El poltergeist de Enfield: el terror que paralizó a Inglaterra.

Hay historias que parecen escritas para el cine, pero que ocurrieron de verdad. En el tranquilo barrio de Enfield, en Londres, una familia normal se convirtió en el epicentro de uno de los casos más inquietantes del siglo XX. 

Lo que empezó como una pesadilla infantil pronto se transformó en un auténtico poltergeist con testigos, informes policiales y fotografías que siguen generando debate. Si alguna vez oíste hablar de Expediente Warren: El caso Enfield, esto fue lo que pasó… pero la versión real es mucho más aterradora.


🔥Esta entrada de octubre de 2015 ha sido actualizada y republicada, con mejoras en el contenido.

Una noche cualquiera en el barrio de Enfield.

La noche de 1977 en el barrio de Enfield, en las afueras de Londres, en una típica casa adosada británica, Peggy Harper una divorciada de 40 años y sus cuatro hijos, dos niñas y dos niños, se disponían a descansar tras otro agitado día. 

Peggy Harper se despertó apresurada en mitad de la noche al oír a sus dos hijas gritar en su habitación. Al llegar se encontró a sus niñas nerviosas y llorando porque sus camas se movían solas. Tras hablar con ellas las tranquilizó convenciéndolas de que todo había sido una pesadilla.



Las primeras señales del miedo.

La noche siguiente, la señora Harper volvió a despertarse alarmada de nuevo por los gritos de sus hijas. Al llegar a la habitación, le dijeron que estaban escuchando una serie de ruidos, golpes y que una silla que tenían en una esquina de la habitación, se movía sola. Peggy Harper buscó por la habitación sin encontrar nada, así que para tranquilizar a sus hijas decidió llevarse la silla. Pero tan solo salir de la habitación de sus hijas, ella misma empezó a escuchar esos golpes. 

Al volver de nuevo encontró a sus hijas asustadas en sus camas, pero esta vez algo se manifestó con ella presente. Un pesado baúl que estaba junto a una de las paredes se movió unos palmos. Asustada ante esa extraña situación, decidió coger a sus cuatro hijos y marcharse de casa en busca de la ayuda de los vecinos. 


Testigos y policías ante lo imposible.

Unos cuantos vecinos se reunieron en la casa esa misma noche junto a Peggy Harper para inspeccionarla a fondo y descartar que se tratase de una broma pesada, pero no encontraron nada. Mientras los vecinos intentan tranquilizar a la asustada familia, ellos mismos fueron testigos de aquellos golpes y ruidos que no lograban descubrir su procedencia. Ante esa extraña situación llamaron a la policía para denunciar lo que estaba sucediendo. 

Al llegar los policías no dudaron en acceder a la casa para inspeccionarla. El acta posterior de los agentes relataba como una silla no hacía más que moverse por la casa sola, como también unos ruidos y golpes de procedencia desconocida resonaban por cada rincón, así como otros fenómenos que no podían explicar.


Los fenómenos no harían más que empeorar hasta el punto de que los muebles se movían de su sitio, los cajones salían despedidos sin previo aviso, igual que juguetes y otros tantos objetos que eran lanzados hacia cualquier lugar de la casa, poniendo en peligro a los miembros de la familia. Las luces y aparatos electrónicos se conectaban solos y los ruidos y golpes no cesaban de producirse.


El caso salta a la prensa.

El caso se hizo muy popular al aparecer en la prensa escrita. El periódico Daily Mirror se desplazó hasta la casa para intentar inmortalizar alguno de aquellos sucesos. Los reporteros no se fueron con las manos vacías, pero tampoco sin sufrir alguno de esos fenómenos. 



De hecho, tras acceder a la vivienda una pieza de Lego que estaba en el suelo salió disparada hasta estrellarse en la cara misma de uno de los reporteros. Fueron ellos los que ante todo lo que presenciaron, se pusieron en contacto con Maurice Grosse, un miembro de la Asociación para la Investigación Psíquica, expertos en este tipo de casos.


La llegada del investigador Maurice Grosse.

Grosse llegó a aquella casa un 5 de septiembre para entrevistarse con la familia Harper. Tras esa visita los fenómenos que habían estado sucediendo en la casa diariamente cesaron extrañamente durante tres días. 

