Issei Sagawa, el mediático caníbal japonés.

Corría el año 1981, cuando en la luminosa y romántica París un crimen atroz y propio de una película de terror, escandalizó a la sociedad francesa y nipona. Cuando piensas en la figura del personaje cinematográfico de Anibal Lecter, no puedes dejar de sentir un estremecimiento. Imagina si un personaje similar existiera y caminara impunemente por las calles de tú ciudad. Issei Sagawa es ese hombre.

Issei Sagawa proviene de una familia adinerada y bien posicionada de Japón. Su niñez no fue fácil, pues las penurias de la Segunda Guerra Mundial también atormentaron a su familia, que finalmente logró salir adelante. Issei fue un niño introvertido, al que le costaba relacionase con otros niños y, al que una cojera permanente le dificultaba aún más poder abrirse socialmente. De adolescente empezó a fascinarse por novelas, mitos y leyendas que tenían que ver con el fenómeno caníbal, hasta el punto de llegar a plantearse como sería comerse a una persona.

Destinado a ser el heredero de la fortuna familiar, sus padres financiaron su formación lejos de su país, concretamente en Francia, donde continuaría sus estudios de arte en la ciudad de París. Allí llegaría con un profundo problema de sexualidad reprimida que, hasta entonces, había sido aliviada con encuentros con prostitutas a las que pagaría sumas elevadas de dinero, a cambio de peligrosos juegos sexuales en los que jugaría con la muerte y el asesinato, algo que le excitaba, aunque siempre siendo consciente de que aquello era solo un juego, pues no sentía nada por aquellas mujeres. Issei Sagawa estaba obsesionado con las mujeres altas, rubias y de piel blanca, un prototipo de belleza europea que le volvía loco y con el que soñaba enamorarse alguna vez.

Todo comenzó con una joven estudiante holandesa de 25 años llamada Reneé Hartevelt. Reneé conoció a Issei Sagawa en la universidad donde estudiaban y donde se obsesionó con ella. Tenía todo lo que Sagawa idealizaba de una mujer y rápidamente quiso entablar una amistad para acercarse a ella. Con la excusa de recibir clases de alemán, contrató a Reneé, pero no solo hacía de profesora para Sagawa, ya que también conversaban de historia del arte, poesía, etc... En más de una ocasión quiso dar un paso más allá en su amistad y besar a Reneé, pero esta siempre lo rechazaba, pues solo veía en el a un buen amigo. Sagawa no se rendía e intentaba conquistarla con poemas, cenas románticas en restaurantes, entradas para obras teatrales... sin ningún tipo de resultado.


Una noche invitó a Reneé a su apartamento del centro para cenar y conversar. Sagawa declararía que en un primer momento intentaría tras una puerta disparar a la joven con un revólver que habría conseguido por la espalda e incluso golpearla en la cabeza con la culata del mismo, pero que se reprimiría en el último momento al punto de casi ser descubierto. Pero finalmente otra noche y tras ser, una vez más, rechazado en el intento de besarla y de declararle su amor, Sagawa decidiría según él darle un susto apuntándola con un rifle que guardaba en un armario, con tan mala suerte que tropezaría accionando el gatillo de la misma matando a Reneé. La investigación acabaría asegurando que ese supuesto accidente sería, en realidad, totalmente premeditado.

Al ver en el suelo desplomado el cuerpo de su amada, algo se despertó en él, un impulso imparable que le llevó a desnudarla y abusar de su cadáver sexualmente. Después decidió empezar a deshacerse del cuerpo descuartizándola, pero tras empezar a cortar los trozos con un cuchillo eléctrico de cocina, decidió arrancar un trocito de carne y llevárselo a la boca. Aquello despertó algo nuevo para Sagawa, un placer desconocido que le llevó a ir rebanando y cortando pequeños trozos de sus nalgas, pechos y demás partes del cuerpo para ir almacenándolos en el frigorífico para su posterior consumo, cocinándolos con mucho cuidado. Sagawa durante varios días permaneció encerrado en su apartamento degustando y catalogando los diferentes sabores de cada parte del cuerpo de la joven estudiante. Sagawa declararía que disfrutaría con aquellos actos, además de considerar que de esa manera ella siempre estaría a partir de entonces con él.

Llegado el momento Sagawa decidió deshacerse por completo del cuerpo que aún conservaba. Para ello terminó de descuartizarlo y lo metió en maletas. Llamó a un taxi y le indicó un lugar a las afueras donde pensó olvidar aquellos restos, pero no tardaría en ser detenido por la policía que al entrar en el apartamento y esposar a Issei Sagawa, descubrirían un auténtico horror.



Sagawa aún conservaba porciones del cuerpo de Reneé en el frigorífico para, consumirlos poco a poco y así alargar su placer. Issei Sagawa fue juzgado en París por un juez que, pese a la indignación popular, solo le condenó a dos años de prisión tras diferentes estudios sobre la salud mental de Sagawa. La polémica por la resolución judicial llegaría tras los rumores de negocios entre una empresa japonesa, propiedad de la familia de Sagawa, y la empresa Shell en el país galo.



Pasado los dos años de prisión el mismo juez que le condenó aceptaría tramitar su extradición a Japón, donde curiosamente iniciaría una auténtica carrera de éxito mediático. Biografías autorizadas, libros de arte, entrevistas de televisión, anuncios publicitarios de comida y cine porno donde jugaría a recordar aquel horroroso momento de su vida serían ejemplos de como un auténtico diablo en vida, un asesino caníbal, se convertiría en un fenómeno social y mediático que despertaría aún hoy un extraño interés morboso en la sociedad nipona.



Reconozco que descubrí esta historia hace unos años y desde entonces me tiene perplejo y profundamente horrorizado. ¿Como Issei Sagawa puede seguir viviendo en libertad, con una identidad falsa para protegerse, recordando siempre que puede y le piden, la experiencia de asesinar y comerse a Reneé Hartevelt?, además de analizar y filosofar sobre sus macabros actos. No logro encontrar explicación razonable, ya no a sus actos que son totalmente horribles, si no a como toda una sociedad como la japonesa, puede llegar a acabar aceptando al monstruo caníbal que es Issei Sagawa e incluso adorarlo mediaticamente, siguiéndole el juego por una parte de esa sociedad que debería despreciarlo por algo que hizo y nunca se arrepintió.

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