El enigma de la Anticitera: la máquina que desafía la historia.

En la última entrega de Indiana Jones —El Dial del destino—, el mítico arqueólogo y aventurero persigue un misterioso artefacto griego, capaz de alterar el tiempo. A principios del siglo XX, frente a la isla de Anticitera, unos buzos hallaron los restos de una máquina real, con engranajes de precisión, construida hace más de dos mil años. Un mecanismo imposible para su época que no es un mito, es historia que desafía todo lo que creíamos saber del mundo antiguo.


Conocida como la Máquina de la Anticitera, es un mecanismo antiguo, construido entre 150 y 100 a.C., que fue descubierto en 1901 en el fondo del mar, cerca de la isla griega de Anticitera, escondida en mitad de los restos de un naufragio romano que data del 70 - 60 a.C.

Para aquel entonces, nadie alcanzaba a entender qué era ese amasijo de engranajes que resultaba ser un auténtico ordenador analógico. Algo imposible, si tenemos en cuenta que lo que se conserva y se ha descubierto hasta la fecha de esa época son herramientas y cerámicas. Para encontrar algo parecido, deberíamos esperar hasta 1000 años después.

Fabricado probablemente por astrónomos griegos de la escuela de Hiparco o Posidonio, dicha máquina tenía 30 engranajes de bronce —se cree que pudiera tener hasta 70—, interconectados dentro de una caja de madera, con diales y agujas en su exterior. Aunque se tardaron décadas en descifrar cuál era su funcionamiento, cuando se descifró parte de él se pudo atisbar para qué servía:

  • Calcular las fases lunares.
  • Predecir eclipses lunares y solares.
  • Mostrar el calendario griego y egipcio.
  • Indicar la posición y movimiento de los planetas Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno.
  • Marcar los años de Juegos Olímpicos y otros festivales panhelénicos.
En su parte frontal, dos diales mostraban el calendario solar con signos zodiacales y, en el otro las fases lunares. Mientras, en su parte trasera dos diales en espiral seguían el Ciclo de Saros —de 223 meses, para predecir eclipses— y en el otro para predecir exeligmos —otro ciclo relacionado—.

La Máquina de Anticitera también incluía inscripciones grabadas y descripciones para poder leer y entender todo aquello para lo que servía ese asombroso artilugio.

Actualmente, la Máquina de Anticitera se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas, expuesto con piezas separadas y réplicas, donde ha sido estudiado hasta la saciedad con las técnicas más avanzadas, para intentar entender y descifrar por completo todos sus secretos.

Más allá de mitos y leyendas, que hablan de un gran instrumento de poder, saber y misterio, que algunos aseguran servía para abrir brechas temporales, que era tan solo una parte de algo más grande o que, en su fabricación estaba implicado directamente el mismísimo Arquímidesalgo imposible de averiguar y que habría sido poco probable— o, incluso, los siempre oportunos alienígenas, lo cierto es que la Anticitera es ya de por sí un artilugio real, muy avanzado para su tiempo y preciso —aunque no tanto, como lógicamente cabría esperar— capaz de dejarnos con la boca bien abierta.


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