipo rubio con antifaz, con unas alas que se inspiraban en el diseño de Leonardo DaVinci del ornitóptero y con mallas rojas. Un cúmulo de inspiraciones de otros héroes de la época, tal y como relataría Bill Finger en una entrevista años después. 



Kane
, después de que le invitaran a darle alguna vuelta más al diseño, le mostró su idea de Batman a Finger y este comenzó a trabajar junto a Kane, buscando mejorar estéticamente al personaje, adaptándolo a sus características como héroe, sus capacidades y todo lo que a su alrededor lo convertiría en el gran superhéroe que es hoy en día. A Finger, por tanto, habría que deberle una muy buena parte del resultado final del personaje, nada más y nada menos que el 98% del mismo. Entre lo que aportó Finger se incluiría su traje, el nombre de Bruce Wayne, la ciudad de Gotham, el Batcoche, la Batcueva y muchos de sus elementos característicos e, incluso, gran parte de sus villanos más clásicos. Al fin y al cabo, una contribución decisiva.



Pero cuando Bob Kane presentó el resultado final de todo aquel trabajo, retocado y modificado junto a Bill Finger que, para aquel entonces ya trabajaba como dibujante en DC, este lo hizo en solitario y dejándole al margen, quedando como el único creador del personaje y firmando un contrato en el que tampoco se contaba con Finger como padre de Batman.

Pese a ello, Finger contribuyó mucho en las primeras historias y, pese a que siempre insistió en que era co-creador de Batman, nadie o muy pocos le creyeron en su momento.


UN EQUIPO DE “GHOSTWRITERS”.

Tras el éxito inicial, en DC se mostraban encantados con el rendimiento de su nuevo superhéroe, por lo que Kane, que ganó relevancia, pensó que sería buena idea no trabajar tanto y subcontratar a guionistas y dibujantes, mientras él firmaba como propios esos trabajos.

Aquello le permitió a Kane cumplir con las exigencias de la editorial pero, al fin y al cabo, a costa de la calidad de esas historias. Esos conocidos popularmente como “Ghostwriters”, que se encargaban de mantener el engaño, intentaban imitar no solo el dibujo de Kane, también su estilo creativo, algo que terminó por jugar en contra del personaje.

Aquella situación, pese a no ser nunca reconocida por Kane, era la auténtica comidilla en las oficinas de DC, llegando a gastarle bromas que le generaban cierta ansiedad.

TRAICIÓN A LOS CREADORES DE SUPERMAN.

Tras la Segunda Guerra Mundial, Jerry Siegel, mítico co-creador de Superman, averiguaría que su contrato con DC compartido con Joe Shuster estarían a punto de expirar, además de comprobar que no tenían apenas control sobre su gran obra. Por ello, Siegel propuso que él y Shuster, podrían reunirse con Bob Kane, con la intención de renegociar juntos y conseguir mejores condiciones para todo el equipo creativo de DC


Bob Kane, que también tenía pendiente firmar un nuevo contrato, aceptó negociar con ellos, pero lo que terminó haciendo fue reunirse con la dirección de DC individualmente, advirtiéndoles de las intenciones de Siegel y Shuster. Aquello provocó que DC arrebatara por completo los derechos de Superman a sus creadores, rescindiendo sus contratos. Kane logró de un plomazo eliminar a una competencia que podría haberle hecho sombra y un contrato mucho mejor, con plenos poderes creativos y de decisiones comerciales sobre Batman.

Afortunadamente, y tras una batalla legal, ambos autores recuperaron los derechos sobre Superman un tiempo después.


UN ENGAÑO, PARA CONSEGUIR PLENO CONTROL.

Bob Kane aún tenía un as en la manga para negociar su contrato. Argumentó a la dirección de DC que su primer contrato de trabajo con la editorial, se lo firmaron siendo menor de edad, algo que se terminó por demostrar años más tarde que era falso. Por ese motivo, Bob Kane amenazó a DC con llevarse al personaje y denunciarlos, si no se avenían a sus exigencias contractuales, además de obtener plenos derechos sobre su Batman.

Viéndose entre la espada y la pared, DC aceptó y le concedieron sus demandas.

UN PADRE QUE NUNCA ESTUVO A LA ALTURA.

En 1967, Warner Bros adquirió DC y esperaba seguir contando con Batman, junto a los demás superhéroes del catálogo de la editorial, pero Bob Kane, que tenía poder de decisión sobre el personaje, se opuso firmemente a que su personaje continuara su camino en Warner

Visto lo visto, ante la necesidad de apartar a un Bob Kane acomodado y sin chispa, que no lograba relanzar a su propio personaje, tocado por la falta de buenas nuevas historias con gancho y por la imagen de héroe infantil y cómico que la serie de televisión le había aportado, Warner decidió cortar por lo sano y comprarle el 100% de los derechos sobre Batman.

Esta operación permitió una serie de movimientos en DC, que lograrían relanzar a la compañía y a superhéroes como Batman que, a partir de los 70, remontaría el vuelo con nuevos guionistas y dibujantes que revitalizaron su imagen y aventuras, sentando las bases de como entendemos hoy al personaje, así como algunas historias míticas que marcaron a varias generaciones.


Nadie le debe negar parte de la autoría de Batman a Bob Kane, pero lo que nunca debería olvidarse es de Bill Finger, que vivió a la sombra de Kane y murió en 1974 en la más absoluta pobreza, fue tanto o más necesario en la creación de Batman. Un legado del que Kane no supo estar a la altura, curiosamente, convirtiéndose en el peor villano posible para Batman.

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