Muérdago, la planta del beso y la suerte.

¿Has besado alguna vez a alguien bajo el muérdago? Esta tradición Navideña, extendida gracias a Hollywood, no fue siempre una práctica típicamente de estas fiestas. De hecho, la tradición del beso bajo el muérdago se remonta a los antiguos escandinavos, que consideraban a este curioso arbusto semiparasitario, porque crece de los troncos o ramas de diferentes tipos de árboles, una planta mágica que se mantenía verde todo el año.

Cuenta la leyenda, que la Diosa pagana Frigga quiso hablar con todas las criaturas vivientes de la Tierra, para que no hicieran daño a su hijo Bálder, Dios de la belleza y el sol, por el cual sentía auténtica devoción. Pero en su afán por intentar que ningún ser pudiera lastimarlo, se olvidó del muérdago. El Dios Loki descubrió ese descuido y creo una flecha, la cual tenía muérdago en la punta que acabó por matar a Bálder. Frigga lloró desconsolada por la muerte de su hijo durante tres días, lágrimas que consiguieron resucitar a Bálder. Tras aquello, el Dios Bálder perdonó al muérdago e incluso le despojó de su capacidad venenosa. También declaró que todo aquel que se besara bajo el mismo, obtendría protección contra todo mal.

Hasta aquí la leyenda, pero ¿qué cuenta la historia? Aunque posiblemente los griegos fueran de los primeros en otorgar al muérdago esa aura mágica y de importancia en diferentes ritos y celebraciones, se les atribuye a los celtas del siglo XVII, los cuales tomaron al muérdago como algo sagrado, no solo por sus propiedades curativas y mágicas, también porque era utilizado para firmar armisticios o matrimonios. 

Puesto que el muérdago se creía que propiciaba la paz, aquellos que deseaban la misma debían llegar al acuerdo bajo el muérdago, igual que la celebración de matrimonios o reconciliaciones que se sellaban con un beso. Durante el siglo siguiente, se consideraba un signo de buena suerte que las jóvenes en edad de casarse fueran besadas bajo el muérdago, ya que eso les proporcionaría un buen y feliz matrimonio en el que tendrían muchos hijos o una bonita y duradera amistad. 

La tradición se acabaría extendiendo a buena parte de Europa del norte, donde se colgaría un ramillete de muérdago sobre el marco de la entrada de una casa, para librar a la misma de la mala suerte. De paso, todo aquel que pasara por debajo del muérdago, debería besar o ser besado para obtener buena fortuna y amor, de hecho si el beso se producía en Nochebuena la persona en cuestión encontraría el amor el próximo año o lo mantendría.

La tradición llegaría a Norteamérica gracias a colonos europeos, terminando por formar parte de esas tradiciones que acabarían exportando a medio mundo. Dice la tradición que el muérdago ha de ser regalado y que la casa allí donde esté, será protegida de los malos espíritus.

Así pues, ya sabes, regala y recibe muérdago, se mantendrá en buen estado durante meses, alargando sus propiedades místicas y románticas por mucho tiempo.


Comentarios