Relatos Pandereta: Eterno, el ocaso del héroe (Capítulo 2)

CAPÍTULO 2: EL HÉROE DEPUESTO.


Aquellas palabras significaron un mazazo enorme en el corazón de nuestro Héroe. Su amigo y confidente, desde que todo aquello empezó hace ya unas décadas, había fallecido, dejándole completamente solo en un mundo cada vez más extraño para él. Aunque una sensación le invadía por completo, la de que no había sido capaz de estar a su lado en sus últimos momentos.


- ¿Y tú que pintas en todo esto? ¿Acaso eres la portadora de malas noticias?
- Soy la nueva Comisaria, bueno... al menos eso es lo que seré. En unas horas se hará pública la muerte del Comisario y quién le sustituirá. Pero he creído que era lo correcto que te informase yo, antes de que te enteraras de todo por los medios.
- ¿Como sucedió?
- Lo encontraron en su cama. Murió tras sufrir un largo cancer.
- ¿Cancer? Nunca me dijo que estuviera enfermo.
- Encontramos una carta dirigida a ti. Siento que esté abierta, pero tuvimos que hacerlo...

En esa carta el Comisario dirigía palabras tiernas a nuestro Héroe, como si un padre hablara por última vez a su hijo. En ella le explicaba que hacía ya algún tiempo que había decidido ocultarle su enfermedad, para evitar preocuparle y distraerle. También le advertía de que a partir de entonces, debía ser capaz de afrontar una situación difícil y complicada, pues la ciudad que conocieron una vez había cambiado y, con ello, se avecinaban cambios que debía entender y saber acatar aplicando la razón por encima de todo, para terminar despidiéndose por el orgullo que había significado haberle conocido.

Bajando la cabeza, mientras agarraba con fuerza la carta, las gotas de lluvia disimulaban las lágrimas que empezaban a deslizarse por sus ojos.

- Eterno, antes de marcharme, tengo una noticia que darte... En los próximos días los políticos de esta ciudad someterán a votación la idea de anunciar que la ciudad deja de depender de ti, cortando de raíz cualquier colaboración que puedas mantener entre alcaldía y fuerzas policiales, incluyendo también tú paga, a la que ya no podrás acceder... Lo siento Eterno...

La ciudad daba la espalda finalmente a su Héroe. Era evidente que la muerte del Comisario precipitaba todo aquello y, pese a que en el fondo sabía que alguna vez podría llegar, confiaba en que sus años de devoción y entrega sin condiciones, valiera para que llegado el día pudiera él mismo retirarse dignamente.

- Por último, mañana se velará el cuerpo y pasado será su funeral, si quieres acudir eres libre de hacerlo. Supongo que al Comisario le hubiera gustado.

Y entonces la nueva Comisaría de policía se dio la vuelta y se perdió entre la oscuridad de unas escaleras que bajan por el interior del edificio.

Al día siguiente ya sin la máscara y sentado frente al televisor de su pequeño apartamento, sigue el velatorio y funeral de su amigo, así como todas las noticias que se van sucediendo alrededor de su persona como Héroe caído. Contempla abatido como la ciudad por la que tanto sacrificó se ríe de él, ridiculizándolo sin compasión. Hasta que llega el día en el que la política habla, dirigiéndole palabras duras que ponen en seria duda la legalidad de "mantener" a un enmascarado que no tiene número de la seguridad social, ni cotiza y ni tiene tipo alguno de identificación. Se le exige que de la cara a la vez que renuncie a su condición de Héroe protector y devuelva con intereses lo invertido "indebidamente" en él.

De forma inesperada nuestro Héroe hace aparición en ese debate, en mitad de reacciones de sorpresa de algunos y abucheos de otros. Se dirige al alcalde y pide solemnemente la palabra, no se le veía hacer aquello desde los tiempos más oscuros de la ciudad.

- Señorías. Vengo hoy hasta aquí tras años sin necesidad para ello, para transmitirles algo importante. Un día juré velar por los intereses de mis conciudadanos y de protegerles con mi vida si eso fuera necesario. Por lo que en vista del resultado habido en contra mía, les informo que a partir de hoy mismo, doy un paso al lado y desapareceré de sus vidas, acatando la voluntad del pueblo.

Ante las numerosas caras de asombro que no le esperaban, nuestro Héroe se retira con la cabeza alta pero el corazón destrozado en mil pedazos, para no volver jamás.

CONTINUARÁ...

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