La trágica expedición Franklin.

Tal vez no te suene por el nombre de su Comandante, pero ¿y si te menciono el “Terror” o el “Erebus”? Sí, es la expedición británica protagonista de la muy recomendable serie de AMC, THE TERROR. Una serie dramática e histórica, con toques de terror, inspirada en la historia real de una expedición que terminó perdida hace algo más de 170 años y que suscitó infinidad de teorías y misterios. Una historia que ha apasionado, inspirado y atemorizado a mucha gente desde entonces.

Todo comienza el 19 de mayo de 1845, cuando dos de los barcos más avanzados del momento de la marina británica, el HMS Erebus y HMS Terror, parten de la costa de Inglaterra en una ambiciosa misión de exploración. Debían encontrar un paso marítimo rodeando el Ártico por Norteamérica, que lograra unir el océano Atlántico con el Pacífico era el objetivo de esa misión. 

Dicha expedición ya se había llevado a cabo a mediados del 1600, fueron dos expediciones británicas que lo intentaron sin suerte. Pero no fue hasta mediados del siglo XIX, cuando se volvería a intentar aprovechando el gran momento de la marina británica. La Expedición Franklin, llamada así en honor de su Comandante Sir John Franklin, una reputado marino que había participado en otras expediciones con distintos resultados, llevaba a 129 marineros repartidos en los dos barcos, además de, por ejemplo, provisiones para tres años y una biblioteca que poco envidiaría a algunas de las mejores.
LOS PRIMEROS PASOS.

Tras zarpar en mayo de 1845 en una aventura que no debería durar más de año, hicieron su primera parada en Groenlandia, donde a parte de víveres extras, mandaron a casa a 5 marinos y entregaron un lote entero de cartas destinadas a los familiares de la tripulación. El 28 del mismo mes, fueron avistados por última vez por un barco ballenero. Después el silencio y la falta de noticias de la expedición se alargó durante 5 años, donde diversas misiones de rescate fueron enviadas en su búsqueda desde 1848. 

¿QUE SUCEDIÓ?

En 1850 se encontraron las primeras pistas que indicaban que algo no había ido bien y que muy probablemente, la expedición pudo haber fracasado. Al este de la isla Beechey, fueron localizadas tres tumbas excavadas en el hielo, que contenían a tres marineros pertenecientes al Erebus. Del resto, ni rastro de la expedición.

El 21 de abril de 1854, una nueva expedición viajó hasta la isla de Rey Guillermo, siguiendo los posibles pasos de la expedición, imaginando lo que les pudo haber pasado, donde contactaron con un grupo de la tribu Inuit que les aseguró haber visto cerca de 30 o 40 personas, que habían muerto de hambre cerca de la desembocadura de río. Otros grupos de Inuit lo corroboraron, aunque añadieron un inquietante matiz, que los hombres habían practicado el canibalismo. De hecho, más tarde se descubrió el asentamiento de parte de algunos de los supervivientes de la expedición, en la que aún había cacerolas con restos humanos dentro. Para dar fe de que realmente se habían cruzado con los expedicionarios, mostraron una serie de objetos pertenecientes a los oficiales de la expedición, que guardaban como recuerdo de aquel momento.

En abril de 1859, una nueva expedición en busca de evidencias que explicaran que les sucedió a los hombres de Franklin, dio con un montículo de piedras en la isla del Rey Guillermo, donde descubrieron un documento oficial de la expedición. Dicho documento fue escrito por los oficiales James Fitzjames, al mando del Erebus, y Francis Crozier, al mando del Terror
En ese documento se relataba con fecha de 28 de mayo de 1847, que la expedición pasó el invierno en el mismo hielo en la costa noroeste de la isla Del Rey Guillermo y que, en el año anterior, lo hicieron en la isla Beechey. A continuación, el mensaje indicaba que el año anterior habían estado circunnavegando por la isla de Cornwallis, acabando tal mensaje con un: “Sir John Franklin comandante de la expedición. Todos bien”. El siguiente mensaje escrito al margen de la carta generó inquietud y misterio alrededor del estado de la expedición. 

