El Hotel Stanley y la habitación 418.

En 1977 Stephen King publicó una de sus grandes obras, El Resplandor. Para lograr la inspiración necesaria, logró que le permitieran hospedarse junto a su familia en el Hotel Stanley, justo al final de la temporada turística y cuando ya no quedaban clientes, porque cerraba sus puertas unos meses. Durante su estancia, donde se hospedó en la habitación 218, King aseguró haber sentido y visto cosas que, después, le servirían para la trama del Resplandor. Lo cierto es que el Hotel Stanley es conocido como uno de los lugares más activos del país, con una habitación, la 418, que permanece cerrada a los clientes.


Construido e inaugurado en 1909 por Freelan Oscar Stanley, que entre otras fue pionero de la construcción con hormigón, el revelado fotográfico o la automoción, el Hotel Stanley se levantaba frente al mismo Parque Nacional de las Montañas Rocosas. Stanley estaba enfermo de tuberculosis, por lo que viajó hasta aquel paraje natural en busca de aire fresco. Su salud mejoró notablemente, por lo que una idea le vino a la cabeza, construir un gran hotel, frente a aquellas preciosas vistas y en mitad de una naturaleza sanadora. 


No se escatimó en gastos, en lo que debía ser un hotel lujoso y pensado para las personas más pudientes de la ciudad. Con 48 habitaciones, ascensor hidráulico, alumbrado eléctrico, instalación de gas natural, agua corriente, línea de teléfono y una flota de 12 vehículos a vapor, pensados para traer y llevar a sus huéspedes desde la estación de tren al hotel y del hotel a la estación, el Hotel Stanley abrió las puertas para sus pudientes y ostentosos clientes.


Pero unos pocos años más tarde, ese gran proyecto se descubrió como un gran fracaso. La lejanía de la ciudad y sus dificultades para acceder hasta el, fueron factores que influenciaron en la caída de clientes. Fue entonces cuando Freelan Oscar Stanley, vendió su hotel a una empresa privada dedicada a gestionar ese tipo de instalaciones.


Al poco de venderse, comenzaron a circular los rumores sobre fantasmas y fenómenos extraños. Desde luces que se encendían y apagaban, voces de niños donde solo había adultos, ropa que salía volando de las maletas, ascensores que se movían solos, objetos que cambiaban de lugar… fenómenos poltergeist que aterrorizaban y siguen haciéndolo, según dicen, a trabajadores como clientes.

El Hotel Stanley sigue hoy en activo, aunque lejos de aquel lujo elitista de principios de siglo XX. Y aún con todos esos fenómenos que se aseguran vivir, es un lugar perfecto para desconectar, aunque no puede evitar tampoco ni a turistas en busca de lo paranormal, ni a expertos cazadores de fantasmas. De hecho, el hotel se presta a ello e, incluso, tiene tours para quienes llegan buscando el misterio. 



Uno de los atractivos del hotel es su habitación 418, cerrada a cal y canto al público y que solo alquilan a quienes se atrevan a dormir en ella. No son pocos los que se han atrevido y no han terminado la noche, saliendo a toda prisa de allí presas del pánico. Dicen que dentro de la 418, mora un fantasma al que no le gusta nada que otros pretendan instalarse en su habitación.

Decenas de teorías han habido explicando racionalmente los sucesos que allí se viven, pero no todos los fenómenos tienen una explicación lógica.


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