La historia del herpes y los besos.

Diversas publicaciones en medios digitales, se han hecho eco de una investigación muy interesante por parte de la Universidad de Cambridge, publicada en la revista científica ScienceAdvances, con la misión de indagar los orígenes del HSV-1, conocido comúnmente como herpes labial. Y es interesante porque es un virus que afecta, según estimaciones, a unas 3.700 millones de personas en todo el mundo, unas dos terceras partes de la población mundial, que cuando infecta convive dentro del huésped el resto de la vida, bien escondido en nuestro organismo. Pero también es interesante, porque es una infección mucho más antigua de lo que podríamos haber imaginado.

Pese a que científicamente los datos genéticos del herpes o HSV-1 se remontan a 1925, ahora se tiene conocimiento de que lleva con nosotros muchísimo más tiempo, del que probablemente se sospechaba. Para ello, se analizaron muestras de restos de personas de aproximadamente más de 1000 años de antigüedad. De todas ellas, tan solo de cuatro individuos se logró extraer ADN en el que el virus del herpes labial estaba presente. Esto no quiere decir que tantas otras muestras analizadas no lo hubieran tenido en su organismo (se analizaron 3000 muestras de restos de individuos diferentes y de diferentes procedencias), tan solo constata lo complicado que llega a ser detectarlo, más y cuando han pasado cientos e incluso miles de años, así como determinar exactamente desde cuando está presente.

Los restos de esos cuatro individuos pertenecían a tres hombres y una mujer, siendo el más antiguo de hace unos 1500 años, y que eran de un hombre de los Montes Urales en Rusia. Los otros provenían de restos desenterrados de Inglaterra y Holanda.

Estos hallazgos sitúan al virus acompañándonos por más de 1500 años, incluso se cree que mucho más. De hecho, se sospecha que lleva entre nosotros mutando poco a poco a lo largo de los años por más de 5000 años. Sin duda un virus resistente, capaz de tomarse su tiempo para seguir evolucionando y adaptándose a nuestras costumbres. Aunque no siempre fue un motivo de preocupación en occidente, no hasta que nuevas costumbres de muestras de cariño y sexuales, comenzaron a arraigar en nuestros antepasados.

La costumbre de besarse en la boca proviene de la zona euroasiática. De hecho, las primeras ilustraciones sobre besos nos llegan de allí. Y es que fue justo aproximadamente hace 5000 años, en plena edad del bronce, donde se vivieron grandes migraciones hasta el continente europeo y que pudieron exportar esas costumbres. Esto generó que el virus mutara rápidamente al tipo 1, el que nos afecta actualmente, debido a una elevada y descontrolada sobreexposición.

Un dato curioso y que nos muestra lo incómodo que era ya en épocas pasadas contagiarse de herpes, fue en el siglo I, durante el reinado del emperador romano Tiberio. Este decretó la prohibición de besarse en funciones y reuniones oficiales, para evitar la propagación de enfermedades. Muy posiblemente el virus del HSV-1, estuviera haciendo estragos entre las clases altas, políticas y seguro que también entre las clases sociales más bajas. 

El HSV-1 se conoce que afecta a diferentes animales e incluso corales. Los primates no se escapan, por lo que es muy probable que nuestros antepasados neandertales ya lo sufrieran. Pese a todo, hubo un momento en nuestra historia, en el que el virus dejó de propagarse de forma vertical, de la madre al recién nacido, y pasó a mutar en una cepa mucho más contagiosa, persistente y exitosa para su supervivencia, la del tipo 1. Ese momento, como se indica más arriba, pudo tener algo que ver con las migraciones desde Asia, que nos trajeron costumbres que hoy en día forman parte de nuestras formas de cariño más personales e íntimas.

Comentarios