Olghoï-Khorkhoï, el monstruo de las arenas mongol.

Seguro que conoces la mítica película de terror/ciencia-ficción de los 90 “Temblores” protagonizada por Kevin Bacon entre otros. En ella un grupo de personas quedaban atrapadas en un pequeño asentamiento del desierto de Nevada (Estados Unidos), asediados por un gigantesco y monstruoso gusano que ataca cuando detecta las vibraciones que generan sus víctimas en la tierra. La película fue un éxito en su momento y generó nada más y nada menos que cinco secuelas, nada comparables con la primera. Recuerdo verla y despertar en mi tensión y miedo que me hacía subirme al sofá como si realmente un gusano monstruoso fuera a detectarme al tocar el suelo. Pues ¿como te quedas si te explico que el aterrador gusano de Temblores no solo surgió de la imaginación de alguien, si no que también se inspira en un ser presuntamente real?

De hecho sería presuntamente real porque “Temblores” podría haberse inspirado en la leyenda del Gusano de la Muerte mongol, también conocido por Olghoï-Khorkhoï (Gusano Intestino en su traducción).


Este gusano no sería gigante pero tiene atemorizados a los pastores nómadas del norte del Gobi (Mongolia) desde hace décadas. Según algunas fuentes el Olghoï-Khorkhoï habría sido visto por primera vez en los años 20, convirtiéndose rápidamente en leyenda. Las primeras expediciones en las que se recogerían los primeros datos y descripciones del Olghoï-Khorkhoï fueron entre las décadas de los años 20 y 30, gracias al naturalista y explorador estadounidense Roy Chapman Andrews (1884-1960). La prácticamente exactitud con la que se describía a ese ser por muchas y diferentes personas hacían pensar en que realmente algo existía. Se describía al Olghoï-Khorkhoï como un gusano de unos 60 cm de longitud, sin cabeza ni patas, con un cuerpo similar al de un gusano y altamente venenoso. Por como lo describían quienes se habían topado con él, se determinó que podría vivir en zonas muy secas y arenosas de la parte occidental del desierto. Pero posteriores exploraciones llevadas a cabo durante décadas siguientes aportarían un poco de luz a la verdad sobre este ser mitológico del desierto del Gobi, que incluso algún testigo aseguraría haber visto como uno solo habría acabado con una manada de camellos.


Las últimas teorías apuntarían a algo más verosímil, a algo mucho menos místico para explicar que podría ser el Olghoï-Khorkhoï. Por lo visto una de esas teorías tendrían como ideólogo a un criptozoólogo francés llamado Michel Raynal. La criptozoología es considerada una pseudo-ciencia o sub-cultura que pretende demostrar la existencia de animales extintos, mitológicos o propios del folclore popular. En esa teoría se aseguraría que el Olghoï-Khorkhoï podría ser en realidad un anfisbenio. Los anfisbenios son reptiles similares a las lombrices que hacen vida debajo de la tierra, abriéndose camino a través de túneles construidos por ellos y que se alimentan a base de pequeños insectos subterráneos. Su cuerpo es alargado y con escamas en forma de anillos. Además su cabeza se confundiría fácilmente con el extremo de su parte posterior del cuerpo, algo que explicaría la creencia de algunas culturas que asegurarían que es un gusano o serpiente de dos cabezas. No tienen extremidades aunque algunas especies de anfisbenios si que poseen extremidades anteriores. Algunas especies se reproducen por huevos aunque otras que se han estudiado son vivíparos. Los anfisbenios son inofensivos aunque podría existir la posibilidad de encontrar alguna especie agresiva debido a que cada cierto tiempo se descubren nuevas especies.


Por tanto, el mito del Olghoï-Khorkhoï que podría haber inspirado a la película de 1990 “Temblores” y que también podría derivar del avistamiento de algún tipo de anfisbenio conocido o no, habría generado la leyenda que hoy se conoce no solo en el desierto del Gobi, también en zonas de América del Sur y Panamá hasta convertir a este extraño ser en un auténtico Monstruo de las arenas.


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