Diciembre de agridulces recuerdos.
Hace poco lo hablaba con Natalia, mi mujer, como parecía que estas Navidades algo dentro de mi se había vuelto ha despertar, como si la ilusión de un niño, ese niño que aún tengo dentro de mi y que lleva años resistiéndose a abandonarme pese a lo que la vida me hace madurar. Una ilusión que estoy seguro a rebrotado poco a poco desde que somos papas, desde que mi hija Ona llegó a este mundo hace 5 años después de recibir un varapalo inesperado que por un momento hundió, dentro de mi, el mundo que estábamos construyendo. Algo me golpeó a mi y de rebote a mi familia en un momento importantísimo, pero gracias a ellos pude ir adelante sin caer porque merecía la pena seguir luchando por todo lo que aún tenía que llegar. Tengo recuerdos fantásticos de mis Navidades de crío, de como me acostaba con aquella mezcla de ilusión e incertidumbre de lo que me iba a encontrar a la mañana siguiente, de los días de vacaciones que pasaba en casa jugando, viendo películas... en definitiva disfrutand...