Brothers Home: El lado oscuro que inspiró a El Juego del Calamar.

Durante la dictadura militar que vivió Corea del Sur entre el 1981 y el 1987, Brothers Home se presentó como una especie de centro social de asistencia a personas que vivían al margen de la sociedad, proporcionando alimentos, educación y protección. La realidad que se escondía tras todo aquello era muy diferente y aterradora, tanto que en parte inspiró a la serie de televisión de éxito El Juego del Calamar.


Todo comenzó en plena dictadura en Corea del Sur, cuando la pobreza asoló a familias de toda clase, llenando algunas calles y barrios de imágenes de personas sin techo literalmente sobreviviendo a su suerte. Aquello enviaba un mensaje opuesto al que el gobierno dictatorial de la Quinta República de Corea del Sur quería transmitir tanto de puertas afuera como adentro. Por ello, creó una especie de agencia gubernamental para ayudar a todas aquellas personas que lo necesitaran, volcando recursos en darles un futuro mejor. Fue entonces cuando nació en la ciudad portuaria de Busan Brothers Home, al cargo del exsargento del ejército condecorado Park In-geun.



No se tardó demasiado en entrever lo que eran en realidad todas aquellas asociaciones que surgieron como Brothers Home, campos de concentración donde mandar y esconder no solo a gente sin techo, también a opositores al régimen o manifestantes estudiantiles. La cosa fue empeorando hasta el punto que las autoridades no solo retiraban de las calles a vagabundos y mendigos, también lo hacían con niños perdidos que caminaban solos por las calles o que tan solo esperaban en la parada del bus. Bajo el pretexto de acusarlos de un robo u otros delitos, que lógicamente no habían cometido, los agentes que los detenían o se llevaban a la fuerza en plena calle los extorsionaban y presionaban para que reconocieran unos hechos falsos, a cambio de dejarlos tranquilos y en libertad, una libertad que se les privaba igualmente.


En los centros de Brothers Home se practicaban todo tipo de explotaciones como abusos y trabajos forzados, en sus veinte fábricas. Las personas que eran allí recluidas se afinaban en condiciones deplorables, tanto a niveles sanitarios como nutricionales. De hecho, años después se conoció que de las ayudas económicas que estos centros recibían del gobierno para paliar el gasto en comida, tan solo utilizaban una ínfima cantidad y se quedaban con el resto. Las enfermedades y diferentes plagas de pulgas y piojos infestaban a todas aquellas personas que, además, sufrían también abusos todas las noches por parte de algunos otros presos o guardias, puesto que la seguridad era nula y la protección inexistente.



La infame Brothers Home llegó a beneficiarse económicamente del retiro de sus centros de niños y niñas, con el fin de entregarlos para ser adoptados en el extranjero y para el tráfico sexual. Era tal el desprecio a la vida de todas aquellas personas que se suponía debían ayudar, que cuando entraban en alguno de sus centros, se les despojaba de sus nombres e identidades, para otorgarles un número por el que se les iba a conocer a partir de entonces, mientras los vestían con monos deportivos de color azul y zapatillas de goma.


Si bien es cierto que El Juego del Calamar se inspira en varios hechos reales, las semejanzas con algunos de los aspectos que la serie muestra respecto al caso de los campos de concentración de Brothers Home, nos hacen ver la historia desde una perspectiva bien distinta y aterradora, así como una parte no tan divulgada de la historia reciente del país surcoreano, repleta momentos turbulentos.



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