Árboles venenosos y asesinos.

Ya sea en la estación del año que sea, los árboles son utilizados por muchos para cobijarse del sol, para aprovechar su sombra o para intentar refugiarse de la lluvia, también decoran ciudades, jardines y los más atrevidos/as para trepar por su tronco hasta sus ramas y, ¿quién sabe?, si degustar sus frutos u oler sus flores. Estamos acostumbrados a la bondad e incluso al valor medicinal de muchas clases de árboles que nos rodean en nuestros territorios, pero igual que muchas otras plantas e incluso arbustos, algunos esconden potenciales peligros para salud de quienes deciden acercarse a ellos. Dos de esos aparentemente inofensivos árboles son de los más peligrosos y mortales que puedes encontrarte. ¿Quieres descubrirlos?


EL TEJO.


El Tejo o Taxus baccata es un árbol milenario y místico. Se han identificado Tejos con una antigüedad de 2.000 años e incluso de 5.000 años. Pertenece a la familia de las Taxáceas, un grupo que se expande desde el Jurásico hasta nuestros días, una auténtica reliquia natural protegida en muchos lugares. Puede crecer entre 10 o 20 metros de altura y actualmente se encuentra en zonas de Europa Occidental, central y meridional. Aunque cada vez más los bosques de Tejos son menos, en España por ejemplo se encuentran en zonas de Zamora, Asturias y Cantabria, donde aún es posible encontrarlos de forma aislada sobretodo junto a iglesias o cementerios. Cuentan que se consideraba al Tejo un árbol que representaba la extensa vida y por ello se le consideraba ideal para lugares religiosos. Su crecimiento es muy lento y acostumbra a brotarle frutos, más bien semillas, pasados 40 años. Incluso las semillas del tejo no empiezan a ramificar hasta unos 2 o 3 años.

El Tejo además era un árbol místico desde tiempos inmemoriales. Los antiguos paganos lo consideraban mágico y era objeto de rituales. Aunque lo que realmente identifica al Tejo no es solo su extensa historia, si no que también su alta toxicidad que lo coloca entre los más peligrosos del mundo. De hecho excepto el recubrimiento rojizo de sus frutos, perfecto para que las aves lo agarren y extiendan su semilla, conocido con el nombre de arilo, es lo único no tóxico del Tejo. Todo él contiene Taxina, Taxol y Baccatina unos alcaloides muy potentes que en grandes dosis pueden producir la muerte. Ya los antiguos griegos, que dieron el nombre a este árbol, relataban su poder venenoso y como los bárbaros antiguos untaban sus flechas en Tejo para combatirles.


Su cuadro de síntomas ya sea por ingerir hojas o rozarlas y no lavarse las manos, para después tocarse la cara, boca o ingerir alimentos con restos en las manos, acostumbran a ser los de mareos, náuseas, vómitos y dolores intestinales agudos. Seguidamente la presión sanguínea disminuye provocando estados somnolientos, alucinaciones o estados comatosos, que pueden derivar en una parada cardio respiratoria grave que pueden conducir a la muerte.

Si has de estar cerca de un Tejo ándate con cuidado, pues su belleza esconde un gran peligro.

EL MANZANILLO.


Si el Tejo te dejó con la boca abierta, el Manzanillo no es menos e incluso lo supera. El Manzanillo o Hippomane Mancinella, es considerado como el árbol más mortal y peligroso de todos. Originario de la zona Mesoamericana y de las Islas del Mar Caribe, crece junto a las costas en terreno arenoso donde no es extraño que termine desplomándose debido al difícil agarre de sus raíces en esas superficies, incluso es común ver como sus ramas rozan el suelo ante la dificultad de crecer hacia arriba. De lograr crecer de forma normal, puede llegar a medir hasta los 20 metros.

Es común encontrar cerca de los Manzanillos carteles de advertencia de los lugareños que intentan evitar que la gente se acerque a ellos. Cuentan que el español Juan Ponce de León, que fue el primer gobernador de Puerto Rico, murió a causa de una flecha envenenada con savia de Manzanillo. De hecho cualquier parte del Manzanillo es altamente tóxica, rozar o tocar su tronco, hojas, comerse sus frutos, oler sus flores o incluso acercarse a este árbol puede ser suficiente para terminar envenenado. El Manzanillo tiene el curioso honor de ser el árbol más peligroso del mundo registrado por el Libro Guinness de los records. Los antiguos indígenas ataban a sus troncos a modo de castigo a otros durante horas, provocando que el contacto continuado del árbol en sus cuerpos causara  numerosas y dolorosas ampollas que hacían sufrir a quienes se veían forzados a sufrir esa tortura. Se han dado casos de personas contagiadas a distancia debido a incendios que han arrasado con Manzanillos, ya que al inhalar el humo se inhala su peligroso veneno. De todo el Manzanillo su fruto es lo más peligroso de todo, pues aunque su sabor y textura es dulce y jugosa, poco más tarde provoca sensaciones de ardor, picor e inflamación de la garganta que evita poder comer alimentos solidos. A estos primeros síntomas acompaña un cuadro severo de vómitos y diarreas que deshidratan rápidamente el cuerpo hasta poder provocar la muerte.

Pese al peligro que representa el Manzanillo, está hoy en día en peligro de extinción. De todas formas piénsalo dos veces antes de acercarte hasta él, pues el acto más inofensivo que es echarse la siesta bajo su apetecible sombra, puede provocarte la muerte.


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