El 8 de septiembre unos ruidos y golpes que procedían de la habitación de las niñas alarmaron a Grosse y a los demás (familia y periodistas). Al subir a la habitación encontraron a Janet, una de las niñas de 11 años, dormida en su cama, pero junto a ella una silla levitaba a algo más de medio metro de altura. 



Una hora después la silla volvió a levitar siendo captada fotográficamente por uno de los reporteros, pero no fue lo único que presenciaron en la habitación, ya que las puertas de los armarios se abrieron de golpe, un juguete cruzo en el aire de punta a punta la habitación y una fría brisa les estremeció.

El caso ocupó el interés de la opinión pública hasta el punto de ser portada de los periódicos. Peggy Harper junto a Maurice Grosse fueron a un programa de televisión para explicarlo todo lo relacionado con el conocido como Poltergeist de Enfield.

La investigación no cesó, así como tampoco los violentos fenómenos poltergeist que no dejaban de producirse. Cada día que pasaba la familia Harper corría peligro. En la habitación de las niñas se pudo fotografiar una secuencia aterradora que tenía como protagonista a Janet. En las mismas, se aprecia como mientras las niñas duermen, la cortina de la ventana situada al lado de la cama de Janet, empieza a moverse de forma extraña. Esa misma cortina en una ocasión se enroscó en el cuello de Janet mientras dormía, causando a la niña y a la propia familia un gran susto.




Las cámaras también recogieron una secuencia de imágenes en las que se podía apreciar como en la cama de al lado, donde dormía su hermana Margarita, la almohada salía despedida despertando a la propia niña.





Las noches más oscuras de Janet.

Los fenómenos empeoraron cuando se centraron en la pequeña Janet. Ella empezó a hablar con extrañas voces de entidades distintas, una de ellas en voz grave y masculina utilizaba expresiones mal sonantes y soeces impropias de una niña de su edad. En una de las ocasiones en las que Janet entraba en trance y esas voces se apoderaban de ella, una aseguró ser un hombre que había vivido en la casa y había muerto en ella. La niña también pudo ser captada levitando bajo la mirada aterrada de su familia.



Janet tenía que ser agarrada en muchas ocasiones para que no agrediera a nadie en la casa ni a ella misma. En alguna ocasión, tras entrar en trance, se la pudo ver correr por la casa maldiciendo e insultando hasta lanzarse de cabeza contra una pared. También llegó a agredir y tumbar en el suelo a un trabajador social ex-policía bastante grande físicamente. 

El médico que la trataba, una noche decidió aplicarle una dosis elevada de valium para tranquilizarla y conseguir que descansara. Tras clavarle la aguja en el brazo los testigos que allí estaban aseguraron que su cuerpo emitía una leve luz blanca. Un rato después, cuando la dejaron en su cama dormida se escuchó un fuerte golpe que llegaba de la habitación. Al subir a toda prisa, se la encontraron dormida encima mismo de la cómoda de la habitación, aquello sucedió varias ocasiones con Janet completamente dormida y sin recordar cómo había llegado hasta allí.




Las voces de otro mundo.

Grosse se comunicó con las numerosas entidades que parecían poseer a Janet, se le hicieron estudios clínicos para determinar si realmente sufría alguna dolencia mental e, incluso, se estudió la posibilidad de que esas voces fueran intencionadamente producidas por ella. 



Ninguno de esos estudios aportó explicación razonable a todo lo que la familia Harper y la propia Janet estaban sufriendo, pero sí que pudieron comprobar que durante el tiempo que Janet permanecía ingresada, desaparecieron todos los fenómenos, aunque al volver se reanudaban, aunque cada vez menos intensos y violentos.



¿El fin del misterio?


Han pasado más de cuarenta años, y el caso Enfield sigue dividiendo a los escépticos y a los creyentes. Lo cierto es que los informes, grabaciones y fotografías continúan siendo objeto de estudio.

Algunos dicen que Janet fingió… otros aseguran que algo usó a aquella niña como canal. 


Pero quienes estuvieron allí coinciden en algo: esa casa no volvió a ser la misma.



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