El amor es ciego.

¿Cuántas veces lo has escuchado? Seguro que más veces de las que realmente puedes recordar. De hecho, podríamos estar rato debatiendo si eso es cierto o no, si depende de los gustos o prioridades que una persona espera encontrar en otra, pero resulta que todos estos dilemas y debates pueden quedar rápidamente solventados gracias a la ciencia.


El ser humano es un animal extremadamente social, podría vivir alejado de sus semejantes, pero necesita relacionarse en su día a día de una manera u otra. También es crítico con lo que considera defectos e, incluso, es capaz de emitir juicios de valor. En sí, por estas y otras tantas cosas, los seres humanos somos un animal bastante complejo. Existe algo que parece nublarnos la razón cuando se nos activa en cuestión de segundos, algo conocido como el efecto enamoramiento.

Piénsalo bien, en tú día a día, eres capaz de ver lo malo de cualquiera que te rodea. Eres capaz de diferenciar claramente lo que te gusta de esa persona, aunque también lo malo y eso, es algo natural, innato en nosotros, algo que forma parte de nuestro sistema de alerta y protección. Cuando nos enamoramos todo cambia radicalmente, en ese instante te quedas prendado o atraído por esa persona para la que solo tendrás ojos. En el momento que te enamoras, eres incapaz de ver nada malo en esa persona, por mucho que te esfuerces, todo será entre bueno o maravilloso y eso solo puede producirlo nuestro cerebro. 

En el momento que sientes ese flechazo, tu cerebro se activa y libera en tu torrente sanguíneo una mezcla de sustancias tales como: 
ADRENALINA, la responsable, por ejemplo, de que tú corazón lata mucho más deprisa al ver a esa persona o estar cerca de ella.
DOPAMINA, que nos permite solo centrar nuestra atención en ella.
SEROTONINA, que nos hace pensar casi constantemente en ella.

Además de otras como la OXITOCINA y la VASOPRESINA.

Todas estas sustancias químicas liberadas en nuestro interior y mezcladas entre ellas, forman nuestro enamoramiento. Pero, es una de esas sustancias por la que el amor es realmente ciego, tal y como lo entendemos. 

Gracias a la DOPAMINA, que es la sustancia que centra nuestros pensamientos en esa persona, se bloquea la capacidad de juicio social, de crítica o detección de defectos en esa sola y única persona. La DOPAMINA se activa en el núcleo accumbens, una región de nuestro cerebro que forma parte de su sistema de recompensa, que nos hace sentir bien cuando pensamos en esa persona y nos permite estrechar lazos, básicamente, que haya esa famosa química, además de limitar nuestro interés en otras personas.


Pero ¿porqué sucede tal cosa? Pues muy sencillo, como buenos animales que somos, para preservar nuestro legado y lograr la supervivencia de la especie, necesitamos aparearnos y reproducirnos, por ello nuestro cerebro se encarga ayudarnos a centrarnos en nuestro amor para lograr ese fin tan natural y esencial en todas y cada una de las especies, evitando distracciones que puedan desviar nuestra atención de esa persona especial.

Este mismo proceso, se ha detectado que funciona de igual manera en el momento del parto, considerándose ese enamoramiento como maternal. De igual manera la madre en el instante de ver a su bebé, solo ve cosas buenas pese a todo el dolor y estrés del parto, de tal manera, ese enamoramiento proporciona al bebé esa protección para poder sobrevivir y preservar el legado de la especie.

Bien, ¿es o no es ciego el amor?.

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