La atracción real es tu bolsillo: desmontando a los parques de atracciones.
Los parques de atracciones prometen adrenalina, risas y recuerdos imborrables. Y sí, los ofrecen… pero con letra pequeña, colas infinitas y menús que cuestan más que una entrada al cine con palomitas. En esta entrada te contaré lo que no aparece en los folletos ni en los anuncios de prensa y televisión, sobre esas verdades incómodas y las pequeñas grandes mentiras que muchos parques prefieren que no sepas o que ignores, aunque en el fondo todos seamos conscientes.
Al final del día, los parques de atracciones no son el problema: somos nosotros, que seguimos cayendo en la promesa de una felicidad empaquetada entre colas y merchandising. Nos venden la ilusión de escapar de la rutina durante unas horas, aunque el precio sea volver a casa con la cartera temblando, los pies destrozados y la sospecha de que lo mejor del parque fue la foto en la entrada.
Los parques de atracciones, pese a su fachada de diversión y magia, también tienen una cara menos conocida, llena de inconvenientes y, en algunos casos, de grandes mentiras o engaños al visitante.
Los inconvenientes:
- Precios elevados. Las entradas acostumbran a ser bastante caras que, para familias con hijos, el gasto que supone es bastante mayor. Sumemos el coste, igualmente elevado, de bebidas, comidas, recuerdos y servicios extra que pretenden mejorar tu experiencia, pero que lo único que hacen es vaciarte más los bolsillos.
- Largas colas. Las esperas para acceder a una atracción o espectáculo, pueden llevarte a pasar más tiempo esperando que disfrutando de esa experiencia que esperabas vivir. En temporadas altas, en algunas ocasiones, esas cosas pueden alcanzar las 2 horas de espera. Calcula el tiempo que inviertes en llegar al parque, el que tienes previsto pasar en él, después el tiempo que puedas llegar a invertir en colas y el que tengas previsto utilizar para descansar y/o comer y verás que el tiempo que en realidad hayas pasado disfrutando de la experiencia es bastante inferior al esperado.
- Masificaciones. Uno de los mayores inconvenientes de los parques de atracciones son sus masificaciones. Los parques de atracciones están diseñados para recibir a multitud de visitantes lo que implica dificultades para moverse, empujones, ruidos, gritos, lloros de niños… en resumidas cuentas, mucho agobio.
- Experiencias decepcionantes. Aunque sí que es verdad que algunas atracciones superan tus expectativas o te convencen favorablemente, lo normal es que muchas otras no ofrezcan lo prometido, siendo experiencias cortas, repetitivas y menos emocionantes de lo esperado y prometido.
- Impacto ambiental. La construcción de un parque de atracciones implica, en ocasiones, deforestación y destrucción del entorno natural donde se ubicará. Una vez en funcionamiento, un parque de atracciones genera enormes consumos de agua, energía y residuos, algunos de ellos contaminantes y nocivos para el entorno.
- Condiciones laborales. Los contratos laborales de muchos empleados son temporales, con sueldos bajos y jornadas largas.
Las mentiras y engaños:
- Diversión garantizada. Lo cierto es que no todos disfrutan por igual, pero si valoras lo prometido y las expectativas generadas por el propio parque, esa garantía no es fiable. Sobre todo, si eres exigente con las emociones que esperas obtener, al precio que las estas pagando.
- Publicidad engañosa. Para venderse, los parques de atracciones como mucho otros productos, venden situaciones idílicas y emociones fuertes e increíbles que luego no son así. La situación del parque puede que tampoco sea como nos lo vendieron en anuncios tanto de prensa como en la televisión, vendiendo la ilusión de un parque grande, espacioso, limpio, no abarrotado y con trabajadores contentos y serviciales.
- Atracciones abiertas. ¿Te ha pasado lo de llegar a un parque de atracciones y que una atracción que querías visitar se encontrara cerrada por mantenimiento, por problemas técnicos o averías? Pues eso pasa en muchas ocasiones y el parque no lo avisa antes de comprar tu entrada en taquilla.
- Calidad de la comida. Muchos menús están patrocinados, son caros, precocinados y de calidad por debajo de lo prometido.
- Merchandising teóricamente exclusivo. Muchos de esos productos que se venden en sus tiendas de recuerdos y regalos tienen un coste muy superior del que luego puedas encontrar fuera del parque o por internet.
- Pases “express” o “fast pass”, que luego no son rápidos. Productos extra y ofertados con la promesa de mejorar la experiencia en lo que a tiempos de espera se refieren, en los que luego tienes que hacer también colas, pese haber pagado un extra bastante elevado.
Como ves, los parques de atracciones entrañan inconvenientes, pero también, algún que otro engaño que realmente puede afectar a tu experiencia porque, la auténtica atracción estrella es el negocio que genera tu bolsillo. Un negocio bien cuidado con estrategias comerciales muy agresivas por detrás, precios desorbitados, explotación laboral y una experiencia que no siempre cumple lo prometido.
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