Caso ¿cerrado? en el secuestro de Lindbergh Jr.

Hay casos que dejan huella y lo cambian todo. Lamentablemente sucesos horribles como secuestros de menores y otras personas ocurren y mientras la sociedad se vuelca sentimentalmente con las víctimas y sus familias, los responsables de nuestra seguridad y de resolver estos casos deben seguir aprendiendo de los casos del pasado y de sus errores. Uno de esos casos que removieron conciencias, emociones y que provocaron cambios en la legislación de un país como Estados Unidos fue el del caso del Secuestro de Lindbergh Jr.


Charles Lindbergh (1902-1974) fue un ingeniero y aviador estadounidense nacido en Detroit que se hizo famoso tras cruzar el Océano Atlántico de Nueva York a París sin escalas en 1927. Sus más de 6.000 km de distancia cubiertos en solitario fueron todo un hito en la época, una gesta que le sirvió para ser considerado un auténtico héroe americano.


Por su parte Anne Morrow Lindbergh (1906-2001) fue una conocida escritora y aviadora licenciada en Filosofía y letras en 1928. Ambos se conocieron en México y poco después se casarían.



La tarde del 01 de marzo de 1932 el primer hijo de la pareja Charles Augustus Lindbergh Jr. de unos 20 meses dormía placidamente en su cuarto del primer piso de la casa, tras ser arropado por la enfermera de la familia aproximadamente sobre las 20:30 h.


Sobre las 21:30 h. Lindbergh padre escucharía un extraño ruido que llegaría de la planta superior, pero que identificaría en la cocina que estaba en la planta principal. Sobre las 10:00 h. de nuevo la enfermera volvería al cuarto de Lindbergh Jr y descubriría que había desparecido. Tras alarmar a los padres y buscar por toda la casa, arma en mano, a cualquier tipo de persona ajena a ella que pudiera tener a su bebe, Charles Lindbergh descubrió al volver a la habitación del infante en el alféizar de la ventana una nota en la que se reclamaban a la familia 50.000 dolares en concepto de rescate. 20 minutos más tarde llegaría la policía al lugar de los hechos.

La investigación policial descubrió ruedas de neumáticos en el barro de la calle así como los restos de una rudimentaria escalera de madera que pudo haber sido utilizada para llegar hasta la habitación de Lindbergh Jr. Más allá de eso poco más se pudo avanzar en la investigación pese a que la Policía del Estado de New Jersey, el FBI e incluso investigadores privados contratados por Charles Lindbergh y miembros del HAMPA encabezados por el mismo Al Capone estuvieron buscando sin descanso el paradero del hijo de los Lindbergh.


El 12 de mayo del mismo año y poco después de que Charles Lindbergh pagara los 50.000 dolares del rescate, un camionero descubriría de forma accidental el cuerpo sin vida del bebe Lindbergh a pocos kilómetros de la casa familiar. El cuerpo del bebe de 20 meses fue hallado semienterrado, con el cráneo aplastado, la falta de varias extremidades y en un avanzado estado de descomposición. El pobre examen forense que se realizó al cuerpo no lanzó pruebas que pudieran hacer avanzar a los investigadores.



El descubrimiento del cuerpo supuso un duro golpe para la familia y la sociedad norteamericana de entonces que había estado siguiendo con mucho interés el caso. Aún así la investigación estaba completamente atascada por la falta de pruebas. Un auténtico misterio que parecía no tener solución hasta que el 14 de septiembre de 1934 fue detenido mientras repostaba en una gasolinera Bruno Hauptmann, un carpitenro de origen alemán que se encontraba en el país de forma ilegal y que fue acusado del secuestro y asesinato del bebe Lindbergh.


En el registro de su vivienda se encontraron 15.000 dolares que fueron relacionados como parte del dinero del rescate. De forma oficial se aseguró que la policía llegó hasta él tras pagar en una gasolinera con un billete con la misma numeración de los que se habían pagado en el rescate. Su juicio tuvo una gran expectación donde Hauptmann sería condenado a morir en la silla eléctrica, siendo ejecutado en abril de 1936. Este caso llevó a legislar poco después lo que se conocería como la "Ley Lindbergh" que convirtió los casos de secuestro en casos de competencia federal.

Hasta aquí podría considerarse el caso como cerrado, pero hoy en día ni mucho menos se considera así debido a la cantidad de lagunas que contiene la investigación. De hecho el mismo Hauptmann proclamó su inocencia hasta el último momento presentando dos apelaciones que lo único que consiguieron fue atrasar el proceso judicial ya que fueron posteriormente rechazadas. Hauptmann rechazó incluso que le perdonaran la condena a muerte por una de cadena perpetua a cambio de confesar. También aseguró que aquellos 15.000 dolares encontrados en su vivienda el día de su arresto eran de un compatriota exiliado que falleció, además de presentar una serie de coartadas que fueron corroboradas por su mujer y otras personas. El mismo J. Edgar Hoover, legendario manda más del FBI, llegó a denunciar la utilización mal intencionada por parte de la acusación de las pruebas en contra de Hauptmann y que hubieran decantado la balanza a favor del acusado, además de poner en tela de juicio la investigación llevada a cabo por la Policía Estatal de New Jersey que habría acusado a Hauptmann sin pruebas, tal y como destaparon dos periódicos de New Jersey en 1981.



El posible enfrentamiento entre la Policía del Estado de New Jersey y el FBI, llevó a la fabricación de pruebas falsas o declaraciones contradictorias de testigos que se tomaron como buenas provocando la condena de Hauptmann. Teoría que hoy en día sería aceptada por diversos estudiosos del tema y que le habrían convertido, de ser cierto, en uno de los cabeza de turco más polémicos de la historia criminológica de los Estados Unidos.

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