Dicho mensaje con fecha de 25 de abril de 1848, indicaba que el Erebus y el Terror fueron abandonados el 22 de abril de dicho año, tras quedar encallados en el hielo durante año y medio. Tras ello se indicaba también que 24 miembros de la expedición, entre oficiales y marinos murieron, incluido el Comandante Sir John Franklin, que falleció el 11 de junio de 1847, quedando el Capitán Francis Crozier al mando, quién lideraría un viaje a pie con el resto de supervivientes hacía el sur, al encuentro del río Back. 
Pocos días después se encontraron restos humanos en diversos puntos de lo que parecían ser miembros de los dos barcos, rodeados de material y pertenencias varias, pero ni rastro de Crozier ni los otros supervivientes.

Otras expediciones en busca de los secretos de la Expedición Franklin, siguieron en dos partes entre 1860 y 1869 y 1878 y 1880, recabando mucha información de los encuentros que tuvieron los Inuits con los supervivientes, que cada vez más convencían a quienes esperaban encontrar alguien con vida, de que tal vez el destino de la Expedición Franklin habría sido un fracaso mortal.

LOS RESTOS DEL EREBUS Y EL TERROR.

Las diversas expediciones enviadas en misiones de rescate y recuperación de información, no dieron nunca con los restos del HMS Erebus y el HMS Terror, ni tan siquiera allí donde los escritos encontrados y testimonios de los Inuits relataban que podrían encontrarse.

No fue hasta 2014, durante la búsqueda de los restos del accidente aéreo de Malasia Airlines, cuando se encontró al HMS Erebus hundido. A su alrededor descubrieron restos humanos, esqueletos con marcas de cuchillos en ellos, signo inequívoco de que en un momento dado recurrieron al canibalismo para saciar su hambre. El HMS Terror fue descubierto por una expedición científica, acompañada por nativos de la zona en 2016, bajo el mar y en un sorprendente buen estado de conservación.
El frío y los sedimentos han mantenido al Terror en un gran estado de preservación, tanto que el gobierno Canadiense y varias organizaciones están dispuestas a descubrir sus secretos más escondidos, como cartas de navegación o documentación relativa a sus últimos días antes de encallar en el hielo, que puedan explicar el misterio que llevó a la muerte a 129 personas en aquel infierno de hielo.

HIPÓTESIS SOBRE SUS MUERTES.

Sobrevivir en un ambiente tan hostil como el que se encontraron, no debe ser nada fácil, pero las historias relatadas por los Inuits en las que aquellos hombres se iban desplomando muertos por el camino, en su huída hacía una hipoteca salvación, mientras arrastraban botes con las pocas provisiones que les quedaban o como les llegaron a ver comerse entre ellos, hizo sospechar a las diferentes expediciones del rescate que algo mucho peor pudo asolar a la Expedición Franklin

Lo cierto es que se tiene cierta constancia de que la Expedición Franklin pereció por culpa del hambre, que les llevó a una desnutrición desmedida, así como por antropofagia (efectos del canibalismo). También encontraron signos de neumonía, escorbuto o tuberculosis entre los cuerpos desenterrados. Otra hipótesis que muchos defienden es la de que toda la expedición pudo haber muerto debido a envenenamiento por plomo, resultado de una mala soldadura de las latas de conserva, aunque esto realmente pudo suceder por culpa de las conducciones del sistema de agua potable de los barcos.

Pese a todo, la historia de la Expedición Franklin suscitó durante generaciones muchas extrañas leyendas y mitos, como la que el escritor Dan Simmons relató en su novela “The Terror”, en la que se basa la serie de televisión producida por Ridley Scott y que tiene como uno de los ejes de la trama, una bestia que persigue a la expedición en mitad de otras las dificultades. Historias alimentadas por un misterio que tras el descubrimiento de los restos del Erebus y del Terror, está cada día más cerca de resolverse.